Usted está aquí: domingo 8 de enero de 2006 Política La migra, responsable de seis muertes en 15 meses

ONG revelan historial negro de la Patrulla Fronteriza

La migra, responsable de seis muertes en 15 meses

Provistos de pistolas, gas pimienta y chicharras eléctricas, los agentes son verdugos de indocumentados: activistas

DE LOS CORRESPONSALES

De los decesos de migrantes ocurridos en los más de 3 mil 200 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos, destacan los generados por agentes de la Patrulla Fronteriza, quienes provocaron la muerte de al menos seis connacionales en los 15 meses recientes.

Destaca el caso de las guanajuatenses María Guadalupe Gómez Patiño, su hija Adriana Martínez Gómez y su amiga Carmen Bustamante Aguirre, quienes en octubre de 2004 estaban a unos cuantos metros de internarse a Eagle Pass, Texas, y fueron descubiertas y obligadas a regresar nadando a Piedras Negras, Coahuila.

Existen versiones de que los agentes les lanzaron piedras para obligarlas a regresar nadando al lado mexicano, pero terminaron arrastradas por la corriente del río Bravo.

En la frontera de California y Baja California, los agentes de la Patrulla Fronteriza adscritos al sector San Diego y El Centro provocaron durante 2005 dos asesinatos y dos heridos, señalan organismos defensores de derechos humanos de ambos lados de la frontera, basados en reportes internos de la propia corporación estadunidense.

El caso que ha provocado una tensión en las relaciones entre México y Estados Unidos es el de Guillermo Martínez, asesinado por la espalda el 30 de diciembre en el cañón Zapata, a manos del agente Faustino Campos, quien fue transferido a labores administrativas en tanto se esclarecen los hechos.

El Comité de Amigos Americanos de Estados Unidos indica que la otra muerte ocurrió el 4 de octubre de 2005, mientras los lesionados corresponden al 26 de octubre y el 14 de noviembre.

El organismo Defensa y Promoción de los Derechos Humanos Emiliano Zapata, con sede en Matamoros, Tamaulipas, señala que en los límites de esa entidad con Texas la situación es tan grave que el 14 de diciembre pasado una de estas "persecuciones infames" provocó la muerte de Carlos Martínez Chávez, de 17 años, en el límite de los dos Laredos.

Luz María González Armenta, activista de la agrupación, señaló: "lo persiguieron, lo gasearon hasta que lo vieron meterse otra vez al río Bravo; por los nervios y cegado por el gas que le aventaron en la cara, Carlos no pudo nadar y murió ahogado".

Rosalía Chávez, madre del menor, solicitó apoyo del consulado mexicano en Nuevo Laredo. "Hay negligencia desde el momento en que vieron que se estaba ahogando y no lo ayudaron, porque pudieron aventarle una cuerda para tratar de rescatarlo y no lo hicieron", dijo la activista.

A partir de visitas a los albergues para migrantes, la ONG conoció también relatos en los que los agentes de la Patrulla Fronteriza provistos de pistolas, gas pimienta y hasta chicharras eléctricas se convirtieron en verdugos de los indocumentados.

''Tenemos testimonios de personas que se encuentran en la Casa del Migrante, aquí en Matamoros, que después de ser deportados platican cómo los golpean, los dejan sin comer, los persiguen, les echan los perros, y todo esto apunta a cómo los derechos humanos son letra muerta para la Patrulla Fronteriza", agrega.

Del lado de Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas, las cosas son similares. Testimonios recabados por ONG indican que personal de la Patrulla Fronteriza sigue dando trato de criminales a los migrantes que deporta, ya que los traslada esposados en camiones a la frontera con México, dijo Pilar Ramírez Hernández, educadora y promotora de derechos humanos de la Casa del Migrante en Ciudad Juárez.

Entre las quejas de los deportados, dijo, está la de que solamente les dan de comer una vez al día cuando los trasladan esposados y sin derecho de ir al baño. Estas violaciones ocurren a diario sin que la Secretaría de Relaciones Exteriores haya hecho caso a las denuncias.

Paradójicamente, no hay reportes recientes de maltrato policiaco en el llamado corredor de la muerte, en los límites de Sonora y Arizona, donde ocurrieron en 2005 más de la mitad de los 433 decesos de connacionales reportados a lo largo de los 3 mil 200 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos.

Leopoldo Ramos, Antonio Heras, Julia A. Le Duc, Rubén Villalpando y Cristóbal García, corresponsales

 
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