Usted está aquí: jueves 16 de febrero de 2006 Mundo Evoca Benedicto XVI a Juan Pablo II y pide "que Cuba se abra al mundo"

Envía el Papa primer mensaje público a la isla

Evoca Benedicto XVI a Juan Pablo II y pide "que Cuba se abra al mundo"

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 15 de febrero. El papa Benedicto XVI envió su primer mensaje público a Cuba, evocando la petición que hizo su predecesor Juan Pablo II hace ocho años, de que haya apertura del mundo hacia Cuba y que esa actitud sea recíproca en la isla.

El pontífice envió una carta al cardenal Jaime Ortega en la que pidió "que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba".

Esta fue la expresión que más se recuerda en el país y en el exterior de la visita de Juan Pablo II, en enero de 1998.

La difusión de la carta coincide con la llegada esta noche del cardenal italiano Renato Martino, quien presentará en La Habana la doctrina social de la Iglesia.

Martino es presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz y aquí tiene previsto reunirse con los obispos y hablar ante un público católico el jueves.

El mensaje y la visita del prelado siguen a una reunión del presidente Fidel Castro con la Conferencia Espiscopal en noviembre pasado. Anteriormente el mandatario había recibido aquí al cardenal italiano Tarcisio Bertone.

Bertone dijo a su regreso a Italia que Castro le había extendido una invitación para que el Papa visitara Cuba.

En el último tramo del pontificado de Juan Pablo II, Castro subrayó las coincidencias que encontraba entre su gobierno y posiciones de política social e internacional que adoptaba el Vaticano.

Benedicto XVI dijo en su carta que abogaba en Cuba por "una apertura que exige examinar primero cómo abrir el corazón y el entendimiento a las cosas de Dios; cómo abrirse mutuamente a quienes conviven, creyendo y confiando unos en otros, aunque haya diferencias de modos de pensar o creencias".

La visita de Juan Pablo II favoreció la situación de la Iglesia Católica en la isla. Desde entonces fue reconocida oficialmente la celebración de la Navidad y fueron autorizadas en mayor medida las procesiones y celebraciones públicas.

La iglesia local mantiene, sin embargo, viejas demandas como el acceso a medios de comunicación, a la enseñanza y al ingreso de personal extranjero.

 
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