418 ° SABADO 24 DE DICIEMBRE DE  2005

EL SONORO RUGIR

La chiquillada: abundancia de candidatos

La chiquillada se cotiza bien. Díganlo si no los dirigentes del Partido Alianza Socialdemócrata y Campesina (PASC) que reunieron tres aspirantes a la jefatura de Gobierno del DF: Demetrio Sodi, Beatriz Paredes y Rosario Robles.


Tras la conferencia de prensa en la cual Robles anunció sus intenciones de buscar la postulación ­pese al impedimento legal pues ya ocupó el cargo al que aspiraría­, los dirigentes del PASC estaban muy felices: "Es la primera vez que tenemos tantos medios en una de nuestras conferencias de prensa", dijo uno.

Sin embargo, el presidente del partido, Alberto Begné, rápidamente opinó que la ex perredista no era elegible. Para ser aspirante a la candidatura del PASC, el interesado debe reunir 20 firmas de consejeros políticos. Tanto Beatriz Paredes como Demetrio Sodi consiguieron las firmas entre los consejeros "socialdemócratas", en tanto que a Robles sólo le dieron firmas los campesinos.

El anuncio de Robles coincidió con la inminente resolución judicial sobre la validez de la candidatura presidencial de Patricia Mercado, que ha sido cuestionada por la "columna campesina".

En un acuerdo firmado el 13 de agosto pasado ­del cual esta sección tiene copia­, Mercado Castro acepta someterse al filtro de las encuestas. Según el acuerdo, los sondeos de los diarios Reforma y El Universal y otros dos encargados por el partido serían la base para determinar si se formalizaba o no la candidatura de Mercado. En el documento no se fija el porcetanje que la candidata debería obtener, como sí ocurre en la convocatoria que establece el requisito de "tener un nivel de preferencias electorales de 2%"

El acuerdo firmado en agosto ha sido el principal argumento de la "columna campesina" para objetar la candidatura de Mercado. Sin embargo, los propios dirigentes campesinos reconocen que la candidata tiene amplias posibilidades de ganar en el tribunal (la decisión estaba por tomarse al cierre de esta edición).

Ignacio Yris Salomón, dirigente de la "columna campesina", lamenta que sus compañeros de partido hayan "preferido jugar a una candidatura testimonial" que comprometerse con un candidato externo.

Los campesinos tenían a su candidato en Víctor González Torres, el Dr. Simi, quien les había ofrecido: "Yo pago mi campaña y no me meto con el partido". Patricia Mercado acusó a los campesinos de haber recibido dinero de Jorge Castañeda y de González Torres, lo cual, por supuesto ellos rechazan: "Lo primero que nos dijo el Dr. Simi es que no nos iba a dar nada porque todos los partidos con los que negocia lo ven como Rico Mac Pato".

Ahora, los adversarios internos de la candidata aceptan que no puede haber simicandidato. Pero no sueltan la idea de que todavía podría haber una tercera opción.

Sea cual sea la resolución judicial, el PASC nació partido y así irá a la elección. Con la bronca entre los socialdemócratas y quienes son visto "con desprecio, como si fuéramos puros comisarios ejidales".'


"Mandar obedeciendo" a la boliviana


En sus primeros discursos, los triunfantes candidatos bolivianos a presidente y vicepresidente, Evo Morales y Álvaro García Linera, respectivamente, se pronunciaron a favor de una misma consigna: ambos dijeron que su modelo de gestión será el de "mandar obedeciendo". Introdujeron así una expresión acuñada por la insurrección zapatista, sólo que en vez de estar en boca de un grupo insurrecto armado, fue pronunciada por los flamantes gobernantes.

El principio zapatista del "mandar obedeciendo", en la historia política de la última década, ha puesto nombre a una alternativa frente a la tradicional y desprestigiada relación de representación entre dirigentes y dirigidos. Esa alternativa tiene su experimento práctico en la selva de Chiapas. ¿Pero qué indica el desplazamiento de esta consigna política a la tan disímil situación boliviana?

En primer lugar, señala el peso de los movimientos sociales, que en su fuerza movilizadora y desestabilizante, van forzando un "más allá" de las formas representativas de gobierno. Pero en segundo lugar, el arribo al poder de Morales-García Linera resalta la paradoja por la cual son esos mismos movimientos que han hecho de la desobediencia su plataforma de acción política, la base de una nueva gobernabilidad en formación. El uso del "mandar obedeciendo" en Bolivia se aplica entonces a este proyecto de coexistencia entre, por un lado, estos poderosos movimientos sociales que vienen enfrentando hace décadas al neoliberalismo y al racismo y, por otro, a un conjunto de corporaciones trasnacionales y actores políticos relevantes en la pugna en torno a la explotación de recursos (naturales-sociales) claves para la inserción de Bolivia en la economía mundial.

Esta dinámica se empobrece si es interpretada en los marcos de la delegación política, donde las coordenadas se reducen a la capacidad personal de Morales y García Linera por ejercer una representación fiel y transparente. Es posible, en cambio, que lo que esté en juego en Bolivia sea la irrupción de una nueva dinámica política signada por la apropiación directa de espacios de soberanía cada vez más amplios por parte de los movimientos. Esta perspectiva implicará una demanda (más o menos conflictiva) de reconocimiento del nuevo gobierno hacia estos avances a la vez que supondrá, por parte de los mismos movimientos, la elaboración de horizontes organizativos más allá de la confianza en las bondades de los presidentes de retórica posneoliberal.

(Verónica Gago)