El retorno de Claudio Abbado

Debussy se ha convertido en una de las novedades discográficas del momento en México. Una de las grabaciones que han llegado en las semanas recientes es un disco de Claudio Abbado con música de Claudio Debussy, bajo el título Abbado Mahler Debussy Lucerne (Deutsche Gramophon), registrado en vivo en la Sala de Conciertos de Lucerna, Suiza, construida por Jean Nouvel como un barco anclado en el lago, pero que en realidad es un violín gigantesco, armado con maderas exquisitas y una acústica maravillosa, sólo comparable a la sala Nezahualcóyotl mexicana.

Inicia este álbum doble con una avasalladora versión de El mar, de Debussy, que supera con creces la versión reciente de Simon Rattle con la Filarmónica de Berlín, reseñada hace dos semanas en este Disquero.

Contiene también una nueva versión de Claudio Abbado con otra de sus especialidades, además de Debussy: la música profunda de Gustav Mahler (1860-1911), en este caso la Sinfonía Resurrección que funge a manera de metáfora, pues se trata de, prácticamente, la resurrección de Claudio Abbado luego de un diagnóstico de cáncer en el estómago que le llevó a la decisión conmocionante de renunciar a la titularidad de la mejor orquesta del planeta, la Filarmónica de Berlín, y se retiró a las montañas de Suiza, donde prosigue hasta la fecha haciendo música con jóvenes, precisamente con la Orquesta Juvenil Gustav Mahler, reforzada con los mejores atrilistas de la Filarmónica de Berlín que en este disco maravilloso aportan el sentido de la vida a todo mundo, pues Abbado no sólo ha vencido al cáncer, sino que continúa aportando su misión de amor mediante el arte supremo de la música. Hermoso disco de resurrección.