La Jornada Semanal,   domingo 4  de diciembre de 2005        núm. 561

Dos poemas

Juan Domingo Argüelles

Bibliografía

Para Marco Antonio Campos

Si, religiosamente, escribo un poema cada semana,
dentro de un año tendré 52;
al cabo de dos años, 104;
dentro de tres, 156.
Si aplico la autocrítica vigilante
(no tanta, por supuesto: soy loco, no suicida),
quizá pueda quedarme con la centena
para, después de revisarla severamente,
tener entre las manos 33.

Treinta y tres poemas pueden hacer un libro
si les ponemos blancas y un epígrafe,
los dividimos en tres o cuatro partes
(por ejemplo, Uno, Dos, Tres, o Norte, Sur, Este y Oeste)
y los dotamos de una tipografía grande
(14 puntos de Bodoni)
que los haga dar vuelta a la siguiente página.

Después de todo no está tan mal.
Visto objetivamente, 33 poemas no está nada mal.
Hay quien publica libros de 20 poemas
(y una canción desesperada),
y muchos hay (muchísimos gandules)
que hacen un libro desesperado con 20 poemas
y ni el consuelo nos dan de la canción.

Lo he decidido: escribiré un poema cada semana.
No tengo nada que perder.
Cada semana, muchos escriben un libro;
muchos, incluso, lo publican,
aunque ni sus parientes lo vayan a leer.

Modesto el escritor

Modesto el escritor concede una entrevista.
Modesto el escritor, dice, sonrisa en labio,
que la posteridad el sueño no le quita;
que no aspira, de veras, a la inmortalidad,
y que le importa un bledo
si alguien en el futuro su palabra recuerda.
Modesto el escritor ostenta su modestia
a pesar de saberse extraordinario artista.
(Claro, por si las dudas, corrige su entrevista.)

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Del libro Cuando escribía poemas, Poesía 1999-2005, de próxima publicación en la colección Ex Libris de la Universidad de Guanajuato.