Usted está aquí: jueves 15 de diciembre de 2005 Mundo "¿Quién sigue?", se preguntan los libaneses en el funeral de Tueni

Entre consignas contra el gobierno sirio despiden al periodista y diputado asesinado

"¿Quién sigue?", se preguntan los libaneses en el funeral de Tueni

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Funeral de Jibran Tueni (en la imagen), ayer en Beirut. Con un cartel que pregunta "�ui�sigue?" los asistentes expresan su inconformidad con la violencia que ha cobrado varias vidas en L�no FOTO Ap Foto: Ap

Beirut, 14 de diciembre. ¡Qué buenos funerales hacen los libaneses!

"¿Quién sigue?", preguntaba uno de los carteles junto al cortejo de Jibran Tueni, periodista, editor, diputado de la oposición, hombre reconocido, otra joven vida perdida en Líbano. Y por supuesto, todos se hacen la misma pregunta.

La banda militar tocaba sus pomposas trompetas, los sudorosos policías con sus boinas rojo amapola, los soldados mandones que trataban desesperadamente de consolar a las multitudes, pero todos ya están acostumbrados a esta rutina.

¿Fue hace mucho que estuve en esta misma Plaza de l'Etoile, por el cuerpo de George Hawi, el viejo ex líder comunista asesinado, quien recibió los últimos ritos en la misma iglesia greco ortodoxa?

Aún así, cuando llegó el ataúd aterradoramente liviano de Tueni -¿acaso fue posible encontrar algo de él que pudiera meterse al féretro tras la devastadora bomba del lunes?- la banda tocó El último puesto y el himno nacional libanés con un remordimiento doloroso; los policías rojo amapola se pusieron en posición de firmes al igual que los soldados, al tiempo que rosas rojas y flores amarillas caían sobre la tapa de madera del ataúd. Sí, los libaneses saben hacer funerales.

"Es un día tan hermoso", dijo una joven libanesa. "Siempre hay días hermosos cuando hacemos funerales, es para recordarnos la juventud de los que estamos sepultando. Justo cuando llegan a sus años de mayores logros, los derriban". En efecto, es así.

Ghassan Tueni, el gran padre y propietario de An Nahar, el diario que su hijo editaba, fue recibido por la multitud con repetitivos aplausos como si fuera su cumpleaños en lugar de un día para observar la muerte.

Ahí estaba también el líder druso, Walid Jumblatt, pidiendo a gritos a sus simpatizantes no gritar su odio por el presidente de Siria Bashar Assad. "Fuera Bashar, es una mierda", coreaban. Durante diez minutos, Walid Jumblatt trató de aleccionarlos. Les decía, sin mucho éxito, que no gritaran esas consignas. Debían recordar a quién se estaba sepultando.

¿Se dan cuenta los libaneses de los caminos que están tomando? Fouad Siniora emergió del edificio del Parlamento que está enfrente de la iglesia donde se llevó a cabo el funeral de Jibran Tueni. Siniora es el joven e inteligente primer ministro libanés -joven e inteligente sobre todo en estos días oscuros-. Alzó los brazos en el aire como si fuera un campeón de boxeo. ¡Cómo rugió la multitud su aprobación! Cómo aplaudieron todos a rabiar cuando ese ataúd terriblemente ligero pasó por donde ellos estaban.

Como tantos árabes en todo Medio Oriente, han perdido el miedo. Es maravilloso ser testigo de algo así, pero también es aterrador. ¿Quién será el siguiente en sufrir? ¿Walid? ¿Fouad?

Los diputados de Hezbollah aparecieron ante el Parlamento sólo para ser abucheados. ¿Por qué? ¿Por seguir apoyando a Siria? ¿O porque declinaron darle protección a Walid Jumblatt cuando éste la solicitó en una llamada telefónica que salió al aire durante un programa de televisión el fin de semana pasado?

Hay otras preguntas perturbadoras. Repetidamente, el embajador estadunidense en Beirut ha advertido a Siria de no generar violencia en Líbano, sin que esto haya tenido efecto alguno. Recordemos que fue Estados Unidos quien de manera absurda dijo al valiente Fouad Snionra -antes de que éste se convirtiera en primer ministro- que tenía prohibido ingresar a Estados Unidos por haber hecho un donativo trivial a una organización humanitaria de Hezbollah hace cuatro años.

Así que el primer ministro -que estudió economía en Estados Unidos y representa fielmente los más rescatables valores estadunidenses-, aún no puede volar a Nueva York. Pero en estos días, se vale atacar a quien se pueda.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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