Usted está aquí: jueves 1 de diciembre de 2005 Ciencias Weiser y el cómputo ubicuo

Weiser y el cómputo ubicuo

Cuauhtémoc Valdiosera

Ampliar la imagen Las PC ser�sustituidas por computadoras invisibles, embebidas en los objetos de la vida diaria, dec�Weiser FOTO Archivo Foto: Archivo

ENTRE las inmensas posibilidades que traerá el proceso acelerado de convergencia en nuestra sociedad, y en particular en la industria informática, destaca lo que se perfila como la siguiente etapa en la evolución de las PC.

Surgirá la denominada era post PC o PlusPC, donde los nuevos dispositivos digitales, con capacidad de conexión alámbrica e inalámbrica a la red, evolucionarán fusionándose con los dispositivos electrónicos y de comunicación tradicionales, creando así una nueva generación de computadoras móviles, ubicuas y múltiples que serán la característica principal de la nueva ''computación calmada''.

Para algunos investigadores del campo de la computación y de los sistemas de información ha llegado el momento de entrar en una nueva era, la tercera. Los grandes sistemas informáticos fueron la primera ola. Se concebían para dar servicio a muchos usuarios, con gran complejidad de uso y alto costo. La democratización de la computación, un hombre/una computadora, llegó a finales del milenio pasado a través de los ordenadores personales de bajo precio y más sencillo manejo.

Ahora la relación original se invierte en la tercera era, la de la computación ubicua, cuando un individuo tendrá a su disposición multitud de dispositivos de computación que no debe manejar, pues trabajarán de manera autónoma, independientes del usuario.

El principal teórico de esta corriente de cómputo ubicuo, el pionero de la multimedia y visionario Mark Weiser, era hasta su muerte, en 1999, el director del área de tecnología en Xerox PARC, el legendario centro de investigaciones del Valle de Silicio, donde nacieron la primera PC, la Alto, en 1972; la interfase tipo Windows con base en iconos y ratón, la impresora láser y decenas de productos claves de la era digital.

Desde 1988 Weiser tuvo la visión de cómo sería el cómputo de las primeras décadas del siguiente milenio. Fue el primero que investigó, definió, conceptualizó e impulsó los conceptos de cómputo móvil y tecnología calmada, y previó los efectos de la evolución de la PC hacia la convergencia y la diseminación de la capacidad de acceso a la información vía la red.

Constantemente se le menciona como el padre de la computación ubicua, basada en el concepto de que las PC serán sustituidas por computadoras invisibles, embebidas en los objetos de la vida diaria.

Weiser defiende que las barreras entre la máquina y la computadora se diluirán con la ''desaparición'' física de la computadora tal como la conocemos. Para ello se pretende dotar a la mayor parte de los objetos físicos cotidianos de capacidad de conmutación y de comunicación, creando una gran red de dispositivos interconectados. Weiser y su grupo se dedicaron a crear objetos de distintos tamaños y usos siguiendo esta filosofía. El computador, al formar parte del entorno, queda oculto al usuario, interaccionando con éste de manera implícita. Dentro de los dispositivos se pueden encontrar sensores que se encargan de recoger información del entorno, y actuadores que modifican el entorno o presentan información al usuario. Más recientemente, dentro de esta línea de investigación, se engloba el proyecto The Aware Home, desarrollado en la Universidad de Georgia Tech, que consiste en una casa sobre la que se han desplegado multitud de sensores en las habitaciones, objetos físicos y personas.

La computación ubicua comparte la idea de convertir los objetos inanimados que nos rodean, como coches, oficinas, ropa, en sensores y actuadores con capacidades de procesamiento.

La computación ubicua se basa en la capacidad de percepción del dispositivo. Pretende construir dispositivos altamente sensibles que detecten las acciones del usuario y los cambios del entorno, de igual forma que lo haría otra persona. Una vez descubierta la situación actual, los dispositivos podrán actuar en consecuencia, adaptándose a las necesidades del usuario.

La propuesta de Weiser se fundamenta en que la interacción actual usuario-computadora no es la adecuada. La computadora es un dispositivo demasiado complejo, su manipulación requiere mucha dedicación exclusiva, distrayendo la atención del usuario de la tarea que tiene que realizar. Por tanto, parece lógico defender la ''desaparición'' de las computadoras. Entiéndase bien que en este término los dispositivos de computación quedan ocultos, invisibles a los usuarios a los cuales dan servicios.

Así, en palabras de Weiser, la computación ubicua es el nombre de la tercera ola en computación, cuando la tecnología informática residirá en el fondo de nuestras vidas.

Los trabajos sobre este tema fueron fruto de las investigaciones tempranas realizadas por él en el campo de la interacción hombre-computadora, y los trabajos llevados a cabo en Xerox PARC para el desarrollo de la teoría de redes, estudios etnográficos sobre cómputo y los lugares de trabajo, la crítica al diseño de la PC y el uso de interfases gráficas. Es una nueva forma de filosofía sobre el papel de las PC, que toma en cuenta el ambiente humano. Weiser deseaba crear un mundo en el que la gente usará e interactuará con las computadoras sin tener que pensar en ellas.

Al morir, todavía no era una figura pública, pero sí se le consideraba uno de los más brillantes y acertados gurús de la nueva era postPC y su fama es ya legendaria dentro de los especialistas e ingenieros informáticos, enterados del alcance y trascendencia de sus trabajos.

Su arribo en 1996 a Xerox PARC, para hacerse cargo de los trabajos del área de tecnología, consolidó una brillante carrera que lo colocó entre los pioneros de la multimedia, junto a figuras de la talla de Minsky, Alan C. Kay, Negroponte, Steve Jobs, Vannevar Bush, Engelbart, Norman, S. Papert, Wozniak y Bernes-Lee, quienes con sus trabajos dieron forma a la era digital.

Weiser siempre fue una fuerte influencia en mi particular interés por el proceso de convergencia, y trabajos como ''la computadora para el tercer milenio'', publicado por la revista Scientific American en septiembre de 1991; ''El mundo no es un escritorio'', editado en Interactions en enero de 1994 y su ''Computación ubicua'', publicado en Nikkei Electronics el 6 de diciembre de 1993, cambiaron completamente mi visión del futuro digital.

Pero Weiser no sólo vislumbró acertadamente el futuro que vendrá, sino que trabajó intensamente para lograrlo, creando un amplio marco conceptual y funcional para sus teorías, mientras encontraba al paso de esta última década la confirmación de sus opiniones.

La actual explosión convergente parece remarcar las directrices que apuntó Weiser y el surgimiento de los nuevos híbridos postPC, con su carácter inalámbrico y presencia múltiple, anuncian que el advenimiento de la computación ubicua e invisible ya está llegando, incluso antes de lo previsto.

Esto para 2005 es ya una clara tendencia que se confirmará para 2010 y estará plenamente vigente en 2020, conforme la infraestructura tecnológica necesaria para que su operación se desarrolle plenamente.

Las conclusiones de Mark nos llevan a un futuro totalmente convergente, donde los dispositivos informáticos se encontrarán en todas partes y la explosión informática será de efectos globales en todos los ámbitos y niveles de la sociedad.

 
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