Usted está aquí: lunes 16 de enero de 2006 Economía MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Año nuevo, denuncia vieja: el coro de los banqueros

Con avidez, la banca extranjerizada gana sin mejorar servicios, con la complacencia oficial

AÑO TRAS AÑO se escucha la misma cantaleta: explosivo crecimiento del dinero plástico, alud de quejas por los desproporcionados intereses de las tarjetas de crédito y "reacción inmediata" de las autoridades financieras por lo elevado de las comisiones. La música de fondo también es la misma: ja, ja, ja (el coro de los banqueros).

ESTE AÑO SE cumplen 14 desde que culminó la reprivatización salinista de la banca, y no ha habido uno en ese lapso en el que no se escuchen las tres voces, siempre con la misma música de fondo.

COMO EN LOS años previos, en los albores de 2006 se escucha lo mismo: "tuvimos un crecimiento fenomenal en 2005 en el uso de tarjetas de crédito", se regocijan los banqueros; es agio institucionalizado, denuncian los usuarios; los tarjetahabientes "deben tener cuidado de aumentar sus deudas mediante estos instrumentos porque las tasas de interés que cobran los bancos son muy elevadas", advierte el Banco de México.

LA CARTERA VENCIDA de las tarjetas de crédito -como el otorgamiento de los plásticos- crece aceleradamente, tal y como sucedió con los comienzos de la banca reprivatizada. "La morosidad ha subido algo, pero dentro de estándares aceptables que no representan riesgo", afirman los banqueros; el ritmo al que crece el crédito plástico "no es sostenible", aunque "no representa todavía un riesgo para el sistema", se lava las manos el Banco de México; la banca tiene el financiamiento más caro, con tasas promedio que multiplican por 10 la inflación anual, se quejan los usuarios, y nadie mete la mano para contener el atraco.

OFICIALMENTE, LA CRISIS bancaria estalló en 1995 (a pesar que los focos rojos se encendieron cuando menos un año atrás y nadie hizo nada por apagarlos) y los mexicanos la siguen pagando en 2006. La "moderna" banca prometida con la reprivatización salinista fue un rotundo y oneroso fracaso para el país; los neobanqueros sólo resultaron hambrientos especuladores que a las instituciones exprimieron hasta el último centavo, para inmediatamente después declararse insolventes y exigir la intervención del erario; el gobierno entró al "rescate" de la banca con un costo superior a 100 mil millones de dólares -todos facturados al erario- y los usuarios debieron soportar un oneroso sistema financiero. Todo para que finalmente éste fuera extranjerizado.

¿VALIO LA PENA el sacrificio, esfuerzo, costo y carga? Todo indica que no, porque 13 años después regresamos al punto de partida, sin que la banca cumpla con su papel económico y con idénticos especuladores y agiotistas, sólo que ahora en inglés y (valga) en español de España.

EN ENERO DE 1994 la tasa promedio mensual de interés de las tarjetas de crédito promediaba 3.25 por ciento, un anualizado nominal de 39 por ciento. En igual mes, pero de 2006, dicha tasa es de 2.92, o 35 por ciento anual. En 12 años, una "reducción" de 0.33 puntos porcentuales, a razón de 0.0275 puntos por año. Sin embargo, en 1994 dicha tasa resultaba ocho veces superior a la inflación oficial; en 2006, la diferencia es de diez tantos.

DESATADA LA CRISIS, en los primeros meses de 1995 los nuevos barones del dinero amargamente se quejaban: "nos vendieron bancos chatarra", pero ese negocio en ruinas les permitió, en menos de cuatro años, recuperar cuando menos 90 por ciento de lo que (supuestamente) sus nuevos dueños pagaron por las 18 ex sociedades nacionales de crédito cedidas por el gobierno de la "solidaridad". Se supone que por ellas pagaron poco más de 13 mil millones de dólares; de 1991 a 1994 sus utilidades sumaron 11 mil 750 millones de dólares.

CON IDÉNTICA VELOCIDAD y avidez, la banca extranjerizada recupera su inversión original, sin que ello se traduzca en mejoría de servicios o una intermediación económica y socialmente productiva. Todo para la casa, con la complacencia gubernamental.

UN BALANCE MINIMO de la "banca chatarra" que motivó la queja de los nuevos, cuan efímeros, barones del dinero es el siguiente (con información gubernamental): alrededor de 35 mil millones de dólares de ingreso por margen financiero (diferencia entre lo que pagan a los ahorradores y lo que cobran a los créditohabientes); utilidades netas por 11 mil 750 millones de dólares; la cartera vigente creció 149.86 por ciento y la vencida 714 por ciento; por morosidad, las instituciones bancarias embargaron bienes por alrededor de 2 mil millones de dólares, sólo en 1994; el monto por intereses y comisiones cobrados a los créditohabientes creció 99 por ciento en el periodo; el número de cuentas (cheques, ahorro, inversión a plazo) se desplomó 40 por ciento; 11 mil trabajadores fueron despedidos (7 por ciento de la plantilla).

A PRINCIPIOS DE 1995, cuando las autoridades financieras tímidamente reconocían que "algunos problemas" aquejaban a la banca, tres instituciones habían sido intervenidas por la entonces Comisión Nacional Bancaria (Unión, Cremi y Banpaís), cuyos accionistas mayoritarios se dieron a la fuga acusados de un desfalco cercano a 3 mil millones de dólares. Hoy, unos venden plátanos, otros financian películas y algunos más despachan en el Senado de la República.

POR AQUELLOS TIEMPOS, más de 4 mil demandas fueron presentadas ante los tribunales por cobros ilegales de las diferentes instituciones bancarias, y el reconocimiento oficial de "algunos problemas" en la banca se traducía en "apoyos" financieros -del erario, desde luego- equivalentes a 5.5 por ciento del producto interno bruto, hasta representar 20 por ciento del PIB, una factura que no termina de pagarse.

LO ANTERIOR NO tiene mayor trascendencia, porque en enero de 2007 de nueva cuenta se escuchará la cantaleta, con la misma música de fondo: ja, ja, ja (el coro de los banqueros).

Las rebanadas del pastel:

ACHTUNG! EL EMBAJADOR Garza se dice ofendido por las "comparaciones" entre el muro gringo y el de Berlín, pero cualquier gobierno es autoritario si en lugar de negociación política se dedica a construir muros.

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