Usted está aquí: sábado 3 de diciembre de 2005 Ciencias La pandemia que viene

Samuel Ponce de León*

La pandemia que viene

Ampliar la imagen Una mujer mira decenas de pollos que ser�cocinados en un restaurante de la provincia china de Henan. El gobierno de Pek�anunci�e suavizar�a cuarentena decretada por los casos de gripe aviar detectados en el pa�FOTO Reuters Foto: Reuters

El virus de influenza que tanto nos preocupa apareció como enfermedad en 1997, en Hong Kong, cuando causó la muerte de seis de los 18 humanos infectados. Una matanza masiva de pollos retrasó su diseminación, pero volvió a aparecer en ese país en 2003. En 2004 se encontró en Vietnam y posteriormente la infección se ha diseminado en aves de Tailandia, Camboya, Indonesia, Turquía, Rusia, Grecia e incluso, Inglaterra. Hasta ahora esta variedad de influenza ha causado la muerte de 70 humanos de los 130 casos de infección demostrados, lo cual significa una mortalidad muy elevada. Sin embargo, se trata de una infección con muy pobre eficiencia para transmitirse de humano a humano.

La capacidad del virus para incrementar su transmisión nos permite calcular la magnitud del riesgo creciente. El virus H5N1 que circuló en Hong Kong en 1997 tenía menos eficiencia para diseminarse que el que hoy circula ya entre las aves europeas. El nivel de alarma es un pronóstico biológico, que se supone en función de los cambios que han venido ocurriendo y que estas propiedades seguirán incrementándose hasta convertirse en un virus con mayor capacidad para transmitirse a humanos y entre humanos. Si lo anterior ocurre, es muy probable que se desarrolle una pandemia.

Actualmente ya más de 25 países, México incluido, han empezado a negociar y acumular reservas de antivirales. Sin embargo, la producción del medicamento útil (oseltamivir) es limitada y se ha calculado que se requieren 10 años y 14 mil millones de euros para producir medicamento suficiente para 10 por ciento de la población mundial. La Organización Mundial de la Salud planea acumular 3 millones de dosis para principios de 2006. La Asociación Americana de Enfermedades Infecciosas ha calculado que Estados Unidos debería contar con medicamento suficiente para tratar a 50 por ciento de la población. Actualmente ese país busca almacenar 4.3 millones de tratamientos para final de este año, y espera contar con 20 millones para el próximo, además de las reservas de zanamivir y rimantadina (otros antivirales útiles contra la influenza). Asimismo, ha solicitado un presupuesto de 7 mil millones de dólares, que en parte es factible que sea un distractor para esconder las pifias más recientes en otras áreas. Se calcula que para controlar el brote en una región se requiere administrar medicamentos preventivamente (profilaxis) a 80 por ciento de la población donde ocurra un brote.

Es importante destacar que no hay país en el mundo que, hoy día, pueda declarar con sensatez que está listo para enfrentar la epidemia. México no brilla por la capacidad de su sistema hospitalario, ya hoy rebasado, con personal insuficiente, sin lo elemental para pretender controlar la epidemia dentro de los propios hospitales. Si bien hoy no tenemos una guerra mundial como contexto, actualmente la densidad de población es mucho mayor que hace casi 90 años y en pocas semanas se movilizan más viajeros que soldados durante toda la Primera Guerra Mundial, en referencia a la pandemia de 1917. Vale recordar que en ese entonces la mortalidad por influenza fue de 2.5 por ciento y ocasionó millones de muertes. El virus que hoy circula podría ocasionar una mortalidad mucho mayor.

La Secretaria de Salud ha iniciado actividades específicas y existe un plan de contingencia. Atinadamente se invertirá en activar la producción de vacunas y se planea gastar 450 millones aproximadamente en antivirales, que pueden corresponder a casi un millón de tratamientos. Dotación suficiente de acuerdo a los modelos para contener inicialmente un brote. No obstante, es necesario llevar esta planeación a los hospitales donde se atenderá a los enfermos graves, a los sistemas de atención primaria donde acudirán primero los infectados, a las unidades de cuidados intensivos donde se tratará de asistir a los pacientes más graves. Será muy conveniente conocer los planes de distribución de antivirales y con base en qué y por qué se organizó así.

Las pandemias de influenza han ocurrido aproximadamente cada 30 años. La que esperamos hoy "viene tarde" y el pronóstico es grave. Nadie puede asegurar que esta será La pandemia, pero ante las evidencias no considerarlo seriamente es llanamente negligencia. En marzo de 2003 el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS, por sus siglas en inglés) nos mostró cómo un corona-virus no muy transmisible puso al mundo en peligro. La epidemia de influenza de 1917-1918 causó 40 millones de muertes. Es evidente que son múltiples los intereses que hoy entran en juego, pero en esencia lo que está ocurriendo es consecuencia de la capacidad de seguir el rastro al virus, de medir sus cambios y de conocer casi en tiempo real su distribución. Todo esto debe aprovecharse para prepararnos.

* Facultad de Medicina. UNAM

 
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