Usted está aquí: sábado 3 de diciembre de 2005 Opinión ¿Qué seguridad social para 2007?

Gustavo Leal F.*

¿Qué seguridad social para 2007?

Después del estruendoso cuadro de incompetencia y corrupción llamado IMSS-Levy; después de la "negociación" del régimen de jubilaciones y pensiones de los trabajadores del IMSS, y ante los amagos para "reformar" el ISSSTE que impulsan Eduardo Sojo, coordinador de políticas públicas de la Presidencia; Francisco Gil Díaz, Alonso García Tamés y José Antonio González Anaya desde la SHCP -asistidos por Benjamín González Roaro-, la salud y la seguridad social ocupan un lugar aún más preponderante en la agenda pública, ¿qué comunican los candidatos a la Presidencia de la República?

Hasta ahora, quien más se ha referido al asunto ha sido López Obrador. Ya en junio (en Tlalnepantla) observó que rechazaría los "intentos de privatizar" la seguridad social y se comprometió a dar más apoyos al IMSS. También ofreció "garantizar pensiones a todos los trabajadores y mejorar los servicios de salud", porque "la salud no puede ponerse al mercado, como si se tratara de un producto: no debe ser un privilegio, es un derecho de todos los mexicanos; vamos a garantizar que nadie padezca".

En un sentido similar se expresó en Juchitán, pero no así en los 50 Compromisos -presentados el 17 de julio- y en donde el responsable de su formato final, Manuel Camacho, le hizo repetir la generalidad -muy adecuada al priísmo de viejo cuño- de que se mejorará "la atención del IMSS y el ISSSTE" (compromiso 8).

Días después (en Ciudad Obregón), reconoció lo que la gran mayoría -salvo Fox, Marta Sahagún y Frenk- hemos dicho: que frente a "ese, que ni es seguro ni es popular", él se compromete a "preservar el actual sistema de seguridad social del Estado mexicano". Las "verdades" sobre ese seguro popular fueron reiteradas, primero, en Mazatlán, donde invitó a "la gente a que acuda a los centros de salud para que conozca las deficiencias con las que opera", y luego en Culiacán, donde agregó: "para que comprueben que hay recetas, pero no medicamentos". Y exactamente lo mismo señaló, más adelante, en Atlacomulco.

En una amplia entrevista (Reforma, 21/8) documentó su visión sobre el futuro de la seguridad social: "se tiene que llegar a un acuerdo para reformar todo el sistema", estudiándolo bien y poniendo por delante el "interés general", no nada más "privatizándolo con Afores". Es preciso, indicó, convocar a un "acuerdo a empresarios y trabajadores promovido por el gobierno", porque no hay "cambio" sin ese "consenso": no se puede "imponer", todos "tienen que poner"; todos "tienen que aportar".

Posteriormente (en Durango), advirtió: "si llegamos a la Presidencia, todos los funcionarios al ISSSTE, para que vean lo que se siente", sentencia que repitió en Atlacomulco, Tlaxcala, San Marcos (Guerrero) y Colima, donde agregó que ya no dispondrán "del privilegio de los servicios médicos privados". En San Marcos indicó que "eliminaría las pensiones a los ex presidentes de la República".

En Guasave y ante empresarios defendió, por primera vez, "regresar al Estado benefactor como base para el desarrollo nacional", argumentando que, con él, "podemos tener satisfactores básicos, trabajo, ingresos que alcancen, acceso a la atención médica, educación y vivienda".

En Chilpancingo planteó a los trabajadores al servicio del Estado "pensar en la posibilidad de vivir mejor con gobiernos del PRD" y ofreció que con él "no habrá despidos masivos ni se atropellarán derechos laborales"; mientras en Tlapa se comprometía a impulsar una reforma de la seguridad social para que las pensiones de los trabajadores "estén en buenas manos", junto con un "verdadero programa de desarrollo social que construya hospitales de especialidades para los más humildes".

En Ometepec, Guerrero, denunció a panistas "inconsecuentes" como Francisco Barrio, que "se operan en Houston a costa del erario y le pasan la cuenta a la Cámara de Diputados, es decir al pueblo de México".

En La Barca, Jalisco, defendió a los trabajadores del IMSS y demandó respetar sus derechos laborales: "ahora hay una campaña de mal gusto en contra del Seguro, pero para lograr una verdadera reforma del Seguro Social, primero hay que barrer de arriba para abajo, no sólo barrer a los de abajo". Algo similar observó en Ciudad Serdán: "los trabajadores son los menos responsables de la crisis que padecen las instituciones". El privilegiado, precisó, es "el director de ese instituto, quien gana 250 mil pesos mensuales". Y en Izúcar de Matamoros remató: "los trabajadores del sindicato, contrariamente a lo que se venía diciendo, demostraron que son gente responsable".

En Puebla estimó que la reforma del IMSS "es necesaria, sin que ello signifique una imposición: urge que se inicie una mesa de negociación entre el gobierno, el sector empresarial y los trabajadores"; y, finalmente, en Coacalco acaba de advertir que "no va a haber pensión, ni para Andrés Manuel, después de 2012".

Habrá que esperar que esta retahíla de enunciados se traduzca, todavía, en una plataforma política coherente, viable y, especialmente, capaz de montar el modelo de salud y seguridad social que se merecen los mexicanos del siglo XXI, sobre un serio proyecto de país que genere empleo formal y efectiva redistribución del ingreso. Ahí empezará, entonces, el debate. Y para ello es preciso escuchar, primero, a los que saben prestar esos servicios: los equipos de salud.

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

 
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