Usted está aquí: lunes 27 de marzo de 2006 Cultura Basura y cansancio, lo que dejó a Guelatao la celebración a Juárez

Para nosotros no es una efigie, es como el tata de los que vivimos aquí, afirman

Basura y cansancio, lo que dejó a Guelatao la celebración a Juárez

Absurdo y retórico el festejo oficial; nosotros le habríamos hecho una gran fiesta de cumpleaños, señalan

¿Por qué se queja Fox de los disturbios que hubo, si él no lo quiere?, aseguran vecinos

MONICA MATEOS-VEGA ENVIADA

Ampliar la imagen Este 21 de marzo, para celebrar el bicentenario del natalicio del Benemérito, se develó una nueva escultura en la plaza central de la localidad. La efigie mide cuatro metros de alto, está sentada, y tiene en las manos las Leyes de Reforma Foto: Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Los turistas pueden visitar la réplica de la casa donde nació el Benemérito de las Américas * Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen En Guelatao, la figura de Benito Juárez es omnipresente. La gente lo ve más que como un ídolo o una figura histórica, como un integrante de la comunidad * Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Custodiando la laguna encantada, la figura de Benito niño * Mónica Mateos-Vega

San Pablo Guelatao, 0axaca. En Guelatao casi todos los habitantes coinciden en que lo más notorio que les dejó el festejo por el bicentenario del natalicio de Benito Juárez fue la basura y el cansancio.

El 21 de marzo tuvieron que dar de comer a los poco más de cinco mil visitantes que asistieron al acto conmemorativo que estuvo encabezado por el presidente Vicente Fox. Se trató de un gran esfuerzo organizativo si se toma en cuenta que la comunidad está conformada por apenas unas mil personas (contando a niños y ancianos).

Es decir, fueron sólo unos 100 guelatenses los que tuvieron que preparar la comida (arroz, frijoles, pollo, mole, "lo mejor con lo que siempre se recibe a alguien"), limpiar y atender a los miles ya mencionados. Aunque, eso sí, expresan: "el gobierno estatal pagó todo", pero fue un caos que les dejó mal sabor de boca.

Muchos no pudieron entrar o salir de sus casas, sitiadas por elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP). Luego, "hasta nos estaban echando la culpa" de las protestas de maestros que "empañaron" el acto.

"Ellos (el EMP) fueron los responsables por cerrar el paso a todo mundo y ocasionar los tumultos", explican; "en nuestro pueblo todos tiene el camino libre, aquí ya vino el subcomandante Marcos (La Jornada, 9 de febrero de 2006), vino (Roberto) Madrazo, vino Andrés Manuel (López Obrador, La Jornada, 22 de enero de 2006) y si quiere, también a Felipe (Calderón) lo recibimos, ¿cómo no?", señala don Rosendo, quien el miércoles 22 de marzo, muy temprano, se dispuso a ayudar en la limpieza del pueblo.

"Además, ¿para qué se queja Fox?", agrega con sonrisa pícara, "ni modo que hubiera venido a la tierra de Juárez y se hubiera ido como si nada. Si Fox no quiere a Juárez. Eso lo sabemos todos."

Al otro día del bicentenario, las calles recién adoquinadas de Guelatao amanecieron hechas un desastre, pero poco a poco volvieron a la normalidad con la ayuda de todos: es la costumbre, el tequio, el trabajo comunitario.

Los vecinos terminaron de barrer el pueblo y continuaron sus actividades cotidianas: para ellos celebrar a Juárez "como lo hacen los gobiernos federal y estatal" es un tanto "absurdo" y "retórico".

Juárez es para los guelatenses una figura más cercana, como un familiar, o inclusive el tata (como se llama con respeto a los viejos) de todos los que han nacido en este pueblo enclavado en la sierra. Para celebrar el 21 de marzo, más que honores patrios y ceremonias ostentosas, "nos basta con una gran fiesta de cumpleaños, como la que le haríamos a cualquier abuelo".

Manita de gato a recintos históricos

A las 9 en punto se abre todos los días en Guelatao el Museo Crónica de la Obra de Juárez, al cual también le dieron su manita de gato para que estuviera reluciente el gran día. Le cambiaron el piso y le pintaron la paredes. Frente a este recinto se encuentra la plaza cívica, presidida por una nueva escultura de cuatro metros alto de Juárez sentado con las Leyes de Reforma entre las manos.

En total, el pueblo de Guelatao recibió una partida de casi 20 millones de pesos para "hermosear" la plaza central y calles aledañas para el gran acto del bicentenario del Benemérito de las Américas (La Jornada, 20 de marzo de 2006).

"Históricamente nos merecíamos el remozamiento de nuestra infraestructura", afirma con orgullo la encargada del pequeño museo, conformado por reproducciones de ilustraciones que explican la vida del prócer, así como por una miniatura de la carroza que utilizó el ex presidente mexicano para recorrer el país.

Los fines de semana, añade, el pueblo recibe la visita de unas 300 personas, "y en vacaciones más". En su mayoría se tratan de turistas que desean conocer la tierra natal de Juárez, pero en la actualidad, las agencias de viajes han llevado a la zona a quienes gustan del ecoturismo.

Además del museo, se puede visitar una réplica de la humilde casa de adobe donde nació Juárez, un sinfín de bustos, estatuas y retratos del ilustre guelatense, una antigua capilla ubicada en lo que hoy es el panteón municipal y un árbol sabino plantado por Lázaro Cárdenas en 1937.

Una escultura en bronce del niño Benito, que evoca su época de pastor, se encuentra junto a la laguna encantada, en la que, cuenta la tradición popular, por las noches se escucha el sonido de un caracol, proveniente de una gran roca que nunca ha podido ser dinamitada y que es la entrada al lugar donde mora "el dueño" de ese estanque, "quizá un chaneque".

En esas aguas nunca se ha ahogado una mujer, "puros hombres, porque somos más brutos que ellas", bromea Carlos Martínez, presidente municipal de Guelatao, quien el 21 de marzo le dijo a Fox, mediante su discurso, que en la actualidad la defensa de la soberanía del país "se ha convertido en un discurso vacío que daña los más entrañables principios heredados de Juárez".

Justo cuando Martínez hablaba se suscitó la bronca entre el EMP y los maestros oaxaqueños, por lo cual "quizá el presidente y quienes lo acompañaban (entre ellos, el secretario de Gobernación, Carlos Abascal) no escucharon" lo que decía el munícipe.

Esas palabras dichas en el bicentenario de Juárez hoy se ofrecen al visitante junto con el folleto turístico de Guelatao. Entre otras cosas, el discurso apunta: "el despotismo racista de los conservadores que enfrentó y venció Juárez no se ha terminado de ir, más bien pareciera volver sobre sus pasos. Portamos en la actualidad una ideología tan nebulosa que ni la laicidad puede aclarar.

"Hoy la globalización se nos cuela por todos los poros, contamina nuestra sangre, nos impone gustos nuevos, con iniciativa impuesta se adueña de todo nuestro cuerpo. En estos tiempos seguimos negando la riqueza de la diversidad, de nuestras raíces, de nuestras cosmovisiones, como si el discurso no tuviera, frente a la historia, su propia fuente de transformación.

"No olvidemos que Juárez fue un indio que superó todos los obstáculos, y por evitar que se formen nuevos Juárez o Garcías, hoy se le pone precio a todo, incluso hasta a los sueños.

"Conceptos como liberalismo social o democrático se convirtieron en abstracciones de una masa mediatizada en partidos y religiones, todos consumidores de oligopolios financieros y tecnológicos.

"Pensar en un liberalismo que respeta la comunidad quizá permita entender las utopías del Benemérito, que partieron de un territorio de raíces de calidad; con ello, podemos salir a flote de este mar cuantitativo que esteriliza el espíritu, que mata la poesía, convirtiendo nuestra existencia en una máquina remedo de humano.

"Los pueblos originarios ofrecemos nuestra comunalidad para detener la voracidad del mercado. Sólo deseamos oídos prestos a nuestra creatividad, a nuestra reciprocidad, a nuestra sustentabilidad. La razón nos asiste, la experiencia nos obliga, la patria desea mañanas nuevas."

Todo el año es del Benemérito

Para los habitantes de Guelatao la celebración por el bicentenario del natalicio de su paisano será durante todo 2006, no sólo el 21 de marzo.

Si bien les fueron impuestos el mega acto conmemorativo, con todo y la nueva estatua, así como un asta monumental "para la bandera más grande de México", ahora utilizarán la reluciente plaza (que es de la nación, no de Guelatao, aclaran) para recibir durante todo el año los homenajes de niños de escuelas de otros municipios y estados.

"Nunca hemos pensado que las estatuas o los monumentos semejen convicciones; éstas son estructuras de pensamiento e ideas que se forjan desde el poder. Así entendemos en Guelatao lo que hacen con Juárez, lo convierten en algo totalmente ajeno al mundo pequeño e integrado que es esta comunidad", explica en entrevista con La Jornada el antropológo Jaime Martínez Luna.

Agrega que si bien los niños de la comunidad, debido a los libros de texto "homogeneizados" que les manda el gobierno federal, comienzan a conocer a Juárez como un héroe o un emblema, poco a poco aprenden que no es ni un dios ni sólo una efigie, "sino alguien que fue y es parte de esta tierra, alguien con valores comunes a ellos".

Afortunadamente, agrega, lo que sucedió este 21 de marzo de 2006 fue algo excepcional, "por la cantidad de gente que nos visitó. Pero soportamos la pesadilla y continuamos recibiendo como nos gusta a quienes vienen, en familia, pensando en Benito Juárez no de una manera tan patriótica, sino como el niño que formamos y que se nos fue a los 12 años. Nada más".

El presidente municipal de Guelatao pedirá en estos días al Congreso de Oaxaca que se decrete el Decenio Juarista, un plan de desarrollo que brinde recursos al pueblo para la creación de infraestructura turística y cultural, la cual deberá estar concluida en el año 2017.

 
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