Usted está aquí: domingo 8 de enero de 2006 Espectáculos JAZZ

JAZZ

Antonio Malacara

Lucio Sánchez

EN MEDIO DE una ciudad como Jalapa, hecha de música y poesía, la imagen de Lucio Sánchez surge como una referencia obligada para poder adentrarnos en el devenir del jazz veracruzano. Este maestro del bajo no sólo está cumpliendo 31 años en las filas de Orbis Tertius (y siete como director del grupo), también ha logrado establecer una historia "aparte" con un tríptico de discos solistas que recién se concretó con la aparición de Caleidoscopio (Pentagrama, 2005).

LUCIO SANCHEZ SE integra al proyecto de Orbis Tertius en 1975, el mismo año en que el grupo pasa a formar parte de la nómina de la Universidad Veracruzana, mediante un insólito proyecto de difusión cultural encabezado por el rector Roberto Bravo Garzón. Así, los músicos de Orbis se quitaron de encima la omnipresente presión económica de todo jazzista, se olvidaron de andar suplicando jale, o de andar hueseando, y se dedicaron de tiempo completo a lo suyo, a la creación.

LAMENTABLEMENTE, ESTA holgura profesional sólo ha podido traducirse en tres discos: Volviendo al Mar (1996), Jazz (1997) y Aniversario (2000), no habiendo hasta el momento planes para grabar el cuarto. Aunque resulta obvio que aquella temeraria iniciativa de Bravo Garzón ha obtenido enormes dividendos en la sensibilización y la formación de públicos dentro y fuera de Veracruz. Además de que la UV ha incluido ya a un segundo grupo de jazz en su nómina: Jazz entre Tres.

DESDE LA GRABACION de su primer disco, Orbis Tertius tuvo en Lucio Sánchez al más importante de sus compositores. La guitarra de Humberto León era realmente impresionante, el piano de Miguel Flores y el sax tenor de Franco Bonzagni estaban también en los mejores niveles, pero las rutas y las líneas de despegue eran marcadas por el bajo. Así se marcó la leyenda.

DE HECHO, NUEVE años antes de que la UV decidiera editar el primer disco de Orbis, Lucio presentó su primer elepé solista: Festival (Promodiscos, 1987). En 2001 llegó un segundo título, Reflexión, y para 2005 el maestro nos entrega Caleidoscopio, un compacto de ocho piezas donde la madurez y el hallazgo de un amplio y personalizado discurso son el común denominador.

DE PRINCIPIO A fin, Caleidoscopio pone al frente la fuerza del ritmo y la melodía. El bajo eléctrico, siempre presente y liderando el sonido en su conjunto, logra un inteligente equilibrio que en ningún momento desplaza al resto de la dotación: Gerry López (sax alto), Manuel Viterbo (guitarra), Rolando Alarcón (batería), Leo Colorado (percusiones) y un sorprendente Rey David Alexandre (trombonista veracruzano avecindado en el DF) que ha logrado en este disco una de sus mejores incursiones en el arte de la improvisación.

APUNTANDO INVARIABLEMENTE al jazz contemporáneo, los temas de Lucio Sánchez hacen patente el gusto del compositor por los sonidos clásicos del jazz y por el groove funketero y afrolatino. Por momentos, pareciera que las atmósferas están a punto de derrumbarse en Sin mirar atrás, pero el heroico cuerpo de boperos llega al rescate en cuestión de segundos con Supernova. El único pero lo encontraríamos en la calidad de la grabación. Creemos que los ingenieros de grabación y mezcla pudieron haberle sacado más jugo al sexteto, pero el mensaje, con un poco de neblina jalapeña, es claro a final de cuentas.

EL AÑO PASADO Lucio viajó a París con Orbis Tertius y aprovechó para presentar Caleidoscopio con sus compañeros. Para mediados de este 2006 tiene proyectado regresar a Francia, ahora él solo, con la intención de grabar un disco con Annie Sureda en la voz y Wheyn en el bandoneón. Por cierto que Annie se presentará en Jalapa en marzo próximo. Salud.

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