Usted está aquí: jueves 9 de marzo de 2006 Gastronomía Lanzan en Michoacán iniciativa para defender el maíz criollo

Productores y activistas buscan certificación de las variedades de Pátzcuaro y Zirahuén

Lanzan en Michoacán iniciativa para defender el maíz criollo

Afirman que la Sagarpa mandó semillas transgénicas, pero las mazorcas "están re'pinches"

La mayor parte de la producción es para atole, corundas y tortillas, es decir, autoconsumo

ANTONIO AGUILERA LA JORNADA MICHOACAN

Patzcuaro, Mich., 8 de marzo. "Sin consumo no hay maíz", es la máxima de la segunda Feria de Maíz Criollo, que se realizó en el Antiguo Colegio Jesuita de Pátzcuaro, Michoacán, donde productores, agrónomos y activistas sociales expresaron su intención de realizar un proceso de certificación de los maíces criollos de las cuencas de Pátzcuaro y Zirahuén, así como la búsqueda de la declaración de zonas libres de transgénicos en 13 comunidades de ambas riberas.

Y es que en este encuentro, la soberanía, la identidad cultural y la diversidad, más que escucharse o sentirse, se degustaron en las tortillas, el pozole, los elotes, los huchepos y las corundas que se ofrecieron como muestras de alimentos representativos hechos con este grano.

Los ponentes coincidieron en impulsar el proceso de certificación de las variedades criollas de esta gramínea, a fin de declarar un principio de denominación de origen de las especies endémicas de ambas cuencas, así como los productos derivados de éstas. De la misma manera, se convocó a crear un frente, en primera instancia, de carácter regional, para crear reservas estatales de semillas y bancos de germoplasma, así como declarar zonas libres de semillas híbridas, transgénicas y genéticamente modificadas.

En el acto estuvieron Mauricio Soberanes, subsecretario de Fomento Productivo de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro) local, así como representantes del Instituto Nacional de Ecología, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, entre otras autoridades, además de productores de la zona, quienes solicitaron que se otorgue más impulso a la conservación, producción y comercialización del maíz criollo.

Apoyo para planta de composta

Varios labriegos de Erongarícuaro solicitaron al representante de Sedagro, más que apoyo en la entrega de fertilizantes, canalizar recursos para la creación de un centro de composteo para generar abono y mantillos orgánicos para la siembra del maíz criollo. De la misma manera, enfatizaron al gobierno del estado, que se declaren reservas genéticas y bancos de germoplasma para no alterar los calendarios agrarios de producción de los maíces orgánicos, así como que la dependencia estatal sirva de enlace para la comercialización del producto, creación de centros de acopio de semillas y que el precio sea tasado por los propios productores.

Soberanes, subsecretario de Fomento Productivo de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro), comentó que dependiendo del grado de organización de los productores será posible impulsar la certificación de una marca colectiva con denominación de origen. El funcionario estatal aceptó que existe presencia de semillas transgénicas "en algunas hectáreas", lo cual atenta contra la soberanía alimentaria del país, ya que la presencia "indiscriminada" de estos granos fomenta la división entre los productores.

Informó que en la entidad existen sembradas más de 500 mil hectáreas de la gramínea, de las cuales 350 mil son de variedades criollas. En total, al año se producen un millón 500 mil toneladas, de las cuales sólo 600 mil se comercializan y el resto es para autoconsumo, siendo las variedades criollas la mayoría de estas últimas.

Los surcos, en las manos y en la voz

"Sí hay, sí existen cultivos transgénicos en la cuenca de Pátzcuaro", advirtieron productores de maíz de San Francisco Uricho, municipio de Erongarícuaro. Los campesinos aceptaron que durante 2005 sembraron por lo menos una hectárea de una variedad genéticamente modificada denominada Halcón, que les fue entregada por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), pero que la dejaron de cultivar debido a que "las milpas tan mal, tan chaparras, tan duras, y no soportaron la humedad del lago, así las mazorcas tan flacas".

Valentín Rodríguez Amescua, Arturo Sebastián y Rafael Doroteo Amescua, aseguraron que a mediados de mayo de 2005 funcionarios de la Sagarpa les entregaron varios costales de maíz Halcón (maíz 30F94 y 3084 de la empresa trasnacional Dupont o sus híbridos 3086 y 30F94) "dizque pa'que salgan más mazorcas por milpa, pero tan re'pinches y mejor seguimos con sembrando tsiri urapiti (maíz blanco)".

Los labriegos señalaron que desde hace más de 50 años sólo han conocido las variedades blanca (de Cantabria y pepotilla), colorada (tsiri uaoroti, mejor conocida como pozolera) y maíz prieto (tsiri tsirangui), antes de que los funcionarios de la Sagarpa en el gobierno de Vicente Fox les trajeran las semillas genéticamente modificadas, de las cuales refirieron: "crecen las milpas muy chaparras y pese a que dan más mazorcas, tan muy duras pa'cosechar".

Aseguraron que existen alrededor de siete hectáreas sembradas con maíz transgénico en algunos parajes de la ribera de Pátzcuaro, pero poco a poco los productores lo han ido desechando debido a la falta de variedad y color.

Detallaron que la conservación de las variedades criollas se trata de una herencia que va de lo culinario, lo simbólico, hasta lo oral, ya que al tratarse de cultivos de temporal los abuelos les han indicado que se tienen que guardar los mejores granos "pa' conservar la raza".

La mayor parte de la producción, autoconsumo

Con la sapiencia a flor de arrugas, los campesinos purépechas señalaron que la mayoría de la producción es requerida para el autoconsumo, es decir, para la elaboración de atole, ponteduro (palomitas con miel), pinole, tamales, tortillas, corundas, pozole, chapatas, charikorundas, elotes, alimento para animales, harinas, uachákatas, gorditas, chicales y iuririchustas, entre otros productos alimenticios.

"Nosotros sembramos en junio, al empezar las lluvias, ya que no tenemos riego, y gracias a la humedad del lago podemos sembrar al mismo tiempo todas las semillas criollas y así somos nosotros y nuestros maíces, ni mejores ni peores, sino diferentes; ¡ah!, y no queremos más transgénicos", enfatizaron.

 
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