Usted está aquí: jueves 17 de noviembre de 2005 Gastronomía Los múltiples propósitos del vino: desde el placer hasta la filantropía

La Finca Doña Dolores realizó una cata en beneficio de un orfanato

Los múltiples propósitos del vino: desde el placer hasta la filantropía

SOCORRO ORTIZ MENDIETA

Ampliar la imagen Las barricas de la cava de la Finca Do�olores

Cuenta la leyenda que el vino fue resultado de lo fortuito. Quizá alguien dejó abandonado un poco de jugo de uva y el azar y minúsculos hongos obraron el prodigio. Otro mito refiere que también fue una casualidad la que llevó a Dom Perignon a dar con la doble fermentación, que es el método champenoise.

Así, desde sus orígenes el mundo del vino está pleno de misterios, anécdotas y correrías, desde el apasionamiento de Julio César por la bebida, que ocasionó que llevara la vid a los territorios dominados por el imperio romano; los memorables desvelos de Hemingway, quien además de esquivar toros en Pamplona pasaba las madrugadas españolas en una especie de ensoñación durante la cual escribía hasta cinco cuentos de corrido, claro está, acompañado de un Valdepeñas; hasta nuestros tiempos en que lo encontramos en las más ordinarias latitudes y en situaciones menos románticas.

En voz de un somelier podemos enterarnos de las cuitas de un ex gobernador de Guerrero, quien con afán de hacer gala de buen gusto tuvo la osadía de humillar a un Petrus -cuyo precio llega a 20 mil pesos- y reducirlo a un clericot. Vaya, el experto puso cara de vergüenza ajena. La anécdota sirvió de colofón en una cata organizada por la Asociación Nacional de Vitivinicultores efectuada en Cavas Freixenet con motivo de su festival anual Arte y Vino.

En el mundo baquiano no tienen cabida sólo sibaritas, sino también diletantes con vocación de servicio, así como un grupo de empresarios que asumen su responsabilidad social y organizan todo tipo de convites para recaudar fondos para los menos afortunados.

En esta ocasión, el sábado 29 y domingo 30 de octubre, la Finca Doña Dolores invitó a los asistentes a donar material escolar, ropa, alimentos y medicinas para los moradores del orfanato Santa María del Mexicano, ubicado en Colón, Querétaro, casa que alberga a 85 niños, 45 niñas, 110 jóvenes, 30 ancianos y 15 lactantes.

Los asistentes tuvieron oportunidad de ayudar y a la vez participar en la cata de los más selectos vinos mexicanos de las zonas vitivinícolas de Baja California, Coahuila, Querétaro, Zacatecas y Aguascalientes, degustados en las prestigiadas copas de cristal austriaco Riedel. Estuvieron presentes Casa Madero, Bodegas Santo Tomás, Bodegas Ferriño, Grupo Cetto, Domecq, Freixenet, Monte Xanic y Valle Redondo.

El enólogo José Antonio Llaquet, y gerente de planta de la casa anfitriona, relató con detalle el proceso a que se somete la uva para dar cuerpo a los vinos espumosos y los denominados tranquilos. Todo durante un recorrido por las cavas, ubicadas a 25 metros de profundidad y con temperatura constante de 16 grados centígrados.

Refirió las complicaciones que afrontan los productores de vino mexicanos, como son los insumos caros y competencia de licores traídos del extranjero con cero arancel, entre otras tribulaciones, además de hacer la petición de que los funcionarios gasten en comida y vinos mexicanos en los actos públicos pagados con recursos del erario.

Para la degustación se dispuso un gran salón, donde las mesas estuvieron divididas por tipo de uva y en cada una ellas un somelier comentaba las cualidades de los vinos presentados, en los cuales figuraban varios premios internacionales, como el Petite Sirah, de L.A. Cetto; el Chateu Domecq; Casa Grande, de Madero, así como los Premium de Monte Xanic.

Durante la cata la joven sommelier Erika Zúñiga, de Casa Madero, habló de las innovaciones en enología y las mezclas de diversas cepas y crianza por separado y en distintas barricas para finalmente combinarlas, lo que da por resultado un tinto audaz con cuatro tipos de uva diferentes.

Por parte de Freixenet el somelier Ricardo Espíndola compartió su conocimiento de los vinos espumosos que elabora la casa, que cuenta con 5 mil hectáreas de vid en Querétaro, donde se plantaron las cepas francesas Pinot noir, Savignon blanc, Chenin y Sant Emilion; y la catalana Macabeo, además de Cabernet Sauvignon y Malbec para elaborar sus tintos.

Para completar el día se pudo escuchar a la orquesta de cámara de la ciudad de Querétaro, comprar artesanías y adquirir y degustar cortes, fiambres y quesos elaborados en la región, con sorpresas como una mezcla de jocoque seco con hierbas finas denominado shanclish, hecho por Productos Vai, de Colón, Querétaro.

 
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