420 ° DOMINGO 8 DE ENERO DE 2006
 

De Nadie, documental sobre el paso por México de los migrantes centroamericanos
Retrato de "los invisibles"

Tania Molina Ramírez

Indignado por lo que sucedía a su alrededor, Tin Dirdamal, un joven trabajador voluntario en Veracruz, tomó una cámara y, sin saber bien qué hacía, comenzó a filmar historias de centroamericanos de paso por nuestro país, rumbo al norte.
El resultado, un conmovedor documental elegido para participar en enero en la próxima edición del festival de cine Sundance


Una noche, un hombre llegó a pedir posada a casa de Tin Dirdamal en Orizaba, Veracruz. El hombre venía de Centroamérica, de paso hacia Estados Unidos, acababa de ser asaltado por los Mara Salvatrucha que lo sometieron a ocho horas de tortura y le dejaron una profunda cicatriz que le atravesaba el rostro.


Un migrante centroamericano junto a las vías del tren Fotografía: La Jornada/Alfredo Domínguez
 

Conforme el centroamericano iba contándole a Dirdamal ­voluntario en un proyecto jesuita de apoyo a los migrantes­ lo que había vivido, éste se iba enfureciendo cada vez más. "Sentí una impotencia terrible", cuenta en entrevista telefónica con Masiosare.

Ellos no lo sabían aún, pero esa noche nació el conmovedor documental De Nadie, que participará en la próxima edición del festival de cine Sundance.

En casa de Dirdamal, regiomontano de 23 años, había, quién sabe por qué, una cámara de video. El joven decidió grabar la historia de su huésped para "enviarla a la comisión de derechos humanos o algo", cuenta. Pero primero quiso hacer unas cuantas tomas más.

Poco tiempo después, mientras trabajaba como voluntario en la Sierra Tarahumara, conoció a Jackie Campbell, asistente del obispo Raúl Vera. Ella le contó que el prelado ­quien había abierto una casa del migrante en Saltillo­ quería mandar hacer un video sobre la situación de los migrantes centroamericanos en nuestro país.

Se juntó el hambre con la comida.

El sacerdote dio seis mil dólares para que Dirdamal hiciera este video, proyecto que inició en 2003.

Por su lado, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) puso mil dólares y sus salas de edición. Y es que el núcleo creador del documental son estudiantes de este instituto (Dirdamal estudia ingeniería industrial; José Torres, coproductor y coeditor, mercadotecnia; Antonio M. Ruibal, compositor de la música, comercio internacional; y Lizzette Argüello e Iliana Martínez, quienes hicieron la investigación, ya se titularon en Relaciones Internacionales).

Así que con 7 mil dólares y una handycam estos jóvenes que jamás habían hecho un documental, contaron de una manera directa, sencilla, la pesadilla que viven muchos centroamericanos al cruzar nuestro país: el tren, la migra, la policía; y el asomo de esperanza representado por las mujeres de La Patrona, un pueblo conocido por dar comida a los migrantes mientras el tren va en marcha. También contaron lo que dejaron atrás: Honduras.

El resultado es una historia narrada sin grandes afanes estéticos: "No hubo una pretensión cinematográfica".

Curiosamente, esas mismas limitaciones estéticas, resultado sobre todo de la ignorancia, crean una sensación de cercanía con los personajes, que es justo lo que buscaba: "La intimidad y la profundidad (con la que se retrata una historia) no la cambio por nada".

"Me dolió mucho hacer el documental, por lo jodido que puede ser el humano", dice. Sin embargo, también conoció un personaje que "es el que me sigue dando fuerza para seguir". Se trata de José Salvador, un hondureño que prácticamente tenía las tripas de fuera a raíz de una operación, y que aún así se empeñó en llegar a Washington, "puso su persona en segundo plano para que sus hijos tuvieran comida".

La obra, desde el título hasta la música, está influenciada por Eduardo Galeano. El director logró hacerle llegar una copia del documental y el escritor uruguayo le escribió para darle las gracias por "haber hecho esa película, que ha tenido el coraje de retratar a los invisibles".

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En un afán por buscar vías distintas a las grandes distribuidoras (que imponen contratos leoninos) ­explica Dirdamal­ el equipo que realizó De Nadie regala copias a quien quiera armar grupos para proyectar la película. Con la condición de que no se cobre, han logrado crear una especie de red de distribución en unos siete estados, sobre todo con estudiantes que exhiben el documental en sus universidades.

La proyección de De Nadie en el ITESM le dio especial gusto a Dirdamal, por el público ("estudiantes que quizá después estén en puestos de poder político"). El recibimiento fue impresionante, cuenta. Tras un par de proyecciones con salas abarrotadas, mostraron De Nadie cuatro veces al día durante varias jornadas, con lleno total. El joven director calcula que lo habrán visto unos mil 800 estudiantes.

(El rector quedó tan conmovido que se comprometió a becarlo para una maestría).

Este año De Nadie participó en los festivales internacionales de cine en Guadalajara (ganó como mejor ópera prima mexicana), Monterrey (ganó primer lugar en largometraje), Morelia, Sao Paulo y en el Festival Internacional de Documentales de Amsterdam.

De Nadie estará incluida en el festival de documentales Ambulante (circularán por salas Cinépolis de 15 ciudades a partir de febrero), organizado por Diego Luna y Gael García.

Con los 10 mil dólares que ganaron en Guadalajara y la cámara de 5 mil dólares, premio de Monterrey, ahora realizan un documental en Bolivia acerca de la guerra del agua.

Dirdamal dice que también está tratando de que no sea él quien haga los documentales, y próximamente impartirá talleres de documental en comunidades indígenas bolivianas.

Mientras tanto, lo que más le da ilusión es su plan de recorrer la ruta de los centroamericanos, desde Honduras hasta el norte de México, y proyectar el documental en los pueblos de paso. Algo así como que la obra ande los pasos del migrante centroamericano.

(Tin Dirdamal puede ser contactado en [email protected])