Usted está aquí: martes 28 de marzo de 2006 Mundo Ataque suicida en Mosul contra reclutas del ejército deja 40 muertos

Acusa el Ministerio de Seguridad iraquí a EU de atacar la mezquita de Mustafá

Ataque suicida en Mosul contra reclutas del ejército deja 40 muertos

Chiítas suspenden negociación para un gobierno de unidad por la ofensiva estadunidense

Encuentran en un año tres mil "extremistas" infiltrados en las fuerzas de seguridad de Irak

AFP, THE INDEPENDENT Y DPA

Ampliar la imagen Nueve cuerpos encontrados ayer en Bagdad, todos con señales de estrangulación, fueron enviados a un depósito de cadáveres al cual audieron algunas personas para tratar de identificarlos Foto: Ap

Bagdad, 27 de marzo. Al menos 40 personas murieron este lunes en un atentado suicida contra reclutas del ejército iraquí en la norteña ciudad de Mosul, en una jornada en la que 10 personas más perdieron la vida en la capital, mientras el Ministerio de Seguridad iraquí y funcionarios chiítas acusaron al ejército de Estados Unidos de haber lanzado la víspera un ataque contra la mezquita de Mustafá que dejó 37 víctimas mortales.

En Mosul, 40 personas, reclutas en su mayoría, murieron y 20 resultaron heridas en el atentado cometido en la base conocida como Tamarat en la región de Azki Kalak por un suicida que llevaba un cinturón de explosivos, declaró una fuente de seguridad en Bagdad.

Un comunicado colocado en una página de Internet y cuya autenticidad no se pudo verificar, da cuenta de un "Consejo" integrado por siete grupos armados sunitas y controlado por Al Qaeda en Irak, que reivindicó el atentado, al precisar que fue cometido por un saudita.

Mientras, en la capital iraquí perdieron la vida otras 10 personas, siete de ellas en dos ataques con cohetes katiuska y mortero contra el barrio Zaafaraniya, lo que elevó a 50 el balance de muertos este día.

En más hechos violentos, la policía iraquí recuperó 18 cadáveres de jóvenes chiítas asesinados en el norte de Bagdad, mientras que otros nueve cuerpos con señales de estrangulación fueron hallados en la capital y un grupo armado secuestró a 16 trabajadores de una empresa iraquí de comercio exterior radicada en el oeste de Bagdad.

Un día después de un confuso ataque a la mezquita de Mustafá en el barrio de Ciudad Sadr, las fuerzas estadunidenses enfrentaban hoy acusaciones tanto del gobierno como de líderes chiítas.

El ejército invasor, que reportó la muerte de 16 insurgentes, insistió en negar toda implicación en el ataque y lo describió como una operación de las fuerzas especiales iraquíes contra una guarida rebelde que no estuva dirigido contra el templo.

Líderes chiítas, que aseguraron que 37 devotos fueron asesinados en el ataque, exigieron que Estados Unidos regrese el control total de la seguridad al gobierno iraquí.

Jawad Maliki, vocero y aliado del primer ministro Ibrahim Jaafari, señaló: "La alianza llama a una rápida restauración de los asuntos de seguridad al gobierno".

Como consecuencia de esta crisis, los chiítas suspendieron las negociaciones para formar un gobierno de unidad nacional, pero la Casa Blanca insistió en que "los líderes electos formen un gobierno lo más pronto posible", dijo el vocero Scott McClellan.

A su vez, el presidente iraquí Jalal Talabani informó que Estados Unidos aceptó "formar una comisión iraquí-estadunidense para investigar el ataque" a la mezquita de Mustafá, donde supuestamente se encontraban militantes del Ejército del Mehdi, que pertenece al clérigo radical Moqtada Sadr.

"Las tropas estadunidenses y las fuerzas especiales iraquíes cometieron un crimen atroz al atacar la mezquita Mustafá. Se trata de un crimen organizado con graves implicaciones políticas y de seguridad, y cuyo objetivo es incitar a una guerra civil", señaló en un comunicado el bloque chiíta mayoritario en el Parlamento.

El gobernador de Bagdad, Hussein Tah-an, indicó que el concejo provincial de la capital cortó todos los lazos de cooperación con las tropas invasoras, hasta que no se integre una comisión independiente que investigue el ataque.

En tanto, la policía iraquí descubrió 3 mil "criminales y extremistas" entre sus miembros de las fuerzas de seguridad desde principios del verano de 2005, informó el ministro del Interior, Bayan Bakr Solagh, en entrevista con el diario árabe Al Sharq al Awsat.

La Casa Blanca desmintió que el presidente George W. Bush no haya hecho todo para evitar la guerra en Irak, pero no negó explícitamente la existencia de un documento citado por el New York Times.

Según el diario neoyorquino, Bush dio a entender al primer ministro británico, Tony Blair, en una reunión en la Casa Blanca el 31 de enero de 2003, menos de dos meses antes del comienzo de las hostilidades, que estaba dispuesto a atacar a Irak, independientemente de que los inspectores encontraran o no armas de destrucción masiva.

El periódico cita un memorándum del más alto consejero de Blair para asuntos internacionales, David Manning.

Ante el Parlamento australiano, Blair señaló que una retirada de las tropas británicas de Irak significaría "darles la victoria a los terroristas y un revés para el mundo moderno".

"Este no es el momento para salir. Este es un momento para continuar con coraje", dijo Blair, quien inició en Australia una gira que lo llevará posteriormente también a Nueva Zelanda e Indonesia.

Además, el premier presagió una posible "reducción" sustancial de las tropas de su país en Irak, aunque sólo cuando las fuerzas de seguridad iraquíes sean capaces de defender al país.

A todo esto, Estados Unidos exigió a Rusia una explicación sobre los informes según los cuales Moscú habría dado a Saddam Hussein informaciones secretas sobre los movimientos de tropas de Washington durante la invasión a Irak, el 20 de marzo de 2003.

Insisten en una explicación rusa

El secretario de Estado adjunto para Asuntos Europeos, Dan Fried, habló con el embajador ruso para pedirle que transmitiera un pedido a Moscú con el fin de obtener una explicación sobre las acusaciones, informó el Departamento de Estado.

De su lado, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, calificó de "mediocre" la actuación de Estados Unidos en la "guerra ideológica" contra el extremismo en el mundo.

El jefe del Pentágono dijo que es "lamentable" el desgaste de la imagen de Estados Unidos en el mundo que, según él, tornaba mucho más difícil la tarea de Washington en el mundo, al hablar en la escuela militar del ejército en Carlysle (Pennsylvannia, este).

En un discurso sobre "la naturaleza del enemigo", Rusmfeld sostuvo: "hoy muchos quisieran ver a Estados Unidos a la defensiva, o sea, ver el país cambiar la estrategia que había desarrollado hasta el 11 de septiembre de 2001. Afirman que una retirada de Irak permitiría escapar a la violencia, pero sabemos que ese resultado sería de corta duración".

Rumsfeld recordó las atrocidades cometidas en Irak incluso contra niños, y estimó que la violencia no habrá de cesar hasta que las ideologías extremistas se confronten "con los valores que millones de personas en todos los continentes defienden como conquistas."

 
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