Usted está aquí: viernes 31 de marzo de 2006 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Propósitos de enmienda

HACE 13 AÑOS , en abril o mayo, Rafael Herrerías, entonces nuevo gerente de la Plaza México, convocó a la prensa especializada a una sencilla, pero expectante comida en un modesto restaurante taurino de las calles de Holbein con el fin de presentarse a los medios y esbozar su plan de trabajo al frente del coso más importante del país.

ABUNDARON LAS BUENAS intenciones, los abrazos, las enhorabuenas, los brindis y los votos por el éxito de su gestión. El hombre lucía accesible, afable e incluso se diría que algo inhibido por tantas muestras de solidaridad.

CON EL PASO del tiempo quedaron al descubierto dos cosas: el escaso taurinismo e intratable carácter del gerente y la nula capacidad de respuesta de los sectores taurinos -ganaderos, toreros, subalternos, empresarios, autoridades y medios-, que optaron por plegarse al voluntarismo de aquel. Nunca imaginaron los alcances que tendría esa capitulación.

TRANSCURRIDOS CASI TRES lustros de ensayo y error en los que se agudizó la crisis de la fiesta por la pobre oferta de espectáculo, la escasa respuesta de los sumisos gremios, amenazas y despidos de quienes señalaban incongruencias y una acumulación de festejos sin seguimiento ni lógica, así como la falta de voluntad de los empresarios del país para lograr una mínima coordinación, una nueva empresa se hace cargo de los destinos de la Monumental de Insurgentes: Renovación Taurina 2000, de los matadores en retiro José Antonio González Chilolín y Víctor Curro Leal, quienes recién ofrecieron una comida similar a aquella de hace 13 años.

EN UNA ATMOSFERA cargada de esperanzas, buena voluntad y confianza, Chilolín y Curro lograron lo que hace mucho tiempo nadie lograba: convocar y reunir a todos los medios taurinos, incluso a los relegados por la empresa anterior, así como a representantes de los ganaderos, matadores y subalternos, en un convivio donde los comensales libremente pudieron reflexionar en voz alta y los anfitriones externar su buena disposición, objetivos y acciones concretas.

FIRMARON CON EL dueño de la Plaza México un contrato por tres años, prorrogable otros tres; el 14 de mayo iniciarán una serie de cuatro corridas con ganado muy serio para toreros muy decididos; posteriormente darán un mínimo de 12 novilladas; señalaron como una de sus prioridades recuperar y fomentar la unión de todos los sectores sin menoscabo de su autonomía.

OFRECIERON ARMAR CARTELES pensando primero en el público; reiteraron que a la México los toreros tienen que llegar a triunfar no a aprender, por lo que quienes quieran un puesto en esa plaza tendrán que ganárselo a pulso; expresaron que las demás empresas taurinas están en el mismo canal, y confesaron, no sin causar inquietud, que ellos no vienen a competir con ninguna empresa.

COMO SIEMPRE, TRATESE de la empresa que se trate, se aquilatará la calidad de sus logros y la honestidad de sus propósitos en función de su congruencia entre lo enunciado y lo conseguido. El público, harto de tanta autorregulación sin eficacia, espera deseoso buenos motivos para regresar a esa plaza.

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