Usted está aquí: miércoles 1 de febrero de 2006 Cultura El fundamentalismo de derecha ha perdido las batallas culturales

ENTREGA DE PREMIOS NACIONALES

El fundamentalismo de derecha ha perdido las batallas culturales

No habrá desarrollo nacional si se desdeña la educación pública, subrayó el escritor

Criticó ''la insolencia'' del secretario Abascal, quien apenas habla ''instala su púlpito virtual''

MONICA MATEOS-VEGA Y JOSE ANTONIO ROMAN

Ampliar la imagen La pintora Leonora Carrington, Premio Nacional de Bellas Artes, anoche en Los Pinos Foto: Roberto García Ortiz

Aunque en el sigilo obtenga sus victorias administrativas, el fundamentalismo de la derecha ha perdido en México una tras otra las batallas culturales, afirmó el escritor Carlos Monsiváis durante la ceremonia de entrega de los premios nacionales de ciencias y artes efectuada anoche en Los Pinos.

El galardonado en el área de lingüística y literatura realizó una férrea defensa del Estado laico y la educación pública ante el presidente Vicente Fox, cuyo rostro, al escuchar el mensaje crítico del escritor, pasaba de la sonrisa a la seriedad inmutable.

El primer mandatario, acompañado por el secretario de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, responsable de una de las actividades aludidas directamente por el ensayista, tuvo que escuchar durante casi 30 minutos, en su ''propia casa'', una a una las duras críticas. Sin embargo, Fox terminó el acto con la frase de siempre, pero ahora lo hizo en un tono más marcado y pausado: ''¡Que Dios les bendiga!''

En un discurso que generó múltiples sonrisas cómplices entre la concurrencia, Monsiváis criticó ''la insolencia'' del secretario de Gobernación, Carlos Abascal, quien ''apenas toma la palabra instala su púlpito virtual'' por manifestar que ''es necesario recuperar con absoluta libertad de credos la religión como el espacio que propicie la vinculación del ser humano con su destino trascendente''.

Nada de retornar a los dogmas

Monsiváis dijo que como ciudadano y creyente, Abascal está en su ''perfecto derecho'' de proclamar las ventajas de la fe, pero ''como secretario de Estado no, porque no hay tal cosa como un señor que si vigila el proceso electoral es laico, y deja de serlo si olvida por completo la estructura ética de la institución donde devenga salarios y tribunas''.

Con dedicatoria especial al mencionado funcionario, el autor de Amor perdido reiteró: ''El Estado laico conlleva obligadamente la ética republicana que, sin negar en lo mínimo el papel de las religiones como espacio de formación de valores, deposita en la educación y las leyes los valores éticos de la sociedad no teocrática.

''El laicismo respeta todos los credos, pero no acepta el retorno a un dogma religioso como criterio único, muy probablemente para que no se acuse al país de clonar el siglo XVII.

''La validez del Estado laico se ratifica al examinar la conducta opuesta: la variedad de expresiones de intolerancia a nombre de la trascendencia no definida para mejor enarbolarla.''

Al respecto, ejemplificó los casos del intento de censura contra la película El crimen del padre Amaro y la campaña para impedir el uso de la píldora del día siguiente.

En ambos casos, destacó, ''el gobierno federal ha procedido conforme a las normas del Estado laico, en uno contra la censura, en el otro ateniéndose a los criterios científicos.

''La píldora del día siguiente cumple sus funciones a pesar de las afirmaciones irracionales como las recientes de un candidato presidencial (Felipe Calderón, quien señaló): 'a la píldora no la incluiría en el cuadro básico de medicinas, ya que es abortiva como está demostrado'. Mentir en asuntos que atañen a vidas humanas es tan grave que convendría aceptar la ignorancia.''

Risas nerviosas

El presidente Vicente Fox sonreía nervioso cuando la concurrencia -que disfrutó enormemente el discurso de Monsiváis- lo hacía. Entre quienes vitorearon al escritor estaban Elena Poniatowska, José María Pérez Gay, Leonora Carrington y los demás galardonados.

Luego, Monsiváis arremetió contra ''la óptica de las minorías gobernantes'' respecto de la educación pública: ''Se le considera el refugio de los que no pueden evitarla, los desconocidos de siempre, los carentes de acceso a los beneficios de la alta tecnología y la compañía escolar de los que serán poderosos porque sus padres ya lo son.

''En las escuelas públicas, se insiste, no hay nada que hacer; los maestros son unos irresponsables, no hay los estímulos del desarrollo (viajes, facilidades de estudio, prestigio íntimo).

''No se quiere destruir la educación pública para que los asalariados sepan leer y escribir, o algo que se le parezca, sino profetizar o atestiguar la suerte atroz de sus egresados o expulsados.

''No aludo aquí a la calidad de la educación pública y privada sino a la campaña de desprestigio intenso contra la enseñanza que proporciona el Estado laico.

''Si bien con la UNAM las calumnias se han desbaratado, en el caso de la educación pública se ha implantado ya la especie: ventaja de clase es destino.

''No se admite lo innegable: tras el menosprecio frenético de las escuelas públicas se levanta otro capítulo de la lucha de clases (versión globalizada).

''Y esto se agrava con los sectores indígenas y tratándose de la aplicación del presupuesto. A los niños indígenas se les relega estrepitosamente, mientras los recursos educativos disminuyen.

''El neoliberalismo exige un país competitivo concentrado en la productividad, y el neoliberalismo se ocupa en evitar la capacidad educativa de los sectores populares.''

Defensa de la educación pública

Monsiváis señaló que una de las tareas urgentes del desarrollo civilizatorio en México es la reivindicación de las escuelas públicas: ''Insistir en su deterioro, como se hace desde las clases más favorecidas, sin revisar detenidamente la idea de 'deterioro', y sin verificar la capacidad de los egresados, muy alta en muchos casos, es inventar el espectáculo de la decadencia de quienes nunca han vivido el auge.

''Lo que procede ahora es la defensa de la educación pública y saber que no habrá el desarrollo nacional preciso si se desdeña la formación de las mayorías'', concluyó el autor de A ustedes les consta.

Como siempre lo hace cuando es criticado, en esta ocasión el presidente Fox también hizo referencia a la libertad que ''campea'' en todos los rincones del país, hecho -que según dijo- fue conquistado por los mexicanos en las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2000, cuando él obtuvo el triunfo electoral.

''Hoy hay plena libertad en todas las tribunas del país, en todos los medios de comunicación, ya no hay restricciones algunas para informar, para difundir'', expresó el mandatario, quien anoche, en la misma residencia oficial de Los Pinos tuvo que escuchar personalmente la crítica del escritor que él mismo definió como un ''referente crítico indispensable'' de la cultura en el país.

 
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