Usted está aquí: viernes 3 de marzo de 2006 Cultura Recupera la Casa Prunes el esplendor de su art nouveau

El próximo martes reabrirán ese inmueble de 90 años, en la colonia Roma

Recupera la Casa Prunes el esplendor de su art nouveau

Casa Lamm presentará una muestra con fotografías de Carla Aparicio e imágenes del proceso de rehabilitación

La edificación mantiene su propósito primigenio de uso habitacional

MERRY MACMASTERS

Ampliar la imagen Así luce la Casa Prunes que se ubica en la calle Chihuahua 78, colonia Roma. A la construcción original de 1916 se agregaron dos departamentos como ejemplo, señala un especialista, de que la ciudad se puede vivir en fragmentos Foto: María Luisa Severiano

La Casa Prunes, testimonio del art nouveau en México, ahora carga sus 90 años con dignidad renovada.

Ubicada en la calle Chihuahua 78, colonia Roma, la Casa Prunes, llamada así porque fue construida en 1916 por la compañía Arquitectura Prunes, fue recuperada y será reabierta el martes 7 a las 20 horas.

La obra, que combinó la restauración y el reacondicionamiento, fue patrocinada por el Grupo Pegaso, cuyo consejo está presidido por Alejandro Burillo Azcárraga, quien como presidente del patronato del Centro de Cultura Casa Lamm, tuteló en 1999 el rescate de este inmueble de Alvaro Obregón 99.

Para la inauguración de la Casa Prunes, Casa Lamm montará una exposición de fotografías de Carla Aparicio y alrededor de 20 imágenes del proceso de rehabilitación. El proyecto estuvo a cargo del despacho Higuera+Sánchez, que dirige el arquitecto Javier Sánchez.

Restitución de yeserías

La Casa Prunes en su origen fue un edificio de cuatro departamentos que, con el tiempo, se convirtió en una vecindad. Aunque su fachada fue realizada en el estilo art nouveau, esta factura se limitó al exterior del edificio. Respecto de su estructura interior, consistente en un patio central, un zaguán y cuatro departamentos ''muy lineales", distribuidos en un solo piso, Juan Manuel Soler, del despacho Higuera+Sánchez, explica que las ventanas cuadradas eran de estilo ecléctico, sin ningún elemento nouveau.

Señala: ''No tenía ni flores ni ninguno de los motivos que inspiraban al nouveau. Hasta las yeserías interiores eran de estilo ecléctico, las molduras eran lineales con algunos motivos florales, pero más de estilo barroco que otra cosa".

La fachada de la Casa Prunes, cuya ornamentación es de cantera, de la que resaltan ''gruesos relieves ondulantes semejantes a cortinales que envuelven los vanos de puertas y ventanas", fue restaurada por la arquitecta Norma Laguna.

El despacho Higuera+Sánchez trabajó tanto con la especialista Laguna como con el Grupo SAI, de ingeniería.

Por una parte, se pusieron castillos en las fisuras y las esquinas de la casa para detener el hundimiento. Soler comenta que los entrepisos eran de madera y te-nían un cielo raso de tela, la cual, por razones lógicas, ya no estaba. Algunos de los rosetones para lámparas estaban muy dañados. La estructura era de vigas de madera que se fueron pudriendo con el abandono y la falta de mantenimiento, al grado de que estaban completamente apolilladas y se caían. Como se filtraba el agua, las yeserías, y todo lo demás, estaba muy dañado.

Más que restaurar la Casa Prunes a su estado original, apunta el responsable del proyecto, se trató de enfatizar la factura contemporánea, la rehabilitación, pero con el uso de materiales ''amables" al espíritu del inmueble. Por ejemplo, en las primeras dos crujías, en ambos pisos, se mandaron hacer réplicas de las molduras de yeso, pues ''esas yeserías dan mucha calidez a los espacios".

Conversión en vecindad

Los pisos, a su vez, eran de mosaico de pasta, pero en cada cuarto eran distintos, situación que tal vez se remontaba al tiempo en que la casa se convirtió en vecindad.

Como encontraron un proveedor que todavía fabrica pisos de mosaico de pasta, retomaron un patrón como de ajedrez, con rojo y blanco, que encontraron en el pasillo superior y lo reprodujeron en todo el edificio.

En la parte posterior del predio, al terminar la casa, había alrededor de cinco metros donde se había construido unos anexos para fines de servicio, que mostraban un estado deplorable, además, nada tenían que ver con el estilo original del edificio. Esa parte se demolió para después construir una estructura con vigas metálicas, con lozas aparentes de concreto, con la idea de agregar dos departamentos más para un total de seis.

Pero en vez de ceñirse a los dos pisos de la casa, se hicieron tres con la intención de usar la parte de abajo para un pequeño estacionamiento. El diseño consistió en ''quitar" un cuarto a los departamentos originales para añadirlo a los nuevos.

El resultado fue muy contemporáneo, porque los departamentos nuevos se componen de cuatro espacios principales, que están tanto en la casa vieja como en el edificio nuevo.

Y el espacio se maneja mediante medios niveles: en la planta baja está una recámara o un estudio; luego se asciende medio nivel donde están el comedor y la cocina, después otro medio nivel para entrar a la sala. En el último medio nivel está la recámara principal.

El despacho Higuera+Sánchez, apunta Juan Manuel Soler, es de la idea de que la ciudad se puede vivir en fragmentos, sobre todo una tan grande como ésta, con puntos muy vivos como sería Casa Lamm o lo que se pretende que sea la Casa Prunes.

Además, este histórico inmueble se vuelve a utilizar para vivienda. No se convirtió en oficinas y de ese modo no pierde su espíritu primigenio.

 
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