Usted está aquí: lunes 2 de enero de 2006 Opinión Cuatro cuartetos, de Brian Nissen, en el museo Tamayo

Claudia Gómez Haro

Cuatro cuartetos, de Brian Nissen, en el museo Tamayo

El trabajo de Brian Nissen, artista nacido en Londres (1939), ha venido estableciendo interesantes diálogos con los movimientos modernistas de mayor envergadura, sin embargo, como bien señala Arthur Danton en su texto Modernidad mesoamericana en el arte de Brian Nissen, la cultura que lo define como artista es la nuestra.

Durante su estancia en México, Nissen es seducido de manera excepcional por la civilización precolombina y su enorme carga de significados.

Desde hace algunos años, el trabajo del artista viene aludiendo a la historia estética, natural y cultural de México basado en estudios, investigaciones y lecturas que impactan de manera determinante el desarrollo de su quehacer artístico. En 1983, dos años después de su apertura, el museo Rufino Tamayo presentó una exhibición del artista con obras inspiradas en el poema en prosa de Octavio Paz, Mariposa de obsidiana. Dos décadas más tarde, Nissen regresa al importante recinto para mostrarnos Cuatro cuartetos, espléndida exposición compuesta, a manera de retrospectiva, por cuatro series producidas en Nueva York desde principios de los años 90 hasta hoy.

Las series presentadas en esta muestra integran cuatro composiciones completas y, aunque cada una fue concebida y desarrollada por separado, en esta ocasión se muestra el trabajo del artista durante este periodo, trabajo que incluye la exploración de las cualidades expresivas de cada tema o metáfora, la investigación de sus referencias históricas y culturales y la consecución de las formas suscitadas por este interés a partir de técnicas diversas.

Como es costumbre, Nissen utiliza como eje de sus obras una metáfora con variados efectos colaterales. Cuando el artista llega por primera vez a México en 1963, dotado de un profundo sentido de la historia, se asombra, entre muchas otras cosas, por los jardines flotantes construidos sobre plataformas rectangulares de carrizo desarrollados por los aztecas en Xochimilco y que años más tarde concreta en la serie Chinampas. Las islas de lodo y materia viva , congruentes con su propósito, se convirtieron en símbolo ideal para Nissen.

Chinampas, uno de los cuatro "cuartetos", incluye esculturas cuya disposición sobre bases con espejos evoca el agua que rodea estas islas. Para el artista, las estructuras planas y rectangulares de las chinampas entablan un diálogo interesante con la manera en que los expresionistas abstractos de los años 40 y 50 describían la superficie de la tela como escenario para la actuación, un espacio donde los gestos de la pintura misma encarnan en narrativa.

Este ensueño de Xochimilco muestra también la labor artesanal de Nissen, así como su conocimiento del carácter distintivo de los materiales que utiliza. En sus islas imaginarias transformadas en bronce y cerámica, hay alusiones a formas clásicas precolombinas; figuras geométricas en forma de pelota, pirámides, rampas, caminos, escalinatas y brotes vegetales imposibles de clasificar que producen una metáfora más cargada de misterio.

Casi una década después, Nissen se embarca en un viaje hacia Atlantis encontrando una analogía entre las visiones platónicas de la ciudad perdida y las exclamaciones de sorpresa ante el Nuevo Mundo en el siglo XVI

De la serie Atlántida presenta pinturas en relieve y esculturas de volcanes-pirámides, así como un conjunto de enormes mapas marítimos inventados, inscritos con notas crípticas y comentarios tomados de fuentes mexicanas y europeas. Nissen trabaja esta serie en 1992 cuando el Ministerio de Cultura de Cataluña lo invita a presentar una exposición para celebrar el quinto centenario del descubrimiento de América. Las piezas que conforman este bloque exploran el mito griego de la Atlántida desde la peculiar mirada del artista, la seducción que la ciudad perdida ejerce en él y la metáfora que conlleva.

Platón dice que oyó hablar de la Atlántida a su bisabuelo y a Solón. Brian lo sabe y se pregunta: ¿por qué esta historia se convierte en uno de los grandes mitos de todos los tiempos? ¿Por qué los griegos cultivaron esta historia? ¿Podría ser que la Atlántida fue utilizada por Platón para demostrar que una sociedad como la propuesta en su República era no sólo plausible, sino posiblemente había existido en su Atlántida? Esto, por supuesto, le daría un origen creíble. Así, Nissen elige el mito griego como punto de partida, subrayando su importancia dentro de los cronistas españoles del siglo XVI, como fray Bartolomé de las Casas, para quien el continente descubierto era, de hecho, la Atlántida desaparecida. Este conjunto de notables obras explora el poder de seducción del antiguo mito, descrito por primera vez en dos de los Diálogos de Platón: Timeo y Critias, y el significado de su papel en el imaginario cultural tanto histórico como contemporáneo.

La sección Sculptoria consiste en una serie independiente de esculturas recientes, la mayoría vaciadas al bronce. Las pátinas texturizadas exhiben un amplio rango de tonalidades minerales; desde un café rojizo hasta el dorado y azul-verde orgánico. Varias de estas obras sugieren motivos y composiciones precolombinos provenientes de la escultura y arquitectura aztecas y mayas; otras más hacen referencia a formas orgánicas; flores, árboles y vegetales tropicales. Estas piezas varían dramáticamente de escala, a tal punto que esculturas pequeñas e íntimas contrastan con piezas totémicas.

El cuarto "cuarteto" está conformado por su serie más reciente, titulada Limulus, e incluye esculturas en bronce y collages. Se trata de la abstracción de un conjunto de piezas que nacen inspiradas en ese curioso animal prehistórico llamado limulus, o cangrejo herradura. En esta serie la esfera es la forma básica en la que Nissen encierra sus variaciones jugando con armonías y contrastes. De esta manera el cangrejo herradura es para el escultor emblema del carácter transitorio y la permanencia de la naturaleza. Desde su primer encuentro con esta criatura que tiene algo de mitológico y simbólico en Martha's Vineyard, Nissen se sintió seducido por la presencia inusual del limulus y por su aspecto temible, fantástico, formidable, sus increíbles atributos y ritos que relata Alberto Ruy Sánchez a lo largo de un bellísimo libro recientemente publicado por Artes de México en su colección Libros de la Espiral.

Innumerables artistas y poetas han imaginado y evocado todo tipo de animales de fábula desde la antiguedad hasta Lewis Carroll, Joan Miró, El Bosco, Borges... pero esta vez Nissen se encuentra ante un ser fabuloso que además es real y verdadero y lo recrea magistralmente en esta serie. El artista se mimetiza con esta extraña criatura y concibe una obra magistral a través de su mirada creadora.

La exposición Cuatro cuartetos se inauguró el jueves 15 de diciembre y permanecerá hasta marzo de este 2006 en el Museo Rufino Tamayo. La muestra nos presenta el trabajo realizado por Brian Nissen durante las dos décadas pasadas revelándonos el sentido de asombro y maravilla cósmica del artista ante nuestra cultura con su inexplicable mezcla de fuerzas vivas precolombinas, criollas y españolas, convirtiendo los hechos históricos en notables ficciones artísticas.

 
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