La Kurimanzutto, entre las galerías más influyentes
El libro Galerías Internacionales de Arte. De la posguerra al posmilenio. Una cronología narrativa de galeristas, artistas y espacios que han definido el arte moderno (Thames&Hudson, 2005), el primero en examinar el fenómeno de la galería moderna de arte, ha incluido a la mexicana Kurimanzutto como una de las galerías más influyentes en lo que va del siglo XXI.
Del volumen editado por Uta Grosenick y Rainer Stange se señala que las galerías de arte han sido, y continúan siendo, de gran influencia en el discurso estético de la edad moderna, ya que han lanzado las carreras de los artistas más relevantes de la época. También han inyectado vida a algunos de sus movimientos artísticos más importantes, desde la Escuela de Nueva York y el Arte Pop hasta Fluxus y Britart.
Los únicos otros espacios latinoamericanos incluidos son las galerías Fortes Vilaca y Luisa Strina, de Sao Paulo, Brasil, y la Jacob Karpio de San José, Costa Rica. En total el libro ofrece 75 retratos de galerías de arte de todo el mundo, que han sido insertados en la época en que tuvieron su mayor influencia sobre el público.
Arte nómada
Respecto de la Kurimanzutto, Jens Hoffman escribe que a pesar de su corta vida ha ganado un reconocimiento considerable en el circuito galerístico y el mundo internacional del arte. Esto se debe, "sin duda, a la calidad de las obras de arte que la galería muestra, así como el increíble entusiasmo de sus dueños (José Kuri y Mónica Manzutto). Pero, sobre todo, tiene que ver con el modo distintivo en que funciona".
Concebida originalmente por Gabriel Orozco, la Kurimanzutto no tiene un sitio establecido y fijo, es decir, un espacio físico en que presentan sus exposiciones. Esta circunstancia hace la galería "excepcionalmente flexible y móvil. La Kurimanzutto es una galería nómada que arma los proyectos y las exhibiciones de sus artistas en una amplia gama de lugares, de acuerdo con sus necesidades específicas, en interiores y exteriores, en espacios galerísticos o en el área urbana de la ciudad de México, y en otra parte".
Lo que en un principio constituyó una restricción económica, pronto se convirtió en "el sello de la galería y ha fomentado un nivel de creatividad e innovación enraizado en la colaboración cercana entre los artistas y los dueños que no se percibe en gran parte del sistema galerístico. El acercamiento fresco de la Kurimanzutto ha creado un interés intenso en la galería así como en el registro de jóvenes y talentosos artistas mexicanos representados, muchos de los cuales se han lanzado a carreras internacionales en los últimos años''.
Para Hoffman, cuando la Kurimanzutto abrió en 1999 fue en "el lugar y el momento indicados, porque la escena galerística mexicana y el sistema institucional del país no ofrecían posibilidades a los más jóvenes artistas que hasta el momento más bien habían organizado sus propias exposiciones. Este espíritu llevó Kurimanzutto a no abrir un espacio de inmediato, sino a vincularse con la tradición de muestras organizadas por el propio artista, que había definido la situación en México durante la década de los noventa".