Usted está aquí: domingo 15 de enero de 2006 Opinión Tema inagotable

Angeles González Gamio

Tema inagotable

Es la ciudad de México; sin duda, pocas ciudades han sido inspiración para tantos libros; este fin de año recibimos varios que vale la pena comentar. Impresionante es La ciudad de México desde arriba. De gran formato, muestra extraordinarias fotografías aéreas de la capital y sus alrededores, que nos permiten apreciar una urbe colorida, inmensa, arbolada, con una fascinante mezcla de lo antiguo y la modernidad más vanguardista.

Sus azoteas planas, que sorprendieron a los viajeros europeos de siglos pasados, en las que predomina el color rojo ocre, se entremezclan con altos edificios de vidrio, concreto y metal, lo que le imprime una personalidad única.

Los fotógrafos son Robert Cameron y Herb Lingl, quienes han realizado obras semejantes sobre Londres, París, Nueva York y varias otras ciudades de Estados Unidos. La introducción y los textos que acompañan las imágenes, algunas antiguas, que muestran el contraste con la foto actual del mismo sitio, son autoría de Luis Herrera-Lasso, diplomático y escritor mexicano. Lo edita Cameron & Company y se consigue con Noriega Editores.

Una visión totalmente distinta de la ciudad nos la brinda el libro México Tenochtitlán, con fotografías de Francisco Mata Rosas y un extenso prólogo de Eduardo Vázquez Martín, publicado por Editorial Era. El autor es uno de los mejores fotógrafos urbanos de la actualidad; en esta obra nos muestra conmovedoras imágenes en blanco y negro de danzantes, peregrinaciones, fiestas patronales, festejos populares y personajes del México profundo. Las definen bien las palabras del prologuista: "Los habitantes de estas fotografías parecen más campesinos sin tierra que proletarios sin empleo; son los rostros de los calpullis contemporáneos, donde sus moradores se resisten a desaparecer..."

Otro libro impactante es Veinte años después, editado por la UNAM y por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC). Es fruto de un debate para reflexionar acerca de los sismos de 1985, que en tantos sentidos transformaron nuestra urbe, organizado por el PUEC, que dirige con gran eficacia Manuel Perló, coordinador del proyecto. La obra recupera la memoria histórica de esos días, acción fundamental para contribuir a construir un mejor futuro para las nuevas generaciones; se complementa con impresionantes fotografías.

De la arruguita en el alma que nos dejan esas imágenes, pasamos al ambiente festivo que nos provoca la lectura de La capital, rincones y rostros, deliciosas crónicas de Enrique Loubet Jr y Jorge Laso de la Vega, quienes nos hablan de sitios y personajes de la ciudad de los cuarenta a los setenta del siglo pasado. Lo publica Altres Costa Amic. De ese mismo talante es Cantineando de sol a sol, de AFD Cruz, publicado por la Cervecería Cuauhtémoc, que nos lleva por un sabroso recorrido por esos "antros del saber", como bien los llama el gran cronista Carlos Monsiváis.

Miguel Angel Porrúa, talentoso heredero de una de las tradiciones editoriales con más prestigio, publica Historia del aire y otros olores en la ciudad de México, 1840-1900, original trabajo de Sergio López Ramos, que nos proporciona una cara poco analizada de la vieja ciudad.

De ahí nos brincamos a la arquitectura con Las pasiones de Cuba 60; no se imaginen una historia amorosa en la Habana de los años sesenta; es la de una casona decimonónica situada en el número 60 de la calle de Cuba, que restauró la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para ofrecer al público unas oficinas en el corazón de la ciudad. El autor del texto, Rigoberto Gerardo Ortiz Treviño, se remonta a la historia de la calle desde el siglo XVI, y va siguiendo a lo largo de las centurias las distintas construcciones que ocuparon el predio. Buenas fotografías del pasado y actuales nos ubican visualmente en las diferentes épocas, y nos permiten apreciar la extensa restauración que se llevó a cabo.

Sobre la misma materia versa el interesante librito -por el tamaño, ya que por el contenido es mayúsculo- editado por Centro Urbano, que nos envió la arquitecta Sarita Topelson, titulado Arquitectura más allá de las fronteras, en el que se exponen modelos significativos de vivienda en la capital y en otras ciudades del mundo.

Pero ya llegó la hora de comer, que es sagrada, así que les propongo entrar en calor con un plato de fabada bien servido, con su chorizo, morcilla y tocino, y compartir una ración de crujiente lechoncito cocinado en el horno de leña del Centro Castellano, de la calle de Uruguay 16. Indispensable la compañía de un vino tinto con cuerpo. Si lo alcanzó la cuesta de enero, ahí mismo, en la parte alta, tienen un menú corrido sabroso, abundante y económico.

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