Usted está aquí: lunes 27 de marzo de 2006 Opinión CIUDAD PERDIDA

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Fracasa Alvarez Icaza en su campaña contra AMLO y Ebrard

Ya sin máscara, el presidente de la CDHDF opera en favor del PAN

AHORA, EN franca actividad política a favor del panismo, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Emilio Alvarez Icaza, convocó el viernes pasado a líderes de organismos ciudadanos, para advertirles que el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y de Marcelo Ebrard, uno en la Presidencia de la República y el otro en la jefatura de Gobierno del DF, significaría el arribo del autoritarismo al país y su capital.

EN LA reunión, donde se apreció al ombudsman cuando menos irritado, culpó a Edgar Cortés, quien estuvo al frente del Pro, y a Rocío Culebro, ex colaboradora de la propia comisión, de haber sido quienes filtraron a Ciudad Perdida los datos sobre la cena de despedida a la ex secretaria de Desarrollo Social, hoy encargada de la campaña de Felipe Calderón, Josefina Vázquez Mota, donde él, el propio Alvarez Icaza, ofreció su apoyo al candidato panista y presionó para que algunas organizaciones no gubernamentales se unieran a su ofrecimiento.

LA ACUSACION la ha repetido en muchos lugares, aunque con muy poco éxito, porque ninguno de los acusados tiene relación con este espacio, pero su intención ha sido desprestigiar a los dos personajes frente a los líderes de las otras organizaciones.

EN EL caso de Rocío Culebro, explica que la supuesta filtración proviene de la venganza que la luchadora por los derechos humanos quiere ejercer sobre él, después de que la despidió de la comisión para poner en su lugar a un recomendado de la ex secretaria de Desarrollo Social del gobierno foxista, aunque no ha dicho cuáles podrían ser la razones por lo que hace a Cortés.

FRENTE AL fracaso de sus acusaciones, ahora preparó una carpeta informativa, de pastas rojas, según nos dijeron, en la que se prueba que López Obrador y Ebrard son una amenaza para las libertades que él supuestamente defiende.

EN ESA carpeta informativa, como prueba irrefutable del autoritarismo de ambos políticos destaca, según nos cuentan, los espacios periodísticos que ocupan Ciudad Perdida y notas informativas publicadas en La Jornada.

DESPUES, ALVAREZ Icaza presentó el caso Eumex que, como ya es del dominio público, formó un frente de abogados panistas para, desde algún recoveco legal, impedir que la empresa cumpla con sus obligaciones fiscales.

NO CONFORMES con la lucha legal, abrieron un nuevo frente para presionar al gobierno capitalino. Con la ayuda del ferviente filopanismo de Alvarez Icaza -quien atendió a los intereses de Eumex, que no de los empleados, los cuales supuestamente fueron violentados en sus derechos humanos- se dieron a la tarea de tratar de fijar la verdad de la empresa como la única, pero también fracasaron.

YA SIN máscara, Alvarez Icaza se montó abiertamente en la lucha política por la sucesión. Para él, son las formas de gobierno del panismo las que deben prevalecer en la ciudad y el país, cosa que por ningún motivo es censurable. Cada quien puede libremente optar por la idea política que mejor le acomode.

LO MALO es que se use a la CDHDF para intentar, o para presionar a las organizaciones civiles, imponer sus propias convicciones, y que para ello se comprometa la integridad de la institución y se haga creer a gente de buena voluntad que este espacio es el instrumento golpeador del actual jefe de Gobierno, Alejandro Encinas.

A FIN de cuentas son los hechos, y nada más, los que han puesto en evidencia a Alvarez Icaza. Su necesidad de argumentar en contra de esos hechos explica cómo, desde su forma de pensar, y por ello de su interés partidista, se puede torcer el camino eminentemente imparcial que debería guardar, y que perdió desde hace ya buen tiempo la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.

Asunto concluido

LA RESOLUCION del séptimo tribunal colegiado en materia administrativa que da a la ciudad de México y sus habitantes la razón en contra de la empresa española Eumex, parecería echar por tierra, entonces, no sólo los alegatos de la empresa, sino también el fervor azul de Alvarez Icaza, que poco podrá decir frente al hecho, por más que la justicia, incluyendo la que él pretende, se tuerza y se retuerza a veces. Ni modo.

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