Usted está aquí: miércoles 30 de noviembre de 2005 Cultura La moral, inherente a una verdadera izquierda

Ciclo de conferencias de Adolfo Sánchez Vázquez en la UNAM

La moral, inherente a una verdadera izquierda

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

La conjunción de la moral en la práctica política ''es propia de una verdadera izquierda". Porque una moral sin política es caldo de cultivo para el fanatismo y una política sin moral conduce a extremos como el de los nazis en Auschwitz o los gulag en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de José Stalin.

El filósofo Adolfo Sánchez Vázquez estableció lo anterior durante la cuarta conferencia del ciclo Una trayectoria intelectual comprometida, que se lleva a cabo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Hizo un recuento de su propia práctica política -iniciada a los 17 años en la España republicana y continuada durante su exilio en México- y de las circunstancias que lo han llevado a reflexionar ampliamente sobre moral, ética y política.

Recordó que el tema ya aparecía en la primera edición de su obra Filosofía de la praxis (1967), en la cual rompe, en el terreno filosófico, con el marxismo dominante, aunque mantuvo su adhesión a los principios leninistas, pero sin aceptar las deformaciones en su aplicación.

Trece años después, en la segunda edición de Filosofía y praxis (1980), Sánchez Vázquez insertó un capítulo nuevo en el que critica abiertamente la concepción leninista en el sentido de que el proletariado era incapaz de adquirir por sí sólo una conciencia de clase.

Por el pluralismo político

Para Lenin, el partido era la única instancia capaz de introducir la conciencia en el proletariado, dado que -según el revolucionario ruso- el partido era el poseedor de la verdad, del sentido de la historia y de los intereses fundamentales de la clase obrera.

Esta es la concepción que cuestiona Sánchez Vázquez, por elitista y centralista. En cambio, también desde una base marxista, propugna por la democracia dentro y fuera del partido y sostiene el pluralismo político como condición y expresión insoslayable de la democracia: ''Todas estas ideas chocaron frontalmente con las del marxismo-leninismo dominante".

Marx -apuntó el filósofo- sólo dejó referencias aisladas y contradictorias sobre la moral y su relación con la política. Sus herederos más cercanos propusieron buscar una ética marxista fuera de su pensamiento. Otros ''pretendieron explicarla desde un enfoque cientificista y determinista, reduciendo la moral a ideología".

Más tarde, a raíz de la Revolución Rusa de 1917 y sobre todo desde la consolidación del estalinismo, la presunta ética marxista ''se convirtió en una disciplina normativa, en un verdadero catecismo que justificaba una moral supuestamente socialista, supeditada a la política burocrática del Estado y del partido".

En libros posteriores y conferencias recientes, Sánchez Vázquez ha vuelto a ocuparse de las cuestiones morales y éticas en relación con la política.

Respondía así a una preocupación surgida y alimentada por dos circunstancias: el hundimiento del socialismo real y la degradación moral de las naciones llamadas socialistas, así como ''la creciente corrupción de la política y de los partidos, a la que nos escapaban los países latinoamericanos ni los partidos de izquierda".

Hoy a las 12 horas se efectuará la quinta y última conferencia del filósofo dentro del ciclo en la Facultad de Filosofía y Letras.

 
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