Usted está aquí: miércoles 15 de febrero de 2006 Cultura Gilda Cruz-Romo recibió la medalla de oro que otorga Bellas Artes

Rindieron homenaje a la soprano mexicana de talla internacional

Gilda Cruz-Romo recibió la medalla de oro que otorga Bellas Artes

Agradeció a quienes fueron parte de su carrera, desde tramoyistas y electricistas hasta directores de orquesta

La cantante llevó la cultura nacional más allá de nuestras fronteras

CARLOS PAUL

Ampliar la imagen La soprano Gilda Cruz-Romo recibe la medalla de oro del INBA de manos de Saúl Juárez, director del instituto, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes Foto: Roberto García Ortiz

Con una inesperada y agradable sorpresa concluyó el homenaje que se rindió por su trayectoria artística a la soprano mexicana Gilda Cruz-Romo (Guadalajara, 1940), la noche del pasado lunes en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

La reconocida cantante a escala internacional, cuyo talento fue aplaudido en escenarios de países como Estados Unidos, Canadá, Chile, Venezuela, Argentina, Japón, Sudáfrica, Francia, Italia y Polonia, entre otros, recibió la medalla de oro, que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) a los artistas que han proyectado y hecho crecer la cultura de México más allá de sus fronteras.

Con la voz quebrada por la emoción, la soprano, ahora retirada de su quehacer artístico, expresó: ''Pensaba que ya había tenido todas las emociones en mi vida, pero esta noche, siendo una cantante a la que nunca le faltaron las palabras, ahora me faltan".

Tras recordar de manera especial al barítono mexicano Angel R. Esquivel, su principal maestro en técnica vocal, ''como el amigo, el consejero, el paño de lágrimas", Gilda Cruz-Romo de manera sencilla y modesta agradeció infinitamente a todos aquellos que fueron parte de su carrera, desde los tramoyistas y electricistas hasta reconocidos directores de orquesta con los que compartió el escenario, pues, comentó, ''el artista no se hace solo".

Voz, talento y pasión interpretativa

En el acto estuvieron presentes los directores de orquesta Fernando Lozano y Enrique Patrón de Rueda, el barítono y compositor Roberto Bañuelas y el cantante y productor artístico Héctor Sosa, quien presentó el disco compacto Grandes voces de la ópera en México, volumen II, que integra algunas interpretaciones en vivo de Cruz-Romo, grabado en el Palacio de Bellas Artes, producido por Sosa, en colaboración con la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

Es una grabación en la que voz, talento y pasión interpretativa de Cruz-Romo ''sintetizan un acontecer artístico que va de 1965 a 1984", destacó Bañuelas, quien en su intervención definió y reflexionó sobre el quehacer del cantante y el canto, texto que será parte de un futuro libro sobre el tema.

''La combinación armónica de sensibilidad creativa mediante la música que produce la voz humana conduce a la formación del cantante, quien requiere talento, voz, sensibilidad musical, poética y dramática y creer además que el mundo necesita su canto", expresó el barítono.

Para cada cantante, continuó, ''más allá del aplauso que premie su actuación, la obra que interprete será el espejo y la respuesta a su capacidad, honestidad y grandeza. Las cualidades, virtudes y talento son dones personales que no se adquieren por imitación. Aunque los ejemplos de grandes cantantes abundan, son difíciles de imitar. El cantante dotado de todas las cualidades llegará a ser grande e individual por su auténtico potencial de creación, pues el artista es la suma de personalidad y mensaje auténticos.

''El verdadero cantante -subrayó Bañuelas- demuestra el buen empleo de su voz en la hora profesional y artística de sus representaciones y no en ganar discusiones acerca de la verdadera técnica del canto o de elogiar a unos cantantes contra otros.

''Cantar bien no es fácil ni difícil; depende esencialmente de tener un talento creativo cercano al del buen compositor, pues el cantante es el músico de su voz, al mismo tiempo que un intérprete lúcido e imaginativo."

Por su parte, Lozano y Patrón de Rueda recordaron algunas experiencias artísticas y personales que compartieron con Gilda Cruz-Romo, destacando su pasión, perseverancia, disciplina y sencillez.

Ella, coincidieron, es un ejemplo a seguir para muchos cantantes, de lo que es correr riesgos, de lo que es prepararse para tener una carrera de éxito tanto en su país natal como en el extranjero. Gilda Cruz-Romo ''es una voz maravillosa que dio gloria a México durante varias décadas".

 
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