La Jornada Semanal,   domingo 19 de febrero  de 2006        núm. 572
LASARTESSIN MUSA
Jorge Moch
[email protected]
 

 

 TELE PARA ESCUINCLES

Hace cosa de treinta años unos tíos míos prohibieron terminantemente que en su casa se viera televisión. La intención era buena, pero mis primos crecieron estigmatizados, aislados de las conversaciones de sus amigos en la escuela. Lo curioso del asunto es que en el fondo probablemente mis tíos tenían razón. No había entonces, como tampoco ahora, muchas buenas opciones de programación infantil de calidad en televisión abierta, donde "bueno" desde luego sea un adjetivo empleado desde la óptica de los padres de familia regularmente informados, que quieren para sus hijos un contenido con propuestas inteligentes y no demasiado saturado de comerciales (decir "sin" es aspirar a la utopía inalcanzable de una televisión convertida en responsable de sí misma, y ello, en este país, lejos, muy lejos está de ser realidad), o del empleo de la violencia como única manera de solucionar conflictos. Hay caricaturas en el 7 de TV Azteca en fin de semana y está desde luego buena parte de la barra programática del 5 de Televisa, pero en ambas opciones encontraremos fuertes dosis de violencia casi siempre importada de Estados Unidos o de Japón. En ambos casos los programas educativos y no violentos son más bien una rareza como Plaza Sésamo y no un denominador común. Canal 2 de Televisa mantiene vigente a Chabelo los domingos, pero En familia hace mucho tiempo que se convirtió en un enorme "infomercial" aunque, cierto y justo es reconocerlo, la labor de Xavier López en la televisión mexicana, en pos de contenidos no violentos y de un entretenimiento no necesariamente enajenado (cosa paradójicamente enfrentada a la cantidad de publicidad que transmite su programa), es un hecho insoslayable.

En televisión "cerrada" o de paga la cosa cambia un poco, porque aumenta la oferta de programas especializados en el sector infantil y hasta es posible encontrar programación deliberadamente exenta de escenas violentas que, en cambio, apunte de manera inteligente a estimular el desarrollo cognoscitivo de su público. La versión infantil de Discovery Channel, Discovery Kids, es posiblemente la mejor muestra; en su barra programática, compuesta casi toda de producciones canadienses, norteamericanas, inglesas, australianas y hasta danesas (sí, salta a la vista la ausencia de producciones latinoamericanas aunque toda la programación está convenientemente doblada al español), la violencia es una plausible ausencia. Por su parte el canal de televisión del gigantesco conglomerado de Disney ofrece algunos —pocos- buenos programas, como Art Attack, revista infantil de arte y manualidades para niños de todas las edades que además combina secciones visualmente atractivas, como las ilustraciones monumentales que con objetos cotidianos realiza el artista plástico inglés Neil Buchanan.

La oferta de canales es amplia: Nickelodeon y su filial Nick Kids, de contenido similar a Discovery, pelean el espacio a los más tradicionales, esto es, pletóricos de violencia física y verbal convertidas en algo trivial, como Cartoon Network o Jetix.

¿Y de producción nacional, nada? Algunos añoramos cuando en Imevisión, antes de que la empresa fuera devorada por los Salinas y sus personeros, había espacios como La canica azul, magnífica revista para niños y jóvenes que aglutinaba buenos programas de México y el mundo, entretenidos, informativos y no pocas veces nutritivos. Pero ganó, diría Federico Arreola, la eficiencia neoliberal y a La canica azul se la tragaron la estulticia y el amarillismo.

En Canal 22 de Conaculta la propuesta es poca, porque diariamente, de las 7 a las 14 horas, incluidos sábados y domingos, transmite solamente los programas de la red ILCE-Edusat del Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa. Pero afortunadamente nos quedan las opciones de Canal Once, del Instituto Politécnico Nacional, que en su espacio de Once Niños ofrece una amplia gama de posibilidades de entretenimiento y sí, educación, que sin dejar de lado la causticidad del humor de algunas de sus series (Aventuras de una mosca, por ejemplo, o El travieso Ralph) ofrece una televisión que afortunadamente poco o nada tiene que ver con las gringadas de las tortugas ninja o los power rangers. Particularmente recomendable es su sitio de internet (http://oncetv-ipn.net/onceninos/index.htm). Así que ya puede usted dejar que los niños vean la tele. Eso si tiene usted cable. Si no, mejor póngalos a leer, que seguramente buena falta les hace...