Usted está aquí: jueves 1 de diciembre de 2005 Opinión El Correo Ilustrado

El Correo Ilustrado

Critica llamado de Pablo Gómez a no votar por Ebrard

Señora directora: ¡Qué triste papel de quien es sin duda uno de nuestros mejores parlamentarios, el diputado Pablo Gómez, en su llamamiento a votar por Jesús Ortega, publicado en la página 10 de La Jornada del pasado martes!

Nada más lejano a nuestra intención, desde luego, que cuestionar el derecho del señor Gómez, o el de cualquier otra persona, a expresar abiertamente sus preferencias políticas y electorales, y a exhortar a sus conciudadanos a actuar en el mismo sentido. ¡Pero los argumentos! Párrafo tras párrafo, entre líneas, la descalificación de Marcelo Ebrard. ¿Y con qué razonamiento? Un gobierno de Ebrard carecería de compromisos partidarios; sería éste un candidato externo, cuando lo que se necesita es "una candidatura genuina que represente (...) la política del partido y de casi toda la izquierda de la ciudad de México". En otras palabras, la sobada argumentación de que Ebrard ni es de izquierda ni es del PRD, puesto que alguna vez fue priísta. Debemos preguntarnos nuevamente si Cuauhtémoc Cárdenas y AMLO, para no citar más que los dos ejemplos más conspicuos, lograron atravesar el pantano -por no decir el cochinero- priísta sin mancharse las alas, mientras que el pobre de Marcelo no lo logró. Y ya metidos a revisar la historia, habrá que preguntarse si es más oprobioso un pasado tricolor que el rara vez mencionado pasado del senador Ortega en las filas del PST, de triste memoria, como lugarteniente de tan oscuro e infame personaje como Aguilar Talamantes. ¿¡Esa sí es la izquierda que anhelamos para nuestra ciudad, Pablo Gómez!?

Cierto, en algún momento Ortega renunció al PST (¿o lo "renunciaron"?), como lo hizo Ebrard con el PRI. Pero años después nos encontramos nuevamente con el senador, ahora coordinador de la bancada en Xicoténcatl de ese PRD del que a estas alturas también habría que preguntarse qué tan de izquierda es, haciendo votar a su fracción en favor de las vergonzosas derechistas reformas a la llamada ley indígena. Lo acompañan en tan encomiable acción ejemplares de la talla del neopanista Sodi de la Tijera, Fernández de Cevallos y Manuel Bartlett. Todos ellos, por ciento, Ortega incluido, senadores plurinominales, que no tuvieron que mover un dedo para acceder a sus escaños. (Lo cual no ha obstado para que Sodi se aferre al suyo, aun después de haber renunciado al PRD, que se lo asignó). Esta es, pues, la opción de las "fuerzas democráticas de la ciudad", "incluyente de toda la izquierda", por la que Pablo Gómez nos convoca a votar el próximo domingo. Quedan por averiguar las múltiples denuncias de apoyo financiero de origen priísta a Ortega, que han aparecido en diversos sitios.

Para terminar, vale la pena señalar algunas imprecisiones en el llamamiento de Pablo Gómez. "El PRD", dice, "apoya en su totalidad a Andrés Manuel, quien fue presidente nacional (...) durante muchos años". Nada más falso. Si algo ha sido notorio dentro de las políticas partidistas es la verdadera repugnancia de parte del ingeniero Cárdenas y de sus seguidores por brindar el más mínimo apoyo a López Obrador. Todo lo contrario. Es una vergüenza. En cuanto a los años que AMLO presidió el partido, no fueron tantos: menos de tres.

Esteban Schmelz

Precisiones a Ortega sobre ley de convivencia

Señora directora: Me refiero a la nota publicada el 29 de noviembre en el prestigiado diario que usted dirige, en la sección La Capital, relativa al pronunciamiento que hizo Jesús Ortega sobre la iniciativa de ley de sociedad de convivencia; al respecto, quisiera proporcionar la siguiente información:

La iniciativa de ley se presentó en la segunda legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), sin embargo, contra muchos obstáculos se logró que continuara su proceso, aunque a finales de 2003 se atoró de nuevo, quedando pendiente la dictaminación en las comisiones unidas de Derechos Humanos, presidida por Julio César Moreno Rivera, y de Estudios Legislativos y Prácticas Parlamentarias, a cargo de Obdulio Avila Mayo.

Por tal motivo, el pasado 27 de septiembre llevé ante el pleno de la ALDF una propuesta con punto de acuerdo, a efecto de que formulara una excitativa a las comisiones unidas mencionadas para que emitan el dictamen que corresponda respecto a la iniciativa de la ley de sociedad de convivencia. El punto fue suscrito también por los diputados del PRD y quedó aprobado por unanimidad. Ojalá que la excitativa no caiga en el vacío y que el dictamen sea emitido durante la actual legislativa que, por cierto, concluye en septiembre de 2006.

Me parece conveniente aportar esta información con afán de reiterar que, por ahora, la aprobación o no de la iniciativa depende de la ALDF, a través de las comisiones que he mencionado. Asimismo, quiero subrayar que me parece inaudita la tibieza para abordar un asunto que atiende a la necesidad de garantizar un derecho de equidad, como es la sociedad de convivencia, que de ninguna manera es una concesión ni prebenda.

Diputada María de Lourdes Rojo

Aclara reportera sobre foto publicada

Señora directora: Sólo quiero aclarar que la foto publicada ayer en el reportaje "Se suma el CNI a la lucha contra minera Peña Colorada en Jalisco" es de la propia empresa y fue tomada de su sitio: http://www.ternium. com/sp/prensa/img_hires/ hylsa1.jpg

Rosa Rojas

Jalife: no es lo mismo acuerdo que consenso de Washington

Muy distinguida directora: Por razones que desconozco se trastocó en mi artículo de ayer "Acuerdo de Washington" por "Consenso de Washington", que no es lo mismo, e inclusive son incompatibles. El decálogo neoliberal "Consenso de Washington" fue formulado en 1991 por John Williamson, anterior funcionario del Banco Mundial, y sirvió de plataforma para lanzar el modelo de la globalización financiera que contaba con el respaldo absoluto de EU.

En contrapunto, el "Acuerdo de Washington", que específicamente versa sobre la política del oro de 14 bancos centrales de Europa (en el que no participó la Reserva Federal de EU), no es nada neoliberal y fue formulado ocho años más tarde que el mencionado "consenso". El decálogo neoliberal del "Consenso de Washington" es apuntalado por la Reserva Federal estadunidense, que boicotea el "Acuerdo de Washington" sobre el oro.

Dr. Alfredo Jalife-Rahme

 
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