Usted está aquí: lunes 13 de febrero de 2006 Política Omite BdeM contabilizar remesas no familiares

Podría encubrir lavado de dinero, señalan investigadores

Omite BdeM contabilizar remesas no familiares

ALMA E. MUÑOZ

Al considerar que al país sólo ingresan "remesas familiares", el Banco de México (BdeM) omite "otras transferencias privadas", en las cuales el envío del dinero de los migrantes "puede estar encubriendo otro tipo de transacciones", como el financiamiento de actividades ilícitas relacionadas con el lavado de dinero, el tráfico humano y el pago de coyotes o polleros, y el encubrimiento de apoyos destinados al impulso de instituciones y agrupaciones sin fines de lucro, como Iglesias y organizaciones de la sociedad civil.

En otro episodio de la controversia que desde junio pasado iniciaron los premios nacionales de Demografía, Rodolfo Tuirán Gutiérrez y Rodolfo Corona Vázquez, así como el director de El Colegio de la Frontera Norte, Jorge Santibáñez Romellón, expertos en temas migratorios, con aquella instancia gubernamental, establecen los puntos señalados como parte de las dudas que les produce el mecanismo que utiliza el BdeM para medir el monto de las remesas que ingresan en el territorio nacional.

Primero pusieron en entredicho los más de 16 mil 613 millones de dólares que el banco reportó como ingresos por "remesas familiares" durante 2004, cuando la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos mencionó que en realidad ese rubro abarca 9 mil 653 millones de dólares. Es decir, 42 por ciento menos que lo aceptado por el gobierno mexicano.

Y ahora que el titular de Procuraduría General de la República, Daniel Cabeza de Vaca, advirtió en enero pasado que "las casas de cambio y de envío de dinero que operan en Estados Unidos con sucursales en México con mucha frecuencia son utilizadas por el narcotráfico para el envío de fondos", además de un informe de 16 dependencias del país vecino, donde se señala que "el volumen y la accesibilidad de las compañías que transmiten dinero las hacen lucrativas para operaciones de lavado de dinero", ofrecen a los investigadores nuevos elementos.

Tuirán, Santibáñez y Corona presentaron sus argumentos a los responsables de generar las estadísticas del dinero proveniente del exterior en el BdeM, el 11 de julio de 2005 -cuando el primero aún era subsecretario de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Social-, y hasta la fecha no han recibido respuesta, por lo cual decidieron hacerlos públicos, porque además les sirve para cuestionar los últimos datos difundidos por la institución, respecto a que los ingresos por esta vía crecen tan rápidamente -150 por ciento entre 2000 y 2004, y hasta 200 por ciento entre 2000 y 2005- que en el último alcanzaron 20 mil 34 millones de dólares.

Pero esto, consideran, "no guarda correspondencia" con el aumento registrado, en los primeros cuatro años, en el número de inmigrantes mexicanos, casi 16 por ciento, mientras el de hogares que reciben los recursos que aquéllos les envían creció 15 por ciento.

Cuestionan que el BdeM utilice como fuente los estudios de Steven Camarota, "uno de los portavoces más conocidos de los grupos antinmigrantes de Estados Unidos", conocido en los círculos académicos "por el manejo poco riguroso de las cifras y por su afán permanente de minimizar los beneficios de la inmigración y exagerar sus costos, sobre todo la de origen mexicano".

Como muestra, afirman que el BdeM hizo suya la cifra que Camarota planteó sobre un incremento de 2.1 millones de personas entre la población inmigrante mexicana entre marzo de 2000 y marzo de 2004, pero "pasó por alto" que hubo una sobrestimación, al incluir erróneamente a los empleados temporales que permanecieron en ese país mientras duró su trabajo; y que en el lapso referido, cuando supuestamente se otorgaron 708 mil tarjetas de residencia permanente, no se consideró que la Oficina de Estadísticas de Inmigración estadunidense informó que poco menos de la mitad de los contabilizados ya residían allí (casi todos en forma no autorizada) y durante esos cuatro años regularizaron su permanencia. Aunado a lo anterior, no tomó en cuenta que muchos de los mexicanos regresaron a su lugar de origen y fallecieron.

Entonces, el número de personas sin documentos, tomando como base a Jeffrey S. Passel, del Urban Institute y del Pew Hispanic Center, uno de los principales expertos en la materia, cuyos datos son compatibles con los de la Oficina del Censo de Estados Unidos, el Conapo y El Colegio de la Frontera Norte, "debió incrementarse, en ese periodo, en 1.4 a 1.6 millones de personas".

Del ingreso de los recursos que desde Estados Unidos llegan a México los especialistas no dudan, pero sí del argumento de que todo ese dinero son "remesas familiares". Los investigadores sostienen que lo registrado por el BdeM difiere en mucho de las tendencias de otras fuentes de información, como las estadunidenses o las encuestas nacionales de Ingreso-Gasto de los Hogares (2000, 2002 y 2004), la de Empleo (2002) y la asociada al Censo de Población (2000), "que permiten cuantificar el monto de esos recursos en una cifra cuando mucho equivalente a un tercio de lo estimado" por la instancia gubernamental. Ello, aseguran, se refleja en las "inconsistencias" que registran Chiapas, Hidalgo, Quintana Roo, Veracruz, Tabasco y Tlaxcala, entre otros estados.

Por ejemplo citan lo que ocurre en la primera entidad, donde el BdeM sostiene que en 2004 recibieron 500 millones de dólares por concepto de remesas, y en 2005, 655 millones. La muestra asociada con el censo de población sólo permite identificar que esos recursos llegaron a poco más de 6 mil hogares, mientras unos 13 mil estaban relacionados con el fenómeno de la migración. "Si tan sólo el monto registrado el año pasado se distribuye en el primer grupo de viviendas, cada una habría recibido en promedio 110 mil dólares al año; y si la división se realiza en el segundo grupo, hablaríamos de más de 50 mil."

Sugieren entonces como hipótesis de por qué "no encontramos" rastro del enorme monto de recursos transferidos del exterior en el ámbito de los hogares chiapanecos, que los envíos "pueden estar relacionados con el tráfico humano y el pago de coyotes o polleros. Es decir, un número desconocido de personas en Estados Unidos puede estar utilizando a Chiapas como plataforma para hacer llegar recursos a ciudadanos de terceros países, principalmente centroamericanos, con el fin de financiar el largo y peligroso desplazamiento desde el sur del país a la frontera con aquella nación", o que las transferencias encubren apoyos "dirigidos a impulsar la labor de instituciones y organizaciones sin fines de lucro (por ejemplo, Iglesias y organizaciones de la sociedad civil, entre otras)".

Para los especialistas es necesario preguntarse: ¿qué mide exactamente el BdeM?, sobre todo cuando "no hay forma de verificar" que las casi 51 y 59 millones de transferencias entre particulares que tuvieron lugar en 2004 y 2005, respectivamente, según lo reportado por las empresas formalmente establecidas, reconocidas y registrados para ello, se ubican dentro de este concepto.

Más aún cuando "las regulaciones gubernamentales no son rígidas ni infranqueables como para impedir que el envío de remesas pueda estar encubriendo otro tipo de transacciones". No puede descartarse por tanto, manifestaron, "que una parte del flujo de recursos provenientes de la operación de micronegocios en Estados Unidos, que informalmente transportan y venden mercancías mexicanas, se relacione eventualmente con el financiamiento de otras actividades, lícitas o ilícitas".

 
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