La Jornada Semanal,   sábado 24 de diciembre  de 2005        núm. 564
LASARTESSIN MUSA
Jorge Moch
tumbaburro@yahoo.com
 

 

 SURIPANTAS EN MI TELE (I DE II)

¿Existen realmente las prostitutas telefónicas?; ¿esos números 01 900 son burdeles virtuales en los que el oído se hace cómplice directo del órgano sexual por excelencia, o sea el cerebro?; ¿serán muchos los mexicanos que vuelcan sus eróticas frustraciones en esa anónima, onanista, remota y posiblemente falsa intimidad?; ¿las putas telefónicas aceptan llamadas de mujeres o ceden al tradicional prurito chovinista del machismo mexicano?; ¿cómo debemos decirles atendiendo a la corrección política de los tiempos, putas telefónicas o telefónicosexoservidoras? ¿o simplemente sexo servidoras telefónicas, meretrices auditivas, telefurcias?; ¿se jodió mi compadre el sordomudo?; ¿cómo va a ser la cosa ora que se popularice el videoteléfono?; si se trata de una forma de comercio sexual, y la comunidad gay está en constante búsqueda de reconocimiento y ávida de espacios sicalípticos, ¿por qué no se anuncian entonces números de cachondeo homosexual para varones?, ¿está ello acotado por la pudicia de los anunciantes o asomó al asunto algún narigudo inquisidor de Gobernación?; ¿las muchachas ésas tan bonitas que se anuncian por las noches en la tele, con tentadoras minifaldas y nalgas perfectas apenas cubiertas con el encaje de una apetecible tanga, son realmente las que contestan o se trata de señoras gordas de piernas y axilas peludas, molachas que se la pasan fumando en bata y con tubos en la cabeza y no se bañan y si se las encuentra en un callejón pega uno del susto un alarido pero son expertas en melificar la voz y actuar quejiditos porque total que por teléfono no se huele y todavía no se ve?, y ya más ociosa por retórica y previsible la respuesta: ¿es verdadero negocio —puesto que difícilmente será otra la causa de que tal fenómeno exista— operar estos negocios de líneas calientes y prostitución de las orejas?

Todas estas preguntas y otras de pilón quiso hacer este recalentado columnista a los responsables de esos laaaaargos "infomerciales" trasnochados que transmite Televisa en varios de —si no todos— sus canales cuando se estira la elástica hora de las brujas, desde más o menos la una de la madrugada hasta las cuatro o cinco. Pero nadie ha querido —o podido, cosa de apretadísimas agendas de los trabajadorsísimos ejecutivos y directivos de tan prolífico gremio— contestar, así que le queda a esta sicalíptica y frustradona columna apenas el recurso de la especulación.

El recurso de la especulación toma visos de incipiente investigación cuando, queriendo saber qué empresas son las que operan este servicio, comelonas de largas horas de televisión que bien podrían dedicarse a bodrios entrañables del cine nacional, se encuentra uno con evasivas secretariales, marañas telefónicas y administrativos callejones sin salida a la hora de desentrañar identidades y sociedades comerciales en las que los socios parecieran no ser humanos, sino fantasmas escurridizos que lo que menos quieren es, según parece, platicarle a un metiche periodista cómo es eso de hacer dineros a costa de lo que en la Guadalajara de mis mocedades denominábamos en la jauría preparatoriana como el "andar jarioso" ajeno.

Allí por ejemplo las chicuelas de Dormitorio de señoritas, servicio que se anuncia en Galavisión y del que, mientras uno se distrae con aprensibles turgencias, un raudo cintillo a pie de pantalla informa que pertenece a una empresa que se llama Telecenter SA de CV, que luego de treinta y cinco pesotes por minuto de jadeos se esfuma en la anonimia. Esta columna indagó en documentos publicados por la Coordinación General de Servicios de Telecomunicaciones y Verificación y por la Dirección General de Larga Distancia y Valor Agregado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y descubrió que Telecenter opera con la clave de registro SVA-053/2002 desde ese mismo año (2002), pero nunca fue posible hacer que contestaran el teléfono y por lo mismo nos quedamos con las ganas de platicar con alguien que nos ilustrara acerca de tan pintoresco oficio.

Llama la atención que sea en los canales de Televisa, la de la campaña de los valores que nos valen, donde por dinero se estimule un comercio que muchos aplaudimos porque sin duda representa el verdadero espíritu de los tiempos de la libertad de emisión. Divierte maléficamente imaginar qué pasaría si un día un tropezón técnico intercambia los horarios del infomercial de Dormitorio de señoritas con el de Guía para padres...

(Continuará.)