Creen que el cáncer amenza con extinguir a los demonios de Tasmania

Londres, 1º de febrero. Los enigmáticos tumores que desfiguran la cara de los demonios de Tasmania son posiblemente consecuencia de una enfermedad contagiosa. Este cáncer mortal, que amenaza de extinción al único marsupial carnívoro de Australia, es presumiblemente transmitido por mordeduras entre los animales, señala un equipo de investigadores encabezado por Anne-Maree Pearse, del Ministerio de Medio Ambiente de Tasmania, en la revista científica británica Nature (DOI: 10.1038/439549ª) de mañana jueves. Los expertos llegaron a esta conclusión tras descubrir que las células cancerígenas poseen una gran modificación del genoma, que era exactamente la misma en todos los animales investigados. En sus frecuentes peleas, los demonios de Tasmania se causan gran cantidad de heridas por mordeduras alrededor de la boca y de esta manera se transmiten las células tumorales. Las excrecencias supuran y los animales no pueden ingerir alimentos, por lo que mueren de hambre. Formas contagiosas de cáncer también son conocidas en los perros. En los seres humanos el cáncer puede ser transmitido por medio de trasplantes de órganos, señalaron los científicos. El peligro de rechazo es menor cuando un pariente cercano es el donante. De forma análoga, el alto grado de parentesco y las escasas diferencias genéticas entre los demonios de Tasmania podrían contribuir a que la defensa inmune contra las células cancerígenas sea escasa. En todas las células tumorales investigadas, el genoma de los demonios de Tasmania, que normalmente está formado por 14 cromosomas, presenta un nuevo ordenamiento de la información genética en sólo 13 cromosomas. El demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) lleva su nombre por su aspecto feroz, su pelaje negro y sus orejas que se ponen coloradas cuando se enfurece. Sólo vive en la isla australiana de Tasmania, y allí es de gran importancia para todo el ecosistema.

Dpa