Usted está aquí: martes 28 de marzo de 2006 Opinión Colección Blaisten

Teresa del Conde

Colección Blaisten

Mi propósito es poner en relieve un volumen que como libro de arte alcanza condición de perfección, auspiciado por el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Juan Ramón de la Fuente, en edición de El Equilibrista. La idea de realizarlo provino de Gerardo Estrada, conocedor de esta colección que rivaliza y en ciertos aspectos supera los acervos oficiales o bancarios abocados al arte del siglo XX, iniciándose con las postrimerías del XIX para continuar con lo que se ha entendido por Escuela Mexicana, incluida la escultura.

No es un cofee table book, aunque puede vérsele superficialmente como tal, por la cantidad y calidad de las ilustraciones que contiene, acompañadas de entradas escritas por varios especialistas. Las láminas, 223 en total, aparecen en orden cronológico; el diseño, limpio, claro, sin alardes tipográficos ''inovatorios" (que a veces tanto dañan) es de Daniela Rocha. Es un libro que está al servicio de su contenido, no al revés.

Contiene dos ensayos impecables: el primero se debe a Fausto Ramírez y es una revisión académica sobre los principales movimientos implícitos en la visión de conjunto. El segundo, de James Oles, depara sorpresas porque versa sobre el fenómeno del coleccionismo al que aporta notas insospechadas.

Esta elección temática enaltece a Blaisten como representante del coleccionismo bien orientado debido al espectro que ofrece de lo que ha venido adquiriendo: desde muy joven, el antes empresario, se propuso un conjunto dirigido hacia determinada meta y la única firma importante que falta en el rubro que abarca (me temo que ya pasó la oportunidad) es Frida Kahlo, aunque nunca se sabe, acaso el encantador cuadro de las Azoteas (¿1925-26?) todavía es adquirible.

En tiempos pasados yo visitaba esa colección cuando quería y hasta fui testigo de la adquisición de La domadora, de Julio Ruelas, representado además con tintas originales que ilustraron La Revista Moderna. Tiempo después, varios ejemplares del acervo Blaisten se exhibieron en la sala permanente más bien semipermanente) del Museo de Arte Moderno, donde se verificó en 1993 una retrospectiva de Alfonso Michel, pintor que junto con María Izquierdo está entre los que tienen representación más abundante, dado no sólo el número, sino la calidad de las piezas. Otro tanto puede decirse de Angel Zárraga, presente con obras de tónica simbolista y con una atractiva pintura que obedece a un cubismo atípico. Fue realizado en 1917, cuatro años después de que Diego Rivera pintara El puente de San Martín (1913), una de las piezas más relevantes y conocidas de su etapa cezaniano-precubista.

Además de autores que son consabidos, como Tamayo, Orozco, Siqueiros, Dr. Atl, Agustín Lazo, Julio Castellanos, etcétera, hay varias sorpresas, entre las que están las estupendas máscaras de Germán Cueto, estudiadas por Serge Fauchereau, quien incluyó varias en notable exposición internacional. En el libro las abordó James Oles en una de las entradas más extensas allí contenidas.

Otras sorpresas están referidas a la inclusión de algunos de los pintores de las Escuelas al Aire Libre sobre las que Laura González Matute dio una visión documentadísima, de allí han derivado otras. Lo que cobra importancia aquí es no sólo el movimiento de conjunto, sino la relevancia de algunos de sus representantes individuales, como Fernando Castillo (1895-1940) . Uno de los directores de dichas escuelas fue el japonés Tamiji Kitakawa, que llegó a México en 1921. La pintura que lo representa probablemente fue realizada en fecha algo anterior a su arribo.

Hace una semana comenté la grata impresión que produce El Eco, que más que un museo es un centro de experimentación interdisciplinaria. Allí se presentará el próximo jueves 30 de marzo el volumen que comento.

Su revisión permite adentrarse en aspectos llamémosles ''curiosos", que no son del dominio común. Así, hay una extraña pintura realizada por Fernando Leal en 1939. Al verla por primera vez, me animé a dar una interpretación de la misma: son dos personajes de La tempestad, de Shakespeare: Ariel y Calibán. El tema fue reconfirmado después por el hijo del artista: Fernando Leal Audirac.

Otra pieza muy peculiar que conocí en el momento en el que se efectuó su adquisición es Corazón egoísta, de Olga Costa. También están representadas Angelina Beloff y Celia Calderón, quien fue maestra de Blaisten cuando él cursaba sus estudios en San Carlos. Allí inesperadamente ocurrió su suicidio en día de clase.

 
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