Usted está aquí: lunes 13 de marzo de 2006 Opinión Preparando el voto del miedo

Carlos Fazio

Preparando el voto del miedo

Un fantasma recorre algunos medios nacionales: el periodismo de "infiltración" o "encubierto". Una suerte de periodismo "de los servicios" que retrotrae a cierta prensa a los años de la matanza de Tlatelolco y la guerra sucia, cuando la propaganda del régimen autoritario priísta estigmatizaba y criminalizaba de manera sistemática a la disidencia ante una audiencia pasiva y temerosa que prefería mirar para otro lado. Se trata de una variable mexicana de los periodistas "insertados" (embedded) entre la tropa de ocupación de Estados Unidos durante la invasión a Irak, protagonistas del incesto de la desinformación. Un periodismo mercenario que irrumpió en México de la mano de los videoescándalos y otras sorpresas y ha sido reactivado ahora en el comienzo de las campañas por la Presidencia de la República.

La semana pasada, en sendos reportajes de primera plana, el periódico salinista Crónica reprodujo dos entregas de su "reportero encubierto" (sic) Francisco Reséndiz, cuyo titulares son de suyo elocuentes: "Células chavistas apoyan aquí eje Caracas-La Habana-México" (7/3/06) y "Operan grupos bolivarianos 10 centros logísticos en DF" (8/3/06). En interiores, la cabeza de esa última entrega señala: "Círculos bolivarianos reciben dinero del gobierno chavista". Aunque los titulares no lo consignan, el "interés periodístico" de Crónica fue subrayar el supuesto apoyo político, ideológico y financiero que estaría recibiendo la candidatura de Andrés Manuel López Obrador de los gobiernos de Hugo Chávez y Fidel Castro, y dejar establecida la presunta vinculación entre los "círculos bolivarianos", "grupos subversivos" mexicanos y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Junto con el aporte "testimonial" del narcisista Reséndiz ("El reportero de Crónica se infiltró durante tres meses en uno de los círculos bolivarianos que reciben dinero, asesoría logística e instrucción ideológica de activistas capacitados por el gobierno de Venezuela"), ambos trabajos -manufacturados con base en fuentes anónimas e "informes de inteligencia de México y Venezuela"- recogen los prejuicios, el lenguaje ideológico y la estructura maniquea propios de la guerra fría. Con base en una misma matriz que combina información verídica con elementos de la guerra sicológica (propaganda negra, gris y blanca), juicios de valor, exageraciones y distorsiones de la realidad, rumores y teorías conspirativas, lo que se pretende es crear y utilizar un acontecimiento como núcleo de una operación futura, a la vez que manipular, sembrar confusión, alimentar la paranoia e influir en la opinión pública para fabricar un consenso que, invariablemente, sirva a la agenda y los intereses de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, sus agentes en los aparatos de seguridad del Estado mexicano, el gran capital y la derecha vernácula.

Si en la época de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría el "enemigo interno" era la "subversión apátrida" y la "conjura comunista", hoy, siguiendo la agenda y el guión de Washington, las amenazas son un eventual gobierno "populista radical" encarnado por López Obrador, quien vendría a sumar a México al "eje" La Habana-Caracas; las "células bolivarianas" ligadas con "grupos violentos" locales (EPR, ERPI, el Ejército de Ajusticiamiento Genaro Vázquez y un largo etcétera) e internacionales (las FARC-EP colombianas), así como una serie de agrupaciones de "corte radical" y organizaciones "fachada de grupos armados", entre las que figuran, todos revueltos y sin especificar matices ni circunstancias, desde el Movimiento Mexicano Juarista Bolivariano hasta la Promotora por la Unidad Nacional contra el Neoliberalismo, pasando por los presuntos semilleros "subversivos" que, alimentados por "agentes venezolanos", florecen en los cubículos de las facultades de Economía, Filosofía y Ciencias Políticas de la UNAM. Incluso, de manera burda, como si fueran fichas del Cisen o Inteligencia Militar, el diario aporta nombres de los "subversivos" mexicanos, así como fotos y direcciones de los "centros de reunión bolivarianos".

Apoyada con filtraciones de los servicios de inteligencia en otros medios nacionales, que han reproducido historias plantadas como el rocambolesco envío de fusiles de asalto AK-47 (cuernos de chivo) a México por el gobierno de Hugo Chávez, uno de cuyos destinatarios habría sido el Ejército Popular Revolucionario (EPR), en una operación triangulada con La Habana y sufragada con dinero del Gobierno del Distrito Federal en la época de López Obrador (¡la trama perfecta!), la fabricación artificial de la información de Crónica tiene como finalidad trabajar sobre las emociones de la gente y dejar fijada la idea sobre el nuevo "eje del mal" emergente (Chávez-Castro-López Obrador), así como reforzar la caracterización del candidato del PRD como una figura "violenta", cuyos partidarios estarían formando "grupos de autodefensa" para "resistir con las armas" en caso de una derrota electoral en julio próximo. Una premisa que se ajusta, en la coyuntura, al discurso de campaña del candidato del PRI, Roberto Madrazo, quien ha dicho que AMLO "no respetará los resultados electorales" y "habrá conflicto".

En definitiva, se trata de una típica acción de "distracción" dirigida no tanto a influir sobre la razón como en las emociones, cuyo objetivo es ir generando un clima de caos que alimente la paranoia en la opinión pública con el fin de inducir, otra vez, el voto del miedo. Es decir, la fabricación de un consenso para que el actual sistema de dominación se siga reproduciendo.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.