Usted está aquí: sábado 11 de febrero de 2006 Cultura Subrayan artistas e intelectuales el espíritu libre e irreverente de Soriano

Consternación de la comunidad cultural por el deceso del pintor jalisciense

Subrayan artistas e intelectuales el espíritu libre e irreverente de Soriano

No fui a la escuela con él, pero lo que pintó sí me enseñó, expresa Francisco Toledo

MERRY MACMASTERS, ERICKA MONTAÑO Y FERNANDO CAMACHO

Ampliar la imagen El escultor Juan Soriano con una de sus obras Foto: Rogelio Cuéllar

Al conocer la noticia de la muerte del pintor y escultor Juan Soriano, personajes de la vida cultural del país externaron su pesar y valoraron el significado de la obra del artista jalisciense para la plástica mexicana.

En la consulta realizada ayer por La Jornada, la mayoría de los creadores, intelectuales y periodistas coincidieron en destacar el espíritu libre e irreverente de Soriano. A continuación, sus opiniones:

Elena Poniatowska, escritora: ''Yo hice un libro con él que se llama Juan Soriano, niño de mil años. Desde luego lo quise entrañablemente y considero que fue el iniciador de la Ruptura, siempre se manifestó en contra de los muralistas, de Diego Rivera, de Siqueiros, de José Clemente Orozco. Era muy libre y muy creativo, lúdico, jugaba con todo. Era muy serio en cuanto a su pintura porque no soltaba un cuadro hasta que no le quedara exactamente como quería. Su humor es una cosa proverbial que recordamos todos, mantenía la conversación, no sólo cuando invitaba a su casa, sino siempre era el centro de interés de todos. Me gustaba su cariño, su amistad, el cariño que nos teníamos''.

Carlos Monsiváis, escritor: ''Con la muerte de Juan Soriano pierdo un amigo, desaparece un gran artista y se cierra un capítulo del arte mexicano y latinoamericano, cuyo esplendor se produjo entre 1930 y 1960. Soriano fue un artista infatigable como pintor, dibujante, grabador, ceramista, escultor, siempre con resultados de enorme calidad; fue un punto de reunión entre las generaciones de artistas, de Diego Rivera y Frida Kahlo, a Vicente Rojo, José Luis Cuevas y Francisco Toledo; fue amigo de los escritores del grupo Contemporáneos, de Octavio Paz, de Alí Chumacero y José Luis Martínez, además de Sergio Pitol, Elena Poniatowska y Juan Villoro. Fue un provocador cultural, pero sobre todo fue y sigue siendo un pintor de primer orden, y de esto nos enteraremos con la retrospectiva de su obra que, es de esperar, suceda pronto''.

Espléndido uso del color

Francisco Toledo, artista: ''Cuando viví en Francia él estaba allá y fue el momento en que más lo vi. Nos invitaba a su casa. En esa temporada planeamos hacer un libro juntos sobre Lupe Marín y editarlo en Ediciones Toledo. Estuvimos trabajando, reuniendo fotos, aunque después no lo edité. Me tocó ver la exposición que Soriano hizo sobre Gualalupe Marín, curiosamente, años después compramos uno de estos retratos que tenemos en la colección del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), que en la actualidad se exhibe en Puebla (en la exposición del Museo Amparo). Aparte de ese retrato, la colección del IAGO también tiene un toro que cambalaché a Inés Amor por unos cuadros míos. También hay gráficas y dibujos.

''En los años 50 y 60, los jóvenes que estuvieron cerca de Soriano como maestro, ya sea en la Ciudadela, no sé si también en La Esmeralda, sintieron su importancia: López Loza, Rodolfo Nieto, Tomás Parra y para mí también, por supuesto. No fui a la escuela con él, pero lo que pintaba sí nos enseñó. Me tocó ver, no sé si en 1958 o 59, una gran exposición en Bellas Artes de Soriano antes de irme a Europa, y me impresionó.

''Recuerdo una pieza, creo que se llama El pájaro alucinado; es un cuadro muy bello. Había un color muy vivo, irritante. Es uno de sus grandes obras. No podría hablar de la técnica, pero tiene una cosa expresiva, de una alegría de vivir.''

Raquel Tibol, crítica de arte: ''Juan deja un periodo de gran artista que va desde ciertos aspectos de sus etapas precoces, antes del viaje a Europa; pero sobre todo el Soriano trascendente dentro del arte mexicano es el que surge después de su primer viaje a Italia, algo pasó en Francia pero sobre todo en Italia donde absorbe las tensiones que dentro del terreno estético se vivían en la primera posguerra europea.

''Entonces regresa y produce un arte para México de nuevo tipo que es una figuración de carácter simbólico, que si bien se acerca al surrealismo, tiene su propia lírica. Tuvo un acercamiento muy sensible hacia la cultura clásica, pero en vez de hacer un neoclasicismo, o un neo-neoclasicismo, hizo esta figuración sintética de un gran sentido de la forma y también con un espléndido uso del color.

''Tanto la forma como el color eran valores que Diego Rivera calibraba de manera muy particular, y cuando en 1956 llegó al Palacio de Bellas Artes una gran exposición de la escuela francesa, vi que Diego estaba visitando la exposición y después de hacerme comentarios de otro tipo me dijo: 'después de Picasso naiden, y después de naiden Tamayo", y agregó: ''entre los jóvenes, al que veo con más sensibilidad y posibilidades de desarrollo es Juan Soriano", que entonces tenía 35 o 36 años de edad.

''De modo que Diego supo ver esto que sería la característica de Soriano durante algunas décadas. Creo que Juan Soriano dejó de tener estas virtudes en los años 80, que es cuando declina y hay esta etapa última quizás respondiendo a presiones, sugerencias o necesidades -él que había sido una gente que vivió tan humildemente durante muchos años-, de pronto cambiar de nivel de vida lo llevó a autocopiarse, y La Luna y casi todas las esculturas que después figuraron en todo tipo de tamaños, se basaban en la producción que hizo en la Ciudadela en los años 50.

''Seguramente Diego, de haber visto esta autocopia, no habría exaltado a Juan Soriano, el Juan Soriano valioso es el de aquellos años.''

Docencia soslayada

Teresa del Conde, crítica de arte: ''Se extinguió ya un organismo demasiado trabajado, pequeño y frágil como era. Desarrolló una vitalidad extraordinaria hasta el último momento, hasta hará unos 15 días. Y una creativad también en ocasiones diría un poco forzada, como si el tiempo ya no le fuera a alcanzar. Desde luego con Soriano se acaba una etapa, al tener en cuenta que otros dos artistas que transitaron por vías distintas como Raúl Anguiano y Vlady, pues también acaban de desaparecer. Pero, sí se acaba una etapa de estas figuras que eran además iconos y seres venerados tanto por su obra como por sus personas. Aprecio su pintura de todos los tiempos, pero en especial la que tiene lugar en los años 60, cuyo ejemplo más importante es la serie sobre Guadalupe Marín, los retratos formidables que, por cierto, unos están en el Museo de Arte Moderno. Para mí no se ha pensado lo suficiente en que sí ejerció influencia en otros, como desde mi punto de vista en Rodolfo Nieto. Hay que tratar su labor como maestro de La Esmeralda, porque eso está muy dejado de lado y que tuvo una importancia radical, porque personas como Gilberto Aceves Navarro, Pedro Coronel, el mismo Nieto, Tomás Parra, entre muchos otros, se acercaron primero a sus clases y luego también después, en 1957, en la Ciudadela, a la cerámica. Esa labor docente no ha sido muy tomada en cuenta y es muy importante''.

Jorge Alberto Manrique, crítico de arte: ''Obviamente es uno de los pintores más importantes. Va entre Tamayo y después vienen Rafael Coronel, Günther Gerzso, otros desde luego, que ocupan el lugar entre ellos después de la Escuela Mexicana. Pero él fue capital para la Ruptura, a finales de los años 50. No hay influencias personales, cada quien hacía su camino, pero fueron por otra parte muy amigos después. Es una enseñanza en general que él realmente fue el gran pintor en ese momento, y los nuevos pintores de entonces, que ahora llamamos la Ruptura, bueno, eran los que aprendían todo esto. La manera de pintar de Juan fue cambiando. Pero cuando fue a Europa cambió muchísimo. Cuando regresó aquí fue difícil. A la misma Inés Amor no le gustaba lo que pintó después de Italia. Pero hubo premios importantes. Por 1955, cuando todos de las escuelas decían que no servía, Diego Rivera dijo que el pintor mexicano de México era Juan Soriano''.

Manuel Felguérez, artista: ''Conozco a Juan desde 1952. Ambos trabajamos en el taller de Francisco Zúñiga aprendiendo terracota. Después de eso quedamos amigos y lo hemos sido durante 50 y tantos años. Nos hemos visto en México, en Europa, hemos viajado juntos, y por supuesto conozco toda su obra desde que empezó. Juan fue importante para el arte nacional porque fue uno de los primeros que siendo Escuela Mexicana, después de un viaje a Italia empezó a traer nuevas soluciones pictóricas, o sea, en el momento que empezaba la Ruptura. Fue un compañero, pero con más experiencia porque empezó muy joven. Nosotros empezamos en los años 50 a buscar nuevas rutas y él también, pero tenía un pasado que nosotros no teníamos. Por tal motivo era un ejemplo. Después de eso, inclusive, cuando se formó la Escuela de Diseño le dieron un taller y empezó, por un lado, a hacer una obra escultórica extraordinaria. Unas terracotas que expuso en Bellas Artes a principios de los años 60. Pero tuvo una bola de jóvenes que con el tiempo todos fuimos amigos, como Luis López Loza, Tomás Parra y Rodolfo Nieto.

''Antes de eso había sido pionero en el mundo de la escenografía, del nuevo teatro, con Poesía en Voz Alta, en la Casa del Lago. Era una persona que aportaba no nada más en el campo de la pintura, escultura, sino en el teatro en su aspecto escénico. Después de eso como que poco a poco cada vez viajaba más, pero su importancia estuvo, sobre todo, como un ejemplo en el sentido artístico, de ser alguien que siempre se la pasó buscando nuevas soluciones, opciones, que tuvo un tiempo de vida que le permitió renovarse constantemente. Que tuvo la suerte o el privilegio de poder trabajar hasta el final. Entonces, en todos los sentidos era un artista ejemplar.

''Además, tuvo la suerte de recibir una serie de honores en sus últimos años. Le costó mucho trabajo, como a todo el mundo, porque al principio no era tan fácil ni era tan bien visto, sino con base en el trabajo y esfuerzo lo logró a lo largo de su vida.''

Liberador de la plástica mexicana

Gilberto Aceves Navarro, artista: ''No estudié con él directamente, pero tuve muchísimo contacto con Juan cuando regresó de Francia, por 1952 o 53. Regresaron dos: él y Pedro Coronel. Era otro lenguaje que nos venían a mostrar. Estábamos estudiando en La Esmeralda en aquel entonces. Eramos una generación de muchas personas brillantes. Estaban Roberto Donís, Tomás Parra, quien fue uno de sus grandes ayudantes en la aventura aquella de cerámica en la Ciudadela. También Luis López Loza estaba junto a él en ese tiempo. Los que éramos los borrachotes estábamos más del lado de Pedro Coronel. La Escuela Mexicana de Pintura dominaba totalmente el panorama. Ellos vinieron a abrirnos los ojos.

''Poquito después volvió a México el maestro Tamayo. Creo que son los grandes motivadores en cierto sentido los tres, pero Soriano tenía particular capacidad para interesarnos en esto, y desde luego una inteligencia brillantísima, una enorme simpatía y también era persona que daba cosas importantísimas. Fue una de las personas que me cambiaron el modo de ver, sin duda. Soriano tiene una obra de gran peso y valor.''

Ida Rodríguez Prampolini, crítica de arte: ''Quise muchísimo a Juan Soriano. Para mí es una gran pérdida no sólo por lo brillante que era como artista, sino porque de verdad era un precioso ser humano y un gran amigo. El fue el primero que liberó a la plástica mexicana de esta especie de dictadura del muralismo, que sin duda es lo más importante que México ha producido, pero Soriano se apartó de esta corriente para hacer una obra individualista, personal, sin un mensaje social definido y claro. Todos mis momentos junto a él fueron maravillosos, porque se trataba de un hombre simpático, alegre y muy ocurrente''.

 
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