Usted está aquí: lunes 20 de febrero de 2006 Sociedad y Justicia México tendrá en 20 años poca agua y contaminada

Advierten expertos sobre el deficiente tratamiento del líquido

México tendrá en 20 años poca agua y contaminada

Se procesa 10% del recurso residual, calculan

Plantas subutilizadas y resistencia a nuevos métodos enfilan el país hacia la escasez, alertan

LAURA POY SOLANO /II Y ULTIMA

Ampliar la imagen Panorámica de la presa Valle de Bravo, la más grande del sistema Cutzamala Foto: José Carlo González

La creciente contaminación y sobrexplotación de los recursos hídricos en México podría generar que en menos de dos décadas la mayor parte del país sea considerada foco rojo, debido a la escasez del líquido y la concentración de altos índices de contaminantes, alertan especialistas e investigadores.

A pesar de que cifras oficiales calculan que se trata 26.5 por ciento de las aguas residuales industriales y 32 por ciento de las domésticas, "este porcentaje podría ser mucho menor, incluso de sólo 10 por ciento", aseguran.

En México, advierten, se carece de una adecuada política nacional para el procesamiento de aguas contaminadas, pues prevalece ''el viejo modelo de megaplantas, que resultan muy costosas y no siempre ofrecen los mejores resultados".

De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), actualmente operan en el país mil 77 plantas de tratamiento de aguas residuales municipales, mil 448 de aguas residuales industriales, 439 potabilizadoras y 120 desaladoras.

No obstante, de los 373.5 metros cúbicos por segundo de líquidos residuales que se generan, en plantas municipales sólo se procesan 60 mil 242 litros por segundo -de una capacidad instalada de 84 mil 331 litros por segundo-, en tanto que, en el caso de las aguas residuales industriales, sólo se tratan 26.23 metros cúbicos por segundo, con una capacidad instalada para 34.30 metros cúbicos por segundo.

Mónica Meraz Rodríguez, especialista en tratamiento de aguas residuales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Iztapalapa, afirma que la falta de inversión pública en la materia y de capacitación de los operarios de las plantas "alienta que en muchos casos trabaje por debajo de su capacidad, o que de plano no trabajen, porque no cuentan con las condiciones mínimas para su operación".

Y ante las opciones planteadas por grupos de investigadores para frenar el deterioro de caudales contaminados y emprender labores de recuperación, señala, ''nos enfrentamos a la falta de credibilidad que existe en las autoridades responsables para aplicar la tecnología desarrollada por científicos mexicanos, pues muchas veces prefieren invertir a precios muy elevados en tecnología extranjera, que suele generar una dependencia de muchos años al necesitar equipos y especialistas para capacitar a los operadores''.

En abril de 2005 la misión permanente de México ante Naciones Unidas determinó que el rezago en infraestructura y aplicación de tecnologías adecuadas para el manejo de aguas residuales en la región ''requiere de acciones urgentes para hacerle frente, no sólo con las tecnologías tradicionales, sino también con tecnologías alternas y más eficientes".

Empero, ''subsiste un desconocimiento de los funcionarios sobre la importancia de impulsar estas acciones y no permitir que continúe incrementándose el porcentaje de aguas residuales no tratadas", destaca Oscar Monroy Hermosillo, rector de la UAM-Iztapalapa y ex director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud.

Situación crítica

A principios de la década, la Organización de Naciones Unidas lanzó una alerta internacional para atender la creciente escasez y contaminación del agua, al exhortar a los gobiernos a reconocer que el futuro de la humanidad sería cada vez más "crítico" si continuaba la sobrexplotación y degradación de ríos, lagos, arroyos y acuíferos.

Hace cinco años comenzaron las primeras acciones para enfrentar la llamada "crisis" del agua, contenidas en la Declaración del Milenio, consistentes en suscribir el compromiso de reducir antes de 2015 el porcentaje de personas que no tienen acceso a agua potable y saneamiento en por lo menos 50 por ciento, la aprobación del Año Internacional del Agua Dulce en 2003, y la creación del Decenio Internacional para la Acción: El Agua, fuente de vida, 2005-2015.

A pesar de esos esfuerzos, especialistas e investigadores afirman que tanto en México como en el mundo subsiste un panorama ''desalentador'' ante los escasos resultados y la creciente "presión económica, social y política que existe sobre los recursos hídricos".

El creciente proceso de contaminación del agua, que en el caso de México "ha alcanzado niveles críticos, al acabar con las reservas naturales del líquido, indispensables para mantener niveles mínimos de recuperación de ecosistemas dañados, podría generar importantes trastornos en el ciclo del agua", asegura Minerva Rebollar Plata, especialista en el manejo sustentable del recurso.

En México, agrega, con más de 50 por ciento de su territorio con zonas áridas, la presión social y económica por acceder al líquido ''se ha incrementado de forma creciente, hasta alcanzar niveles de sobrexplotación crítica, ya sea por actividades agropecuarias o industriales".

En nuestro país, de acuerdo con cifras de la Conagua, 24 por ciento de los recursos hídricos disponibles se destinan al consumo industrial y domestico, incluido el uso público urbano, las industrias y los servicios conectados a redes municipales de agua potable, así como la agroindustria y la generación de electricidad.

Rebollar Plata, subdirectora académica del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo del IPN, señala que si bien el campo consume 75 por ciento del agua disponible en el país, las actividades industriales se han convertido en un importante factor de contaminación debido al escaso porcentaje de tratamiento de líquidos residuales.

Al respecto, Monroy Hermosillo, especialista en procesamiento de recursos hídricos residuales, destaca que sin la aplicación de planes integrales de tratamiento, en los que se contemple un uso sustentable del recurso y la correcta aplicación de alternativas tecnológicas modernas, ''no sólo enfrentamos un panorama desalentador, sino crítico ante los posibles escenarios de escasez y contaminación".

 
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