Debatir sobre el ALCA con los mexicanos
El sainete diplomático que estelarizaron el presidente Vicente Fox y su homólogo de Venezuela Hugo Chávez en la cuarta Cumbre de las Américas, realizada en Mar del Plata, Argentina, obliga a ir más allá de lo que parecería un simple y frívolo intercambio de malas palabras y malos modos.
El presidente Fox asistió a la cumbre con un propósito central: poner en la agenda el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y plantear la necesidad de, por lo menos, debatir en torno al tema.
No hay duda de que Fox es un claro representante del neoliberalismo, pues insiste en que la única manera de superar los graves problemas que presentan los países subdesarrollados es incorporarse al libre comercio (claro, con Estados Unidos), y negarse a ello es caer en "populismo y nacionalismo", y pone el ejemplo de India como país exitoso, en lo cual tiene razón el Presidente, si no fuera por el hecho de que justamente ese país no ha seguido los cánones del neoliberalismo, y por eso mismo se encuentra en la posición actual, tal como sucede con otros países como Corea del Sur y China.
El presidente Fox sigue equivocándose si piensa que los países latinoamericanos, hablando de los del cono sur, no quieren un libre comercio. A lo que se niegan es a subordinarse a la potencia del norte. Por ello han estado avanzando en la búsqueda de un modelo que los lleve a alcanzar el desarrollo con independencia económica, y no sólo a través del Mercosur, la Comunidad Andina y el Caricom, sino a partir de una nueva propuesta: la Comunidad Suramericana de Naciones, que integra a Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Perú, Paraguay, Uruguay, Surinam y Venezuela, y que fue creada oficialmente en la ciudad de Cuzco, Perú, en diciembre de 2004.
El eje de dicha asociación es la búsqueda de un camino propio de desarrollo endógeno, con recursos propios, bajo el reconocimiento de las asimetrías. Se trata de perfeccionar un área de libre comercio teniendo en cuenta un trato preferencial y diferenciado bajo la idea de la complementariedad de las economías. Entre sus objetivos se encuentran la promoción de mejores niveles de calidad de vida, generación de trabajo decente, justa distribución del ingreso y extender los beneficios sociales a sus habitantes, así como superar los graves problemas de pobreza y destrucción del ambiente.
La Comunidad Suramericana de Naciones representa a 361 millones de habitantes, con un producto bruto de 973 mil 613 millones de dólaresal año. Sus exportaciones anuales son de 181 mil 865 millones de dólares, concentra una quinta parte del agua dulce del mundo, aporta 50 por ciento del oxígeno que consume el planeta, alberga una cuarta parte de especies animales del mundo, 10 por ciento de la superficie es cultivable, 30 por ciento son bosques maderables y es una de las reservas petroleras más grandes del planeta (Gilberto Buenazo).
Una de sus grandes potencialidades es la posibilidad de la integración energética que convertiría a la Comunidad Suramericana de Naciones en la más grande trasnacional de energía del mundo, contando además con reservas de petróleo y gas para más de un siglo.
Y si bien se trata de seguir un camino que no será fácil, pues es un proceso que tendrá que ser continuamente construido, el peligro más grande que enfrentan es, por supuesto, Estados Unidos. No es extraño que ahora más que nunca busque un acuerdo continental, pues no hay duda de que la Comunidad Suramericana de Naciones puede suponer un extraordinario muro ante los designios de Washington.
Es cierto, señor presidente Fox, que hay que debatir el tema, pero también con los mexicanos y en forma democrática ¿O trata de repetir la triste historia que vivimos con Salinas de Gortari y el TLC, bajo el cual se ha producido un flujo récord de emigración hacia Estados Unidos?