Usted está aquí: domingo 8 de enero de 2006 Opinión La educación en México

Antonio Gershenson

La educación en México

La educación en nuestro país ha recibido, en el contexto de las precampañas electorales, poca atención. Los 50 compromisos de Andrés Manuel López Obrador le dedican varios incisos, y los compromisos incluyen, entre otros, numerosas nuevas preparatorias y universidades, mejoramiento de la calidad de la enseñanza en varios niveles. Pero otros candidatos, y numerosos comentaristas, no le han prestado la necesaria atención al asunto.

Se ha publicado, y de alguna medida comentado, una serie de estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), originalmente de países primermundistas, pero a la cual han ingresado luego varios otros países, incluido México) sobre la educación y en particular, sobre la educación en México. Vamos a transcribir algunos de los resultados, para luego tratar de llegar a conclusiones.

Regionalizando, el Distrito Federal tiene el menor porcentaje de deserciones en primaria. Pero en secundaria ya su porcentaje es intermedio, y es alto en la preparatoria, donde la eficiencia terminal (porcentaje de sobrevivientes, por decirlo así) es de las menores. Es decir, incluso en una región más afortunada en la fase inicial de la educación, ya vemos que las posibilidades de seguir estudiando se "aplanan" hacia abajo con el resto del país. Vamos a ocuparnos más ampliamente de los problemas relacionados con la calidad de la enseñanza.

La calificación para el resultado de la enseñanza de los alumnos de 15 años es más alta en Finlandia y Corea, con índices de alrededor de 540 (en una escala llamada PISA). México tuvo el último lugar de la OCDE con menos de 400 puntos.

Subdividiendo, el rendimiento en lo relacionado con la lectura es similar al del conjunto. Pero en matemáticas la diferencia es mayor, pues son más los países cerca de 540, mientras en México el índice es de 385. La proporción con capacidad insuficiente en matemáticas varía de menos de 10 por ciento en Finlandia y Corea a más de 60 por ciento en México.

En cuanto al grado de centralización de las decisiones en secundarias públicas, el país que las tiene más descentralizadas es Holanda, con 100 por ciento de las decisiones tomadas en cada escuela. El único país con decisiones más centralizadas que México es Grecia. En el país, poco más de 20 por ciento de las decisiones se toman en cada escuela, una parte mínima en la región y más de tres cuartas partes de las determinaciones se toman en el centro y en los estados.

Los países con menos centralización en las decisiones tienen más nivel académico, más puntos en el citado examen: en matemáticas, Holanda, Finlandia, Corea y Japón tienen menos centralización y mejor calificación; en lo relacionado con la lectura, los países que más muestran este mismo fenómeno son Finlandia y Corea. México, como desprende de lo ya mencionado, une la mayor centralización con la peor calificación.

Otros elementos contribuyen a explicar la baja calidad de la educación en México. En secundaria, en nuestro país cada maestro es responsable, en promedio, de 32 estudiantes, frente a 14 estudiantes por maestro en el promedio de la OCDE.

Otro factor que ayuda a explicar las deficiencias educativas es el bajo porcentaje del gasto que se dedica a la inversión (equipos de laboratorio, suficientes instalaciones académicas, etcétera). En México, en primaria y secundaria sólo se dedica a la inversión 2.7 por ciento del gasto total, frente al promedio de la OCDE de 8.2 por ciento.

El mismo porcentaje se dedica en nuestro país a la inversión en la preparatoria, pero en este caso la diferencia es mayor, porque en el promedio de la OCDE el porcentaje es de 11.6.

Empezamos a comentar algunos de los problemas. Si en las matemáticas la calidad de la enseñanza es aún peor que en otras áreas, eso es en buena medida porque se quiere enseñar de manera desligada de la realidad. Los números son resultado de un proceso de abstracción. Esto significa que con ellos sólo conservamos un aspecto de las personas, de los animales o de las cosas: la cantidad. Las demás propiedades las hacemos a un lado para fines de los cálculos u otros usos.

Ese proceso de abstracción le tomó a la humanidad miles de años, y se quiere que las niñas y niños aprendan a sumar, restar, etcétera, números como tales, y que luego se aprendan las operaciones o las "tablas" de memoria. Es mucho más claro para alumnas y alumnos sumar y restar objetos, y a partir de ahí abstraer hacia los números, pero eso generalmente no se toma en cuenta.

Si los objetos agradan a las niñas o niños, mejor; pero eso no importa a la educación arcaica que tenemos en muchos lados.

También, sin embargo, la lectura y escritura se quieren enseñar a partir de las letras, también resultado de un largo proceso de abstracción: pictogramas, de los que algunos de los más conocidos se encontraron en cavernas; luego jeroglíficos, luego letras y dentro de éstas un largo proceso de evolución también.

En vez de empezar por la lectura de palabras sencillas y familiares a la niña o niño, se comienza por las letras y se les pone a llenar planas con "ovalitos", luego con letras "a" y así sucesivamente.

Habrá que seguir abordando aspectos de este tema; por lo pronto, se nota que urge toda una revolución educativa.

 
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