Usted está aquí: domingo 19 de febrero de 2006 Política Aprovechan pederastas pobreza e incultura sexual

Experto aborda el trasfondo del abuso de menores

Aprovechan pederastas pobreza e incultura sexual

ANGELES CRUZ MARTINEZ

La carencia de educación sexual desde la infancia, la ausencia de comunicación con los padres, una baja autoestima y dificultades económicas son algunos de los factores que colocan a los niños en una situación de vulnerabilidad frente a la pederastia y la explotación sexual infantil.

Reconocida como variante de la sexualidad, la pederastia se convierte en problema social, porque implica la violación de los derechos de los niños a tener un sano desarrollo de su sexualidad y erotismo, que en la edad adulta les permite decidir cómo y con quién ejercer esa facultad, afirmó José Aguilar Gil, presidente de la organización civil Democracia y Sexualidad.

El también impulsor del Programa Nacional de Educación Sexual -que pugna por la introducción y fortalecimiento del tema en los libros de texto gratuito- explicó que la pederastia ha existido desde siempre, y que aunque se llega a utilizar como sinónimo de paidofilia, aquélla implica una relación erótica con niños.

En tanto, la paidofilia, definida como el amor a los niños, se aplica a todas las personas que laboran o realizan actividades en beneficio de la población infantil. Es el caso de los pediatras, las educadoras o las organizaciones civiles que ayudan, por ejemplo, a los niños de la calle.

Alrededor de la pederastia como variante de la sexualidad o parafilia ha habido una discusión de largo tiempo entre los sexólogos, debido a que algunos consideran que los niños tienen el derecho a decidir si quieren relacionarse sexualmente con un adulto, mientras otro grupo, al que pertenece Aguilar Gil, plantea que este tipo de vínculo cae dentro del abuso sexual infantil.

Si bien el niño tiene erotismo, carece de la posibilidad de decidir sobre la forma como quiere ejercer su sexualidad. Lo que sí hay, apuntó, son situaciones sociales que propician, entre otras, que los menores necesiten afecto, ser escuchados y que, a causa de una mala comunicación con sus padres o por tener una personalidad tímida e introvertida, se les dificulte entablar relaciones interpersonales.

El pederasta los identifica y les ofrece a estos menores aquello que requieren, en la forma de afecto que luego se traduce en abuso sexual. Otras ocasiones implica el aspecto económico y las condiciones de pobreza en que viven la mayoría de las víctimas de explotación sexual, como lo que se observa en ciudades como Cancún.

Ahí los menores de los que se abusa sexualmente "aceptan" por general la relación erótica con el adulto que los invita a los grandes hoteles, les da de comer y les compra tenis. Se convierte, entonces, en un intercambio de ese "algo" que los niños saben que tienen y que pueden dar para obtener, a su vez, algún tipo de compensación económica para "superar" sus condiciones de pobreza.

Para Aguilar Gil, además de la agresión emocional y sicológica, la pederastia representa la violación del derecho de los menores a tener un sano desarrollo. Conforme crecen los niños, buscan sus fuentes de placer; de manera natural se tocan sus órganos sexuales (vulva en las mujeres y pene en los hombres), intercambian esos "tocamientos" con sus amigos, o juegan al papá y la mamá, en lo que constituye un proceso normal de maduración.

Sin embargo, si el adulto irrumpe ese espacio y les prohíbe este tipo de juegos, que es lo que todavía hacen algunos padres de familia, de alguna manera están obstaculizando el desarrollo de sus hijos. Y en los casos extremos, cuando se trata de personas adultas que imponen, aunque sea amablemente, otro tipo de experiencias, ajenas a las que hasta ese momento ha tenido el menor, se convierte en abuso.

Aguilar Gil resaltó que la pederastia ocasiona graves daños en la personalidad de los menores, quienes en la edad adulta pueden ser individuos de baja autoestima, inseguros, con dificultad para establecer una relación de pareja y en algunos casos con disfunciones sexuales.

Resulta lamentable, planteó el especialista, que aunque la pederastia y la explotación sexual infantil han existido desde siempre, tome relevancia sólo hasta que existe una denuncia que ha alcanzado dimensión nacional.

Este y otros problemas relacionados con la sexualidad se eliminarían si en el país existiera una verdadera educación sexual desde la infancia y la promoción de los derechos infantiles. Con esto se terminaría la doble moral y las situaciones de explotación por parte de quienes tienen el poder del dinero y el poder político, concluyó.

 
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