Usted está aquí: jueves 2 de febrero de 2006 Capital En vías de enamoramiento, Arila y Bantú en Chapultepec

Buscan la reproducción de los gorilas en cautiverio

En vías de enamoramiento, Arila y Bantú en Chapultepec

BERTHA TERESA RAMIREZ

Ampliar la imagen El director del Zoológico de Chapultepec informó que lentamente se avanza en el proceso para lograr el acoplamiento de Arila y Bantú, gorilas cuya especie está en peligro de extinción Foto: Alejandro Pavón

Ampliar la imagen El director del Zoológico de Chapultepec informó que lentamente se avanza en el proceso para lograr el acoplamiento de Arila y Bantú, gorilas cuya especie está en peligro de extinción Foto: Alejandro Pavón

A seis meses de ser sometidos a proceso de acoplamiento para lograr su reproducción, los gorilas Arila y Bantú ya muestran mutuo interés y atracción, "porque se están echando el ojo; de repente él la espía, y si ella lo descubre se regresa como para demostrarle que no la estaba observando, y al revés" .

Ello es señal de que las cosas van por buen camino en el propósito de que Arila y Bantú logren acoplarse para luego dar paso a la reproducción, señaló el director del Zoológico de Chapultepec, Rafael Ayala Tinajero.

Sin embargo el proceso puede ser largo, toda vez que ellos están acostumbrados a una vida de solterones empedernidos; se trata de dos gorilas consentidos y famosos en los zoológicos de los que provienen: si ella es la reina de Zacango, él es el rey de Chapultepec.

Desde que Arila llegó a Chapultepec con fines de noviazgo las autoridades del zoológico adoptaron diversas medidas para acercarlos, como colocar sus recámaras juntas, y los sitios donde pasan el día. Esto les permitió tener contacto desde el principio, aunque continuaban separados por una reja.

A principios de enero la relación pasó a mayores: comenzaron a compartir la casa, y "empezaron a conocerse y a estar juntos en ese espacio".

Desde el pasado 23 de enero se dejan ver juntos en el jardín; durante el día la reja desaparece y los dos gorilas permanecen juntos en la zona donde el público puede apreciarlos. El director del zoológico explicó que esta nueva etapa ha resultado muy positiva, pues no se ha dado ningún tipo de agresión.

Como ambos son gorilas consentidos uno quiere ser dominante sobre el otro, pero no ha habido expresiones violentas; al contrario, de repente juegan, corretean "y tienen caricias fuertes, porque así son los gorilas". Detalla que deben estar bajo vigilancia permanente, porque Bantú puede apoderarse de la comida de ella, sobre todo manzanas o plátanos, que es lo que más le gusta.

Aunque la forma en que han reaccionado ambos ejemplares corresponde al comportamiento esperado y parece indicar que todo va por buen camino, el director del zoológico advirtió que "en cuestión de acoplamiento ellos son los que deciden cómo cuándo y dónde".

No existen recetas para lograr su acoplamiento, subraya; tampoco puede calcularse un tiempo determinado; al igual que los seres humanos, "pueden sentir atracción y afecto o no".

Insiste en que en esta especie la atracción es muy importante, y el interés que tengan entre sí, y "hasta ahorita ha habido interés, pero hay que darles tiempo, porque durante años han vivido solos y están acostumbrados a ello. Su única compañía eran sus cuidadores, y ahorita ya entienden que están cerca uno del otro". Arila tiene 24 años y Bantú 15. El que ella sea mayor no impide que pueda ser una buena novia, "y esperemos que convivan como una familia".

Los gorilas son una especie en peligro de extinción; su proceso de reproducción es parecido al del ser humano: su gestación es de nueve meses, generalmente tienen una cría, y viven en grupos donde hay un macho dominante. Bantú nació en este zoológico y convivió con su papá y su mamá. Se requiere unir esfuerzos para lograr su reproducción en cautiverio, apunta el entrevistado.

 
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