Usted está aquí: martes 21 de febrero de 2006 Economist Intelligence Unit Mutua incomprensión, mutuos agravios

Mutua incomprensión, mutuos agravios

Las protestas por las caricaturas de Mahoma y el encarcelamiento de un musulmán por incitación al asesinato, revelan una vez más la brecha entre ambos mundos

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Protesta frente a un diario de Filadelfia, el pasado 11 de febrero, por la decisión de reimprimir una caricatura sobre el profeta Mahoma Foto: Ap

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EL CAIRO, COPENHAGUE Y PARIS. Cuando en septiembre del año pasado el diario danés Jyllands-Posten publicó una docena de caricaturas del profeta Mahoma, sabía que estaba poniendo a prueba los límites de la libertad de expresión y del buen gusto. Pero no imaginó en qué forma. Para Dinamarca ha sido la crisis más importante desde la ocupación nazi ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial. Pero las implicaciones para la difícil relación entre Occidente y el Islam son más amplias. Anders Fogh Rasmussen, primer ministro de Dinamarca, lo resumió así: ''Nos enfrentamos a una crisis global que podría crecer más allá del control de los gobiernos''.

Más de 60 manifestantes han muerto hasta ahora durante las protestas contra las caricaturas. Algunos fueron abatidos en Afganistán, cuando la policía disparó contra la muchedumbre que asediaba una base de las fuerzas de paz noruegas. Otros, cuando trataban de tomar por asalto una base militar estadunidense en el sur del país, incendiando carros y lanzando piedras.

Las embajadas de los países de Occidente en Siria, Líbano, Indonesia e Irán han sido atacadas. Los sermones en las mezquitas de Senegal a Sumatra han fustigado el insulto a la fe. Manifestantes en Karachi quemaron la efigie del primer ministro danés. En Jartum, entre una muchedumbre de 50 mil personas, algunos encolerizados manifestantes gritaban al unísono: ''Ataca, ataca, Bin Laden''. Arabia Saudita, Siria, Libia e Irán han retirado a sus embajadores de Dinamarca. De manera oficial, Irán prohibió las importaciones danesas y a lo largo de Medio Oriente los boicots de los consumidores han provocado que los productos daneses desparezcan de los supermercados.

Los gobiernos de Occidente han reaccionado con estupor y desorden. En Europa continental hay un creciente sentimiento de que Inglaterra y EU deberían haber adopado una postura más firme de defensa de la libertad de expresión. En Francia, hogar de la minoría más grande de musulmanes -casi 10% de la población-, ha causado sorpresa la respuesta, relativamente conciliadora, de Jack Straw, ministro de Relaciones Exteriores británico, quien dijo que la publicación de las caricaturas había sido ''insensible" e "innecesaria". Muchos franceses están desconcertados por la renuencia de la prensa británica y estadunidense a publicar las caricaturas. (El 8 de febrero, tres editores y un reportero renunciaron al diario New York Press a causa de la decisión de no reimprimir la caricaturas, y el presidente Bush hizo un llamado a los gobiernos del mundo para detener la violencia y ser "respetuosos".)

La reacción oficial francesa ha sido mesurada. El presidente Jacques Chirac declaró que la libertad de expresión era "uno de los fundamentos de la república", pero pidió "respeto y moderación" en su ejercicio. Y uno de los editores de France Soir, pequeño diario que fue el primero en reclamar el ''derecho de caricaturizar a Dios", fue despedido después de publicar las 12 caricaturas, aunque al parecer el dueño del diario, un franco-egipcio, buscaba una excusa para deshacerse de él de cualquier forma. El resto de la prensa, incluida la que ve el asunto como prueba de la habilidad de la democracia francesa para resistir las demandas políticas del Islam, ha adoptado una posición cada vez más firme.

Varios grandes periódicos nacionales, incluido Le Monde y Libèration, han publicado algunas de las caricaturas para hacer valer su derecho. Esta semana se les unió Charlie Hebdo, semanario satírico, a pesar del intento de última hora de varias organizaciones islámicas francesas por obtener una orden en contra de la publicación. Charlie Hebdo publicó un texto extraído del Manifiesto de la Asociación de Libertades, grupo civil musulmán de Francia, el cual sostiene que la violencia orquestada es una advertencia del exterior para los musulmanes de Europa: ''Ustedes no tienen derecho a pensar 'como europeos'", y conmina a Occidente a reafirmar la tradición europea de libertad de pensamiento.

Es entendible que algunos se sintieran ofendidos. Es bien conocido el mandato islámico que prohíbe representar a los profetas, cuya intención es evitar que las imágenes se conviertan en objetos de culto en sí mismas. En general, los musulmanes se encogen de hombros con indiferencia ante las representaciones cristianas de Jesús o Moisés, a quienes también venera el Islam.

Sin embargo, en este caso, la caricaturización de Mahoma se interpretó como un desafío. Varias de las imágenes eran francamente insultantes, en particular las que representaban al profeta como un terrorista. Eso se sumó a la impresión -que ha aumentado entre los musulmanes estadunidenses desde que EU lanzó su guerra contra el terrorismo, a raíz del 11 de septiembre de 2001- de que su fe ha sido etiquetada como violenta y criminal. Además, los musulmanes piadosos creen que Mahoma, aunque mortal, es la encarnación de la perfección del hombre, al mismo tiempo que un profeta, un ejemplo moral y un líder político. ''No es creyente -reza uno de los dichos del profeta- aquel que no me ama más que a su padre o a su hijo o a todas las personas."

De manera global, los musulmanes han desarrollado una aguda susceptibilidad hacia lo que ven como doble moral occidental. La libertad de expresión es algo admirable, dice un miembro sirio del parlamento, pero ¿por qué los países europeos prohíben poner en duda el Holocausto? ¿Por qué se encarcela a predicadores musulmanes por incitación, mientras las calumnias contra los musulmanes quedan impunes? Y, como natural extensión de esta idea, ¿por qué Occidente se hace de la vista gorda ante el arsenal atómico de Israel mientras cuestiona las ambiciones nucleares de Irán?

Al mismo tiempo, en muchos países islámicos se comprende poco cómo funcionan las democracias occidentales, o cómo han evolucionado hacia el establecimiento de una mayor libertad personal. Las objeciones danesas de que no hay leyes que permitan al gobierno intervenir se reciben con escepticismo. En Yemen y en Jordania, los editores que reprodujeron las caricaturas (que han aparecido ahora en 22 países) fueron arrestados de inmediato y sus diarios cerrados.

Líderes y manipuladores

Algunas protestas parecen haber sido espontáneas; otras han sido manipuladas de manera deliberada por elementos islámicos. Aunque las manifestaciones han sido muchas, el número de participantes no ha sido grande. Líderes moderados, desde la más influyente autoridad chiíta, el gran ayatola Ali al Sistani, hasta Ekmeleddin Ihsanoglu, quien encabeza la Organización de Conferencias Islámicas, han convocado a los musulmanes a expresar sus sentimientos de manera pacífica. Una fatwa, emitida por el respetado gran mufti egipcio Ali Gomaa, expone que los musulmanes necesitan entender que otros atacarán su fe y, aunque deben rechazar este "comportamiento pervertido", dice, deben protestar de manera pacífica, con "sabiduría y razonada persuasión".

Esta actitud está en contraste con las tácticas de incitación de las masas usadas por otros. Tal vez un imán danés, Abu Laban, fue el que comenzó todo cuando viajó a Medio Oriente para incitar la furia, distribuyendo las caricaturas más ofensivas del profeta (como cerdo, como pedófilo), las cuales, sostuvo, habían sido "recibidas" por musulmanes de Dinamarca. El guía supremo de Irán describió el furor como un complot "urdido por los sionistas a quienes disgustó la victoria de Hamas en las elecciones palestinas", aunque las votaciones en Palestina se llevaron a cabo cuatro meses después de la publicación de las caricaturas. En Siria, Estado policiaco aliado a Irán, donde los alborotadores incendiaron las embajadas danesa y noruega, testigos observaron hombres con walkie-talkies dirigiendo a las multitudes. En el vecino Líbano, las autoridades informan que la tercera parte de las 400 personas arrestadas por prender fuego a la embajada danesa y saquear el distrito cristiano donde ésta se encuentra eran sirios. El 8 de febrero, Condoleezza Rice, secretaria de Estado de EU, comentó que Irán y Siria han fomentado tanto la violencia por sus propios intereses que "el mundo debe exigirles hacer algo al respecto".

Dinamarca paga las consecuencias

Algunos analistas han especulado que la Hermandad Islámica, fraternidad internacional de grupos islámicos con ramas en casi 70 países, puede tener las manos metidas en los alborotos. Es improbable. Las más vigorosas protestas palestinas, por ejemplo, fueron conducidas por militantes de Fatah, no de Hamas, miembro de la hermandad. Las protestas en otros bastiones de la hermandad, como Egipto, Jordania y Marruecos, han sido relativamente silenciosas. En Egipto, un vocero de la hermandad acusó a algunos políticos de ''jugar sucio... distorsionar la imagen del movimiento islámico para que la gente diga que no es pacífico, que no es democrático y que está en contra de la libertad de expresión''.

Es más probable que fuerzas islámicas de diferentes bandos hayan aprovechado la oportunidad de declarar su presencia y reforzar el sentimiento de Estado de sitio que se ajusta a sus objetivos. Los recientes avances electorales de los islamitas en Turquía, Irak y Egipto así como en Palestina, han envalentonado a esas fuerzas. Otras voces en competencia han encontrado también en el tema de las caricaturas una plataforma ideal para promover su versión de la fe. En la televisión egipcia, un apuesto predicador dirigió un sermón a Occidente e instó a los occidentales a amar a Mahoma; otro, su rival en el rating, aconsejó a los musulmanes ayunar dos días por la victoria de su profeta.

Algunos musulmanes encuentran penosa toda la batahola. ''Lo que muestra es que carecemos de confianza'', dice el director de una escuela de El Cairo. ''Si estuviéramos seguros de nuestra fe, no reaccionaríamos de manera tan histérica." Muchos otros, sin embargo, sienten que marca un precedente importante. En un sermón en la Gran Mezquita de la ciudad sagrada de La Meca, Saleh bin Humaidm, predicador saudita, ensalzó el espíritu de desafío que unifica a los musulmanes. ''Un nuevo espíritu fluye a través del cuerpo de la nación islámica'', afirma. ''El mundo no puede seguir ignorando a la nación y sus sentimientos."

Los musulmanes moderados de Dinamarca, Inglaterra y otros sitios han llamado a la calma. Los líderes sensatos, como los clérigos de Indonesia, el país con mayor número de musulmanes, han exhortado a la mesura. Los esfuerzos internacionales están en camino de mitigar la tensión. Una declaración conjunta emitida por Naciones Unidas, la Organización de las Conferencias Islámicas y la Unión Europea condenó las violentas protestas y demandó que se respete la religión. El representante de Política Exterior y Seguridad Común de la Unión Europea (UE), Javier Solana, informó que viajaría a Arabia y otros países islámicos para tratar de calmar el enojo. Tal vez esté ausente mucho tiempo.

FUENTE: EIU

 
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