Usted está aquí: sábado 3 de diciembre de 2005 Capital La importancia de votar este domingo

Nora Patricia Jara

La importancia de votar este domingo

Dividido y sin un aspirante que pueda consensuar a toda la llamada izquierda social e histórica, el PRD en el Distrito Federal se prepara para elegir a su candidato a jefe de Gobierno de la ciudad de México, enmedio de confrontaciones que hacen la alegría de sus adversarios, pero que provocan la incertidumbre de sus simpatizantes.

Marcelo Ebrard y Jesús Ortega son los dos abanderados que buscan el voto abierto de militantes y ciudadanos para lograr una posición de privilegio, como es la de convertirse en el gobernante de la capital de la República, oportunidad que ofrece un aparador político con un área de influencia geoeconómica que disputan también partidos como PRI y PAN, con miras éstos, de manera particular, a apuntalar a sus candidatos a la Presidencia en 2006.

En sus propuestas, con base en el programa de gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la capital, ambos pre-candidatos riñen e intentan sustentar ser el sucesor de una política pública surgida de lo mejor del activismo de los cuadros perredistas menos vistos, que alejados de los asuntos electoreros y de proselitismo han apostado a contribuir a un mejor diseño de una administración que favorezca a las clases desprotegidas que habitan esta urbe, pero a la vez también dar respuesta a las demandas de los otros sectores que aportan diariamente a la construcción de una mejor área de convivencia.

En la contienda por ser el favorito en las urnas, los dos aspirantes han dejado atrás por momentos la ética de la competencia política, optando cada uno por la cooptación de cuadros en vez del convencimiento, creyendo que el marketing o el ungimiento los hará más cercanos a las preferencias de un electorado crítico y comprometido con las causas sociales.

Sin duda, tal vez uno más cercano que el otro del candidato presidencial del llamado partido del sol azteca, pero los dos con carencias y cualidades que pueden seguir haciendo de la izquierda la opción para la capital del país.

Y pese a las acusaciones mutuas, ambos han sido en su momento seguidores y fieles promotores de políticas públicas o leyes que han distado de satisfacer los requerimientos de los grupos marginados y empobrecidos de la capital y del país; como los indígenas, los jóvenes y otros grupos minoritarios que habitan esta urbe, y en el balance, lo lamentable es que los sectores que representan una izquierda moderna y profesional se alejan ante los grupos de cooptación oficial y partidista que utilizan tanto Ebrard y Ortega para lograr sus propósitos, con una disyuntiva: que si votas por uno favoreces a López Obrador y si votas por el otro quién sabe.

Los ciudadanos del Distrito Federal merecemos, más que una rebatinga de grupos políticos que han puesto en jaque el auténtico proyecto de un gobierno incluyente, mayoritario y con alto contenido social, como el que encabezó el tabasqueño durante su gestión que recién terminó en el DF.

Acudir este 4 de diciembre a las urnas, para votar por un candidato que continúe el proyecto alternativo de nación puesto en marcha en esta megalópolis por el gobierno de López Obrador, será una responsabilidad para los perredistas, y a la vez para los ciudadanos, ya que el oportunismo de partidos como el PAN y la desmemoria y el cinismo del PRI han traído desconsuelo, pobreza y represión, circunstancias que no deben volver, ni como aparentes causas justas puestas a disposición de caciques morales que todavía prefieren sentarse y abrazar al adversario político de siempre, antes que dar paso a una nueva generación, tal vez no inmaculada, pero sí con verdadera intención de seguir con un verdadero cambio por el que los habitantes de la ciudad de México votaron desde el año 2000.

 
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