Usted está aquí: miércoles 1 de febrero de 2006 Cultura Cada vez son menos las personas interesadas en tejer rebozos de otate

ENTREGA DE PREMIOS NACIONALES

Cada vez son menos las personas interesadas en tejer rebozos de otate

''Se está perdiendo esa práctica porque nadie desea aprender'', deplora el artesano

FABIOLA PALAPA QUIJAS

Ampliar la imagen Durante la ceremonia en la residencia presidencial Foto: Roberto García Ortiz

Ampliar la imagen Alejandro Alagón, Jorge Alberto Manrique, Gloria Contreras, Elisa Vargaslugo, José Antonio de la Peña y Shri Krishna Singh galardonados con los premios nacionales de ciencias y artes 2005 Foto: Roberto García Ortiz

La elaboración del rebozo de otate que realizan los artesanos de Tenancingo, estado de México, está a punto de extinguirse porque cada vez son menos las personas interesadas en el arte textil.

Sólo la destreza y la calidad de las prendas que confecciona Evaristo Borboa Casas han permitido que esa tradición no desaparezca.

Borboa aprendió a tejer porque su familia lo hacía. ''Mis pades lo trabajaban; nosotros fuimos cinco hermanos y tres mujeres, pero sólo dos empezamos a elaborarlo. Mi hermano mayor lo hizo unos años, pero después se retiró.''

El artesano, premio Nacional de Ciencias y Artes 2005 en la rama de artes y tradiciones populares, señaló que la tradición de enseñar a los jóvenes se está perdiendo porque nadie quiere aprender.

''Quieren que les pague de mi bolsa. Cómo les voy a pagar, eso no se puede. La gente está mal acostumbrada, buscan tener un trabajo y ganar lo que ellos quieren. Cuando yo aprendí, no me dieron dos centavos por cacahuates.''

Ardua labor

Con más de 70 años de experiencia, Evaristo Borboa señaló que para tejer los rebozos de otate lo que se necesita es voluntad. ''Si a una persona le gusta va a seguir hasta que aprenda, de otra manera una gente que es nerviosa o desesperada no aprende. Este trabajo es cansado, lento, no es cosa de que en ocho días uno sabe mucho. No, uno va poco a poco.''

Recordó que cuando tenía seis años había cerca de 240 personas que tejían, entre ellas una tía suya. Pero expresó que ''todo eso se acabó, porque ya no teje rebozos la gente''.

Don Evaristo, quien ha sido ganador de varios concursos como el Nacional de Artesanías y el Gran Premio de Arte Popular con especialidad en rebozo, explicó que los tejedores en telar de cintura, para confeccionar sus piezas, deben aprender 14 pasos, entre ellos amarrar, teñir, desatar, apuntar, almidonar, montar al telar y tejer.

El artesano utiliza diferentes tintes como el añil, la semilla de achiote, el encino quemado, la cochinilla y otros colorantes tradicionales.

Don Evaristo fabricó su telar de otate (o de cintura) con dos barras que sostienen la urdimbre, uno o varios lizos (barras de madera o carrizos) y la varilla de paso, con la que abre el espacio para insertar los hilos de trama enmadejados en la bobina o lanzadera. Con el machete o espada -barra de madera pulida y lisa- aprieta los hilos de la trama.

En la actualidad son pocos los artesanos tejedores por la escasa venta de las piezas, que debido a la minuciosidad y delicadeza de las texturas tienen un alto costo, que va de 900 hasta mil 200 pesos.

''La venta es difícil y para comer está duro por lo mismo caro", comentó Evaristo Borboa.

 
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