Usted está aquí: miércoles 15 de febrero de 2006 Opinión CIUDAD PERDIDA

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

En el DF, lección de soberanía

De arrepentidos y oportunistas

Las violaciones del Sheraton

La jefa delegacional de Cuauhtémoc, Virginia Jaramillo, y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, dieron un paso muy importante -les guste o no a los que, ante la ausencia de autoridad presidencial, pretenden que las leyes discriminatorias de Estados Unidos se apliquen en nuestro país-, para tratar de devolver un poco del orgullo nacional arrebatado por quienes se sienten dueños del mundo.

Lo terrible es que en cosa de horas, muchos mexicanos que en un primer momento repudiaron la acción del Sheraton, se indignaron porque la delegada de la Cuauhtémoc se le fue encima al hotel que, además, no cumple con los requisitos que marca la ley mexicana para poder funcionar.

El primero en retractarse, o mejor dicho en su caso, en arrepentirse, fue el candidato del PAN a la Presidencia de la República -con Calderón no hay salvación-, y luego vinieron los comunicadores de siempre y los oportunistas de cada día.

Total, que la delegada fue acusada y juzgada con tanta o mayor severidad como quienes ordenaron el desalojo de la delegación cubana, es decir, al final la culpable fue la funcionaria y no la servidumbre que maneja el María Isabel.

Mal hizo la jefa delegacional en anunciar que iba a clausurar el hotel. Al fin y al cabo nada costaba con llegar con los sellos y ponerlos en las entradas y salidas del negocio.

Y peor se ha puesto la cosa, porque según se dice, todo el proceso en contra del hotel se frenó por el amparo que una juez otorgó a los dueños del lugar, es decir, a Virginia Jaramillo la intimidaron los gritos, los insultos y las amenazas veladas que se lanzaron desde algunos medios de comunicación.

El ataque fue directo a donde más podía doler: el empleo. Se dijo entonces que qué iba a suceder con los 800 empleados del Sheraton que quedarían sin trabajo, y se inició una especie de chantaje contra las autoridades.

Ya no hubo respuesta y ayer, en las oficinas de la delegación estuvieron los personeros del Sheraton tratando de llegar a acuerdos. Hoy la autoridad delegacional deberá fijar su postura frente al problema administrativo, pero queda allí, para que nadie se olvide, el asunto de la soberanía que, quiera Derbez o no, fue violada.

El jefe de Gobierno, Alejandro Encinas, ha hecho saber a los administradores del hotel que se violaron cuando menos nueve leyes mexicanas -para empezar la Constitución y el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal- referentes a la discriminación.

Hoy también se podrá saber cuál es la resolución del juzgado respecto del amparo que solicitó la empresa trasnacional. Como es normal, seguramente el fallo irá a favor de Washington, y lo más curioso es que sea una ley mexicana la que proteja al gobierno de Bush. Bueno, ya veremos.

Otra desde El Cielo

A nuestra dirección de correo electrónico nos llegó una comunicación que da mayores datos de los sucedido en El Cielo, el antro del que le hablamos en la entrega anterior.

Nos dicen que el acto proselitista en favor de la priísta Beatriz Paredes fue organizado por su sobrino, Sebastián Pelayo, y un grupo de amigos que con un alto grado de irresponsabilidad montaron el numerito sin hacer caso a nada.

Lo peor del asunto es que como ya les platicamos, poco, muy poco después del accidente, hasta el lugar llegaron patrullas que debieron haber tomado decisiones inmediatamente, pero no, ni siquiera se comunicó al secretario Joel Ortega del asunto. ¿Como a qué les huele? Esa es la gente que quiere el gobierno de la ciudad.

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