Usted está aquí: viernes 31 de marzo de 2006 Opinión El doblegamiento

Luis Javier Garrido

El doblegamiento

La aprobación de la ley Televisa es un acto de extrema gravedad, que constituye un enorme retraso en la vida pública de México y un avance en el proceso de toma del Estado mexicano por el consorcio Televisa y los intereses neoliberales, que buscan someter al pueblo mexicano e imponerle un pensamiento único: el que dictan los poderes financieros internacionales. Es, en suma, un paso adelante en el proceso de desmantelamiento de la nación, y de fascistización del país.

1. La aprobación precipitada de un "paquete" de modificaciones a la Ley Federal de Radio y Televisión y a la Ley Federal de Telecomunicaciones, la llamada ley Televisa, por la Cámara de Diputados, el primero de diciembre de 2005, y por el Senado de la República el día de ayer 30 de marzo, constituye no sólo una clara violación al espíritu y a la letra de la Constitución, un atentado contra los intereses de la nación y un acto político vergonzoso que pone en entredicho a los legisladores: es una evidencia más del apanicamiento de Fox y de su grupo, y de la "clase política" priísta y panista ante la posibilidad de perder las elecciones en 2006, que se traduce en un avance en el proceso de destrucción del Estado y de desmantelamiento de la nación.

2. La ley Televisa es contraria al principio constitucional de que la nación debe preservar el control estratégico del espectro radioeléctrico y de las telecomunicaciones y el Estado ha de ser el rector y garante del derecho a la información, y tiene un carácter ilegal pues entrega las facultades públicas de otorgar las concesiones a un ente privado, que es presuntamente "autónomo" pero está sometido de hecho a los poderes trasnacionales (como es el caso del Banco de México), la Comisión Federal de Telecomunicaciones o Cofetel, que representará los intereses monopólicos de Televisa, los cuales salen fortalecidos al asegurársele al consorcio la dominación del espectro de las telecomunicaciones por muchas décadas por el principio de concesiones de 20 años y un refrendo automático. Y lo es también porque al otorgar gratuitamente un bien del Estado a unos particulares configura un acto de corrupción institucional sin precedentes.

3. Vicente Fox pasará sin duda a la historia mexicana, junto con Carlos Salinas de Gortari, como los dos gobernantes más corruptos en la historia de México. Al igual que éste, Fox, o mejor dicho los esposos Fox, hicieron negocios privados con los bienes públicos y desmantelaron la nación para enriquecerse sin límites. De acuerdo con el senador Javier Corral, disidente panista, la ley supone un regalo de mil millones de dólares del gobierno a Televisa, que controla el 62 por ciento de la televisión comercial, pues en cualquier país, incluyendo Estados Unidos, el uso del espectro radioeléctrico es cobrado a los concesionarios, y aquí se le otorga de manera gratuita, y se le da de hecho, por una serie de trampas legaloides, de manera permanente (La Jornada, 27 de marzo).

4. La precipitación del gobierno foxista y de la mayor parte de los legisladores del PRI y del PAN -y en un principio de los del PRD- para aprobar la ley Televisa en plena campaña electoral -en medio de una serie de imputaciones hechas a los dos consorcios televisivos de haber llevado a cabo una componenda con el gobierno foxista y con el PRI, tras un procedimiento viciado, con la oposición de los pequeños y medianos concesionarios, con la opinión en contra de la consulta pública organizada por los legisladores y de los expertos en la materia, ignorando la preocupación expresada por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y en medio de una indignación de amplios sectores sociales por el despojo hecho a la nación y al pueblo- sólo refleja su miedo a perder el poder el primero de diciembre. Y es por este temor que creyeron urgente fortalecer su relación perversa con Televisa y Televisión Azteca haciéndoles a estos consorcios esta concesión inimaginable, para cobrársela de inmediato: efectuando primero un último intento para impedir desde los consorcios de radio y televisión la llegada de López Obrador a Palacio Nacional, y luego para tratar de acotar al nuevo gobierno desde los grandes medios masivos de comunicación.

5. La indignación fingida de Televisa ante los señalamientos hechos en diversos medios, tanto por sus cochupos con los gobiernos priístas y ahora con el gobierno panista de Fox como por el carácter gansteril de las prácticas utilizadas por sus dirigentes, es ridícula. El texto vergonzoso leído por Joaquín López Dóriga la noche del 28 de marzo sólo confirma el carácter delincuencial del arreglo, y como los mexicanos lo saben y la credibilidad del consorcio es nula fingen una dignidad que no tienen. López Dóriga, Adela Micha, Carlos Loret y Víctor Trujillo son vistos por los mexicanos de la misma manera que ven a Mario Marín, gobernador de Puebla, o al senador panista Diego Fernández de Cevallos, y ellos lo saben.

6. Otro hecho más no puede olvidarse: el control de los medios masivos de comunicación y el papel de guardián del modelo neoliberal se le está dando en México a una corporación que ha logrado que la televisión mexicana sea una de las peores del mundo, y que tiene una responsabilidad histórica por su papel en envilecer a través de su programación de basura al pueblo mexicano, al que ha tratado de engañar y confundir durante décadas.

7. La forma de relacionarse de los dueños de Televisa con la "clase política" y con la sociedad, y la intolerancia de que hacen gala, no dejan lugar a dudas del papel político que pretenden tener. La descripción que hace Proceso (núm. 1534) de la cena con la que festejaron en Valle de Bravo el 3 de febrero el haber culminado una encerrona de tres días, en la que "comparecieron" ante ellos los tres principales candidatos presidenciales, es muy clara. Cuando se disponían a presenciar una pelea de gallos en un palenque improvisado en los jardines del restaurante Rodavento y Emilio Azcárraga le hacía una sugerencia a Bernardo Gómez, vicepresidente de la empresa, éste, sujetando a uno de los gallos, lo degolló delante de los 100 invitados horrorizados y les advirtió: "Esto le puede suceder a quien se meta con Televisa".

8. La "clase política", salvo algunas excepciones, se hunde tras este episodio en el fango del desprestigio, y muy especialmente los diputados y senadores de la que será tristemente célebre 59 Legislatura, y en especial los diputados del PRD que el primero de diciembre, en un "debate" que duró "menos de siete minutos", aprobaron "por unanimidad" en San Lázaro esta ley, y de nada valen sus explicaciones por esta nueva traición que cometen al pueblo de México.

9. La aprobación de la ley es, por último, un golpe a las aspiraciones democráticas de los mexicanos y al principio de que debe haber una pluralidad en los medios: una evidencia más de que en nuestro país no hubo ningún proceso "de transición" sino, por el contrario, un fortalecimiento de los poderes oligárquicos.

10. Pero si esos poderes de hecho que hoy se han impuesto al Estado y sometido a la "clase política" creen que se han impuesto también al pueblo mexicano, se están equivocando por completo.

 
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