Usted está aquí: lunes 30 de enero de 2006 Espectáculos Servir y proteger. Relatos de rock, violencia y bajas pasiones

Servir y proteger. Relatos de rock, violencia y bajas pasiones

En los primeros años del siglo XXI, cuando ya todos nos habíamos olvidado de la caja de Pandora y nos habíamos acostumbrado al tiradero de calamidades con que decoró el planeta, cuando la inmundicia recorría sonriente los grandes salones disfrazada de pulcritud y buenas maneras, Fausto Arrellín decidió escribir su primer libro.

Se trata de una pequeña colección de relatos sobre sus furtivos y no muy escasos encuentros (enfrentamientos) con la ley, o más bien, con sus gendarmes, con la carne de cañón con que los chingadores cuidan que ningún chingado alborote al gallinero, se alebreste o se salga del huacal.

Y Fausto no nada más se salía, sino que vivía afuera y retaba a la autoridad. El pelo le arrastraba en la ilusión de la espalda y sus pasos flotaban entre la utopía y las cuerdas de la guitarra. Además olía a cerveza y a jipi, le gustaba el rocanrol, tenía las manías de pensar por sí mismo y de sonreír con amabilidad, y no le disputaba la carroña a los perros. En pocas palabras, era un apuñe al portador.

Se iniciaban los años 70, y Robert Plant gritaba "to be a rock and not to rol", cuando Fausto decide salir a fornicar con las banquetas y a contaminar las calles con todo tipo de invocaciones y quimeras; la onda expansiva de su rebeldía y sus bajas pasiones juveniles no tardaron en estrellarse contra la autoridad y hoy, cuatro décadas después, nos cuenta qué onda.

Este libro es sobre esa imagen omnipresente en las pesadillas de nuestra generación. La tira (la tiranía) viene a ser un tema inmejorable, casi forzoso, para un personaje que nació, creció y se reprodujo en el rol del rock; porque hubo un tiempo en el que el rock era subterráneo, contestatario y proscrito, y la tira tenía que reprimirlo para preservar los intereses de una clave vacua, safia y pendeja, en donde la ignorancia era el menor de los males.

Hoy, esta mísera realidad no ha cambiado mucho. Afortunadamente, Fausto tampoco. Servir y proteger, de Fausto Arrellín; El Angelito Editor 2004, 78 pp. Precio de lista 50 pesos.

 
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