Usted está aquí: jueves 9 de marzo de 2006 Opinión Nicole Brossard, lengua francesa

Carlos Montemayor

Nicole Brossard, lengua francesa

Ampliar la imagen Nicole Brossard (Montreal, 1943). Estos poemas de la escritora canadiense, que ofrecemos a nuestros lectores a manera de adelanto, forman parte del libro Las lenguas de América. Recital de poesía, compilado por Carlos Montemayor, que este viernes será presentado en la Casa Universitaria del Libro (Orizaba 24, colonia Roma), a las 19 horas Foto: ARCHIVO

La vitalidad cultural de Canadá es notoria en muchos aspectos, tanto en ciertos programas de investigación sobre movimientos migratorios y sociedades pluriétnicas en universidades, como en el funcionamiento excelente de centros artísticos y culturales regionales e internacionales. Hace varios años visité la Universidad de Edmonton y hace unos meses el Center Banff International, ambas instituciones situadas en el estado de Alberta. El multiculturalismo es uno de los vectores esenciales que se observa en los medios académicos y en las actividades artísticas. En Canadá está surgiendo un movimiento de multiculturalismo como política de Estado que influirá en breve en el mundo entero por sus renovadores planteamientos teóricos, políticos y jurídicos. En este contexto vital la literatura canadiense es hoy, además, una de las más variadas y vigorosas de nuestros días.

La región francófona de Canadá, o mejor, el sustrato latino canadiense, que tiene como eje a Montreal y, particularmente, a Quebec, es por ello quizás uno de los centros más sensibles y creativos de nuestra América. Su fecunda y permanente actividad editorial, literaria, cinematográfica, dancística, plástica, teatral, musical, ha hechos de esa zona de nuestro continente uno de los enclaves más relevantes de la cultura contemporánea.

La escritora Nicole Brossard, poetisa, novelista y ensayista, es una de las figuras más reconocidas y representativas de ese mundo canadiense de habla francesa que muchos identificamos con el universo cultural quebequense.

Nació en Montreal, en 1943. Desde la aparición de su primer libro, en 1965, ha publicado una treintena de títulos, entre los cuales destacan Le Centre blanc, La lettre aérienne, Le désert mauve, Hier, Cahier de roses et de civilisation. Dos veces ha recibido el Prix du Gouverneur général (1974, 1984) por su poesía. Es una de las figuras principales de la generación que renovó la poesía québécoise en los años 70. Fue cofundadora en 1965 de la revista literaria La Barre du Jour y en 1976 del periódico feminista Les Têtes de Pioche. En 1991 publicó con Lisette Girouard une Anthologie de la poésie des femmes au Qubec (Des origines à nos jours). En 1991 le fue otorgado el premio Athanase-David, la más alta distinción literaria en Quebec, y en 1994 ingresó en la Académie des Lettres du Quebec. En 1999 recibió por segunda vez Le Grand Prix du Festival International de la Poésie de Trois-Rivières, por sus compilaciones Musée de l'os et de l'eau y Au présent des veines. En 2003 se le concedió el Prix W.O. Mitchell. Su más reciente libro es Je m'en vais à Triest e. Estos poemas forman parte del libro que compilé con el título Las lenguas de América. Recital de poesía, y que el Programa Universitario México Nación Multicultural de la Universidad Nacional Autónoma de México publicó recientemente en la colección La Pluralidad Cultural en México.

La tarde de este viernes se presentará el volumen en el salón principal de la Casa Universitaria del Libro, en calle Orizaba 24, colonia Roma, a las 19 horas.

Participarán Miguel León-Portilla, la escritora maya Briceida Cuevas Cob, el poeta kiché Humberto Ak'abal y José del Val.

(1)

tous ces motels le long des calendriers
paysages avec fruits qui frôlent les yeux

d'un coup de langue tout va bien

puis les gens avec leur front touchent à leur destin

todos estos moteles a lo largo de los calendarios
paisajes con frutos que rozan los ojos

con pasar la lengua todo va bien

luego que la gente toque con la frente el destino

(2)

selon les angles du divan ou de la rue
du coin de l'œil, de l'écran ou selon le calendrier

tu n'en peux plus de les regarder

ces femmes coniques ombres bleues

aveuglées par des hommes aux yeux

de kalachnikovs et de versets sanglants

selon les angles

adieu l'humanité le cœur tire

à bout portant

según las esquinas del diván o de la calle,
del rabillo del ojo, de la pantalla o según el calendario

tú no puedes ya mirar

estas mujeres cónicas sombras azules

cegadas por hombres con ojos

de kalachnikovs y de versículos sangrantes

según las esquinas

adiós humanidad el corazón dispara a quemarropa

(3)

la majeure partie du temps
toutes ces choses en amont

de la réflexion

tu les aperçois à la tombée du jour

dans le golfe ou le long de la côte et de ses baies

son Manhattan, ses caps, Cuba l'amande,

Guadeloupe papillon et tout ce qui vit
avec des trous ici et là d'humanité

ou de bonheur on dirait cerf-volant

au-dessus de l'océan

soleil à pic au fond de nous qui regardons ça

passionnément sombrer

la mayor parte del tiempo
todas estas cosas río arriba

de la reflexión

tú las percibes al caer el día

en el golfo o a lo largo de la costa y sus bahías

su Manhattan, sus cabos, Cuba la almendra,

Guadalupe mariposa y todo lo que vive

con carencias aquí y allá de humanidad

o de felicidad se diría un cometa

debajo del océano

sol en picada al fondo de nosotros que lo miramos

apasionadamente zozobrar

(4)

à la fin au milieu d'une langue vivante
bien irriguée j'aurai

de tels élans au bout des doigts

qu'on dira

théâtre avec pétales

jours comptés d'humanité

ou apparitions d'objets

alors viendront les incendies

finalmente en medio de una lengua viviente
bien irrigada yo tendré

tales impulsos en la punta de los dedos

que se diría

teatro con pétalos

días contados de humanidad

o apariciones de objetos

entonces vendrán los incendios

Soft link

Ce sont des noms de lieux, de villes, des climats qui hantent. Des personnages. Des matins clairs, une pluie fine qui tombe depuis vingt-quatre heures, des images rares en provenance d'ailleurs et d'Amérique, deux désastres naturels qui obligent à se serrer les coudes au milieu des cadavres, ce sont des gestes tranquilles ou violets, des obus, des glaçons dans les verres à l'heure de l'apéro, bruits de vaisselles ou un léger bégaiement qui tourmente un instant, une gifle, un baiser, ce sont des noms de villes comme Venise ou Reading, Tongue et Pueblo, des noms de personnages Fabrice Laure ou Emma. Des mots aiguisés au fil des ans et des romans, mots que l'on a prononcés en respirant mal en riant en crachant en suçant une olive, des verbes qu'on ajoute au plaisir des lèvres, au succès, à la mort certaine. Ce sont des mots comme genou ou joue et encore d'autres à perte de vue qui nous obligent à nous pencher au-dessus du vide, à nous étirer comme des chats le matin ce sont des mots qui font veiller jusqu'à l'aube ou prendre un taxi les soirs de semaine quand la ville s'endort avant minuit et que la solitude reste coincée entre les mâchoires comme un abcès. Ce sont des mots dits de mémoire, par envie ou par orgueil, très souvent mots prononcés avec amour en plaçant les mains derrière la nuque ou en remplissant un verre de porto. Ce sont des mots dont il faut chercher l'étymologie, qu'il faut ensuite placarder sur un mur de son de manière à ce que cris de douleur et soupirs de plaisir qui errent dans les rêves et les documents prennent d'assaut la mystérieuse obscurité du cœur. Ce sont des mots comme baie, colline, oued, via, street, strasse, dispersés dans le dictionnaire entre flamboyants et néons, cimetières mornes et forêts. Ce sont des mots bras de mer, des ensembles de sens qui font griffe ou soft sur nos poitrines, froid frissons rigoles et peur dans le dos sans attendre pendant que nous cherchons à fissurer le temps lisse du futur avec des citations tranchantes. Ce sont des mots avaleurs de feu et de vie, on ne sait plus s'ils sont latins français italiens sanskrits mandarins andalous arabes ou anglais, s'ils cachent un chiffre un animal ou de vieilles angoisses pressées de jaillir sous nos yeux comme des ombres clones remplies de lumière et de grands mythes.

Soft link

Son nombres de lugares, de ciudades, de climas frecuentados. Personajes. Mañanas claras, una lluvia fina que cae durante veinticuatro horas, imágenes raras provenientes de otros lugares y de América, dos desastres naturales que obligan a unir los codos en medio de cadáveres, son gestas tranquilas violadas, obuses, hielos en los vasos a la hora del aperitivo, ruidos de vajilla o un ligero tartamudeo que atormenta un instante, una bofetada, un beso, sí, son nombres de ciudades como Venecia o Reading, Tongue y Pueblo, nombres de personajes Fabricio Laura o Ema. Palabras afiladas al paso de los años y de las novelas, palabras que se les ha pronunciado respirando mal sonriendo escupiendo chupando una aceituna, verbos que se añaden al placer de los labios, al éxito, a la muerte segura. Son palabras como rodilla o mejilla y aun otras que se pierden de vista que nos obligan a inclinarnos por encima del vacío a estirarnos como gatos por la mañana son palabras que hacen velar hasta el alba o tomar un taxi las tardes de la semana cuando la ciudad se duerme poco antes de medianoche y la soledad se queda atrapada entre las quijadas como un abceso. Son palabras dichas de memoria, por envidia o por orgullo, muy frecuentemente palabras pronunciadas con amor poniendo las manos atrás de la nuca o volviendo a llenar un vaso de oporto. Son palabras de las que debe buscarse la etimología, que se debe enseguida pegar como carteles en un muro de sonido de manera que grite de dolor y suspire de placer que deambulen en los sueños y los documentos tomen por asalto la misteriosa oscuridad del corazón. Son palabras como bahía, colina, oued, vía, street, strasse, dispersas en el diccionario entre flamboyanes y neones, cementerios sombríos y bosques. Son palabras bras de mer, grupos de sentidos que tiran zarpazos o soft nuestros pechos, frío estremecimientos zanjas y miedo en la espalda sin esperar mientras tratamos de agrietar el tiempo liso del futuro con citas cortantes. Son palabras ávidas de fuego y de vida, no se sabe ya si son latinas francesas italianas sánscritas mandarines andaluces árabes o inglesas, si ocultan una cifra un animal o viejas angustias impacientes por brotar ante nuestros ojos como sombras clones llenos de luz y de mitos.

 
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