Usted está aquí: sábado 4 de febrero de 2006 Opinión DESFILADERO

DESFILADERO

Jaime Avilés

Calderón, el Maximiliano de Bush

Washington reacciona ante el derrumbe del salinismo

Fox inicia su último año en medio del caos general

Esquizofrenia panista ante el caso Bribiesca Sahagún

Ampliar la imagen John Dimitri Negroponte, director del servicio de Inteligencia de Washington; inusitado interés en la elección presidencial de México Foto: Ap

Una sola palabra define la etapa terminal del gobierno del cambio... de siglo: caos. Un combate de 40 minutos entre policías y narcos en la costera de Acapulco, una persona asesinada por traficantes de drogas cada cinco horas (o cinco muertos al día) durante el mes de enero, una absoluta pérdida de control de la zona fronteriza norteña por parte de las "autoridades" mexicanas, una escalada represiva de las "fuerzas del orden" estadunidenses y una ofensiva diplomática de la Casa Blanca y el Departamento de Estado contra la "administración" federal panista, describen sólo un aspecto del desastre, caracterizado como vacío de poder.

Al mismo tiempo, el ex presidente en funciones, de nombre Vicente Fox, está pagando con creces la pésima elección que hizo al casarse con Marta Sahagún y darle patente de corso, mientras él declaraba a los cuatro vientos que la prioridad de su sexenio consistía en lograr la felicidad conyugal. Arrinconado por los excesos de su consorte, el ingenuo enamorado tiene la obligación de denunciar a los hijos de su prenda amada, y quizá a ella misma, ante la Procuraduría General de la República (PGR) para que sean investigados por los delitos que resulten.

Una comisión legislativa, encabezada por la diputada perredista Malú Micher, durante varios meses revisó "la legalidad de contratos de obra pública, concesiones, suministro de bienes de consumo o compraventa de bienes inmuebles de titularidad pública otorgados por organismos descentralizados o empresas de participación estatal mayoritaria" a la firma Construcciones Prácticas, de la que es dueño Manuel Bribiesca Sahagún, primogénito de la autodenominada primera dama.

Fox recibió ese informe con la petición de que lo turnara a la PGR, mientras nuevas revelaciones destapaban un nuevo escándalo (véase La Jornada del 2 de febrero de 2006), cuando diputados federales denunciaron la participación de Marta Sahagún en la empresa Poliductos Tamayo SA de CV, constituida en 1991, donde el veterinario Manuel Bribiesca Godoy (ex marido de la señora Marta) posee acciones por 16 millones de pesos, el antecitado Manuel Bribiesca Sahagún (hijo mayor de ambos) acciones por 6 millones de pesos, y la actual esposa del Presidente de la República acciones por 14 millones 800 mil pesos, según consta en documentos oficiales del Registro Público de la Propiedad.

Además de figurar como copropietario de ese negocio, Manuel Bribiesca Sahagún posee 50 por ciento del paquete accionario de Grupo Inmobiliario Kilate, constituido el 13 de febrero de 2004 con un capital de 50 mil pesos que 30 días más tarde había aumentado a 7 millones 350 mil pesos. Alentado por el éxito de esa inversión, el orgullo del nepotismo de la autoproclamada "pareja presidencial" fundó otras dos empresas el 7 de mayo de 2004: Urbanizaciones Inteligentes y Super Blocks de Celaya, cada una también con un capital inicial de 50 mil pesos.

Dueño asimismo de Ferresocios, Angeles, Flores y Regalos, Emabra y Conductores Mexicanos Especializados, empresas con las cuales ha traficado con influencias vendiendo medicinas al sector salud del gobierno, adquiriendo a precio de ganga viviendas pertenecientes al Fobaproa y realizando muchas maniobras ilícitas más, detectadas por la comisión legislativa que lo investigó, Manuel Bribiesca Sahagún es hoy, junto con su madre y su hermano Jorge, el más claro ejemplo de la hipocresía panista, que llegó al poder ofreciendo combatir a las tepocatas y víboras prietas de la corrupción gubernamental y saldrá de Los Pinos con el aspecto de esas y otras invencibles alimañas.

Panzón por México

Es un fenómeno muy curioso, pero mientras la compasión pública mira en Fox la imagen de un pobre hombre que no pudo con el paquete y debido a su romanticismo fue devorado por las ambiciones irrefrenables de su mujer, en la cúpula del Partido Acción Nacional (PAN) y en el primer círculo de su candidato a la primera magistratura, la debacle de la familia Fox-Sahagún ha desatado una crisis colectiva de esquizofrenia. Manuel Espino, el máximo líder panista, ha dicho que ese "no es el partido del gobierno". Felipe Calderón Hinojosa ha prometido que "no meterá las manos al fuego", y César Nava, su colaborador más cercano en la campaña, ha reiterado que "nosotros no tenemos vela en el entierro" o, en otras palabras, que el asunto, para seguir con los lugares comunes, ni los perjudica ni los beneficia, sino todo lo contrario.

Pero la gente mira a los panistas y se burla de ellos. No olvida que cuando Felipe habla de "valor y pasión por México" se refiere al país que le ha permitido acumular una fortuna (declarada) de 8 millones de pesos, que no se explica por los ingresos que percibió como secretario y presidente nacional del PAN, diputado federal, director del Banco Nacional de Obras Públicas (Banobras) y secretario de Energía. A nadie escapa que, en el ejercicio de esos cargos, el político michoacano impulsó con desmedido entusiasmo la aprobación del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), hoy por hoy el peor obstáculo para la recuperación económica del país, al que le quita anualmente 50 mil millones de pesos destinados al pago de una deuda que día tras día crece impidiendo la construcción de escuelas, hospitales y carreteras, la inversión para el desarrollo tecnológico y la respuestas a las demandas populares más urgentes.

Cada vez que Calderón habla contra el "populismo" que pretende "hipotecar" el futuro del país, la gente recuerda que él contribuyó a incrementar la miseria que por todas partes se traduce en violencia, dolor y desesperanza. Después de imponerle el Fobaproa a los mexicanos -en complicidad con los priístas-, llegó a la dirección de Banobras y su "pasión por México" lo inspiró para concederse un autopréstamo de 5 millones de pesos, que representan 60 por ciento del patrimonio que declaró ante el Instituto Federal Electoral. Pero al pasar de ese puesto, en donde duró muy poco, a la Secretaría de Energía, no vaciló en destapar la pluma y firmar a diestra y siniestra, a petición de Fox, contratos de servicios múltiples que privatizaron parcial pero ilegalmente la industria petrolera mexicana, en beneficio de los grandes consorcios extranjeros.

Gracias en parte a Calderón -la mayor responsabilidad en este rubro por supuesto es de Fox-, la mitad de las plataformas petroleras de la sonda de Campeche es explotada por empresas estadunidenses y europeas, cuyos técnicos importados ganan 10 veces más que los mexicanos por desempeñar las mismas funciones; además, la contratación de la mano de obra nativa ya no se hace a través de Pemex sino de sindicatos fantasmas, cuyos afiliados carecen de seguro de vida, atención médica gratuita y otras prestaciones elementales.

Gringos al rescate

Faltan cinco meses para las elecciones del 2 de julio y Calderón, y muy detrás de éste Roberto Madrazo, corren lejos de Andrés Manuel López Obrador, que se mantiene como puntero desde que arrancó la contienda. Mientras el abanderado del PRI lucha contra sus propios compañeros para impedir que le corten la cabeza, el del PAN sólo recibe en sus contactos con el pueblo raso muestras de repudio y desconfianza. La distancia que los competidores deberán recorrer para llegar a la meta es ya tan corta que en las altas esferas del salinismo empiezan a contemplar (otra vez) una solución desesperada: ahora, la del fraude patriótico.

Para ello, una casa encuestadora salió ayer con el cuento de que Felipe ya alcanzó a Andrés Manuel y ambos están "empatados" en 35 puntos de aceptación popular. La flagrante mentira se da en el contexto de las declaraciones proferidas el jueves por el secretario de Defensa del gobierno de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, quien por primera vez desde el triunfo de Evo Morales en Bolivia se manifestó desde Washington contra los "liderazgos populistas" en América Latina, que mucho, dijo, le "preocupan".

Rumsfeld, la bestia que en los años 80 entregó armas químicas a Saddam Hussein para que éste bombardeara a los kurdos y que hoy, como jefe del ejército de WC es culpable de la matanza de decenas de miles de civiles iraquíes, habló después de que John D. Negroponte, director nacional de Inteligencia, es decir, jefe del aparato de espionaje de Bush, expresara en el Capitolio que de las 10 elecciones presidenciales que este año habrá en América Latina, "ninguna es más importante para los intereses de Estados Unidos que la de México el próximo julio".

Ante esas palabras, ni tardo ni perezoso, el salinismo pretende recobrar la iniciativa política y plantea el fraude electoral en dos tiempos -uno, manipulando encuestas; dos, alterando la voluntad popular en las urnas-, pero ojalá no se equivoque. Lo que más le conviene a Estados Unidos es que México mantenga la estabilidad política: una estafa tipo 1988 contra el pueblo para detener a López Obrador sólo traería consigo una insurrección civil, desplome económico, mayor presión migratoria contra la frontera norte y a fin de cuentas la victoria de una sociedad madura para tomar sus propias decisiones, que ni se va a dejar ni se va a rajar.

Lo más triste del caso es que a partir de las palabras de Rumsfeld y Negroponte, Calderón se convierte automáticamente en heredero de los conservadores del siglo XIX que trajeron a Maximiliano para tratar de vencer a Benito Juárez. Ojalá tenga la claridad mental suficiente para evitar que lo acusen de traición a la patria. Ojalá, pero se ve difícil...

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