Usted está aquí: viernes 3 de marzo de 2006 Espectáculos Los Rolling complacen a la raza de Monterrey

El concierto se retrasó una hora por fallas técnicas

Los Rolling complacen a la raza de Monterrey

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Ampliar la imagen Keith Richards y Mick Jagger durante la presentación ante los regios, quienes por dos horas se olvidaron de la redoba, el bajosexto y el acordeón Foto: Fernando Aceves

Ampliar la imagen Keith Richards y Mick Jagger durante la presentación ante los regios, quienes por dos horas se olvidaron de la redoba, el bajosexto y el acordeón Foto: Fernando Aceves

Monterrey, NL, 2 de marzo. "¿¡Qué pasa, raza!?", gritó en español el legendario Mick Jagger ante 45 mil asistentes al primer concierto de los Rolling Stones en la ciudad de los cerros, donde no todo es redoba, bajosexto y acordeón, y el rock tiene un lugar importante en la historia personal de los espectadores, cientos de niños entre ellos, que con actitud mimética escuchaban loas de sus padres a sus satánicas majestades.

La noche del miércoles se hizo larga porque el toquín no comenzó a tiempo. Fue más de una hora en que las ansias crecieron al mismo ritmo que los sorbos de cerveza o los tragos de ron. La causa: un problema técnico.

"Ahora sí, lo que nos faltaba, siempre que un artista se hace esperar decimos: '¡ya, ni que fueran los Rolling Stones!", se comentaba entre los asistentes, pero esa noche esta sentencia fue sencillamente imposible de pronunciar.

Por fin, a las 22:18 se apagaron las luces del estadio Universitario, también llamado coloso del cerro de la Silla. "La espera valdrá la pena", dijo un padre a un hijo, que portaba orgulloso la camiseta con el histórico estampado de la lengua stonera.

La emoción creció y se desbordó luego en brincos, aplausos, gritos, aullidos... El grupo apareció de golpe. Jagger fue amable y considerado, y en español expresó: "Disculpen por el problema".

Sin más se escuchó el clásico Jumping Jack Flash, el tema que inspiró la carrera musical de Axel Roses (de Gun's & Roses), según sus propias palabras. "Yo me dediqué a la música por esa canción, y a quien hable mal de los Rolling le parto la cara", habría dicho.

La conexión fue inmediata.

Las Piedras Rodantes le han cantado a cinco generaciones y su asociación nostálgica es inevitable. Para algunos era la cita con los creadores de canciones señeras, fantásticas, abrigadas por la inocencia de los años de secundaria o preparatoria, cuando los conciertos no eran comunes.

Las salas para películas de rock se atiborraban y el cine La Viga proyectaba Ladies & Gentleman, en la que Jagger desbordaba un erotismo que comenzó cuando su madre, bailarina, le enseñó algunos movimientos.

It's only rock and roll hizo mover a los tullidos. No pocos viejos olvidaron la artritis y se unieron al goce.

You got me rocking, Oh, no, not you again, Tumbling dice... Sobre una silla, un joven brinca, grita. Está en su onda, bebido y quién sabe qué más, pero está respondiendo a lo importante: su música.

Keith Richards bajará el ritmo. Los acordes de Angie, la inspirada pieza que devolvió a los Stones al primer sitio de popularidad, hace cerrar los ojos a varios. Ronnny Woods, ex Faces, alternará con su guitarra la superficie de la melodía.

Angie es un rock suave, un rock que es vida, rebeldía, juventud, ganas de vivir.

Para este momento nadie se acordaba de la tardanza, menos de Alejandra Guzmán, telonera que, por lo menos, no recibió rechiflas como Fobia en la capital.

"¡Vivan los regios!", gritaba Jagger en español. Vagabundo de medianoche y la impresionante ejecución del líder vocalista en la armónica. La liberación de los tabúes. Gimme shelter, con su ritmo frenético, que hizo gritar a Lennon y Yoko.

Richards cantará This place is empty y Happy. Luego una gran plataforma se separa del escenario; en él va la banda. Impulsado por fuerzas hidráulicas, Jagger y compañía llegan hasta el centro de la cancha. "Qué bien se ve desde aquí", dice el de los labios gruesos.

Luego Miss you, que ubicó a los Rolling en la moda setentera-ochentera; Rouge justice y la emblemática Get of my cloud, en una versión más acelerada; la pesada Honky town woman, clásica, una de las más aplaudidas, sobre una mujer que no entiende de razones.

Regresa el escenario móvil a su sitio. Jagger está más cerca que nunca, a unos metros de los que pudieron pagar 4 mil pesos. Las pantallas se tiñen de rojo. Todo para escuchar Simpathy for the devil, que los marcó para siempre. Start me up y Brown sugar. Uno tras otro los éxitos.

Ultima canción: Satisfacción, que puso fin al concierto. Así cerraron su gira A bigger bang por Latinoamérica.

El grupo da las gracias a los mexicanos y les rinde pleitesía: "Nos vemos pronto", dice Jagger. Se iba el mejor grupo de rock del mundo.

Es sólo rocanrol, pero me gusta.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.