Usted está aquí: jueves 17 de noviembre de 2005 Cultura Poniatowska: muchos creen que alguien llega y me vierte en la oreja una novela

Charla de la escritora con Javier Aranda en el contexto del ciclo Conociendo a...

Poniatowska: muchos creen que alguien llega y me vierte en la oreja una novela

''Entrar a la cárcel, regalo para el periodista; allí todos cuentan sus mentiras o verdades''

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen Elena Poniatowska, colaboradora de La Jornada, durante la pl�ca que sostuvo la noche del martes en el Centro Cultural del Bosque FOTO Yazmin Ortega Cortes Foto: Yazmin Ortega Cortes

''Antes de morir, me gustaría probar peyote", expresó la escritora y periodista Elena Poniatowska (París, 1933) durante la entrevista que le realizó la noche del martes su colega Javier Aranda Luna en la galería del Centro Cultural del Bosque.

La charla, que forma parte del ciclo Conociendo a..., organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, fue presenciada por decenas de admiradores de la autora de La piel del cielo, quienes disfrutaron los comentarios y anécdotas de la vida personal y profesional de Poniatowska.

Elena es ''tempranera", pues a las 7:30 de la mañana ya está sentada trabajando, la mayoría de las veces frente a su computadora, aparato que le costó mucho aprender a usar: ''Silvia Molina me enseñó mucho, ella es un águila descalza en eso, y yo bastante chancla, todavía se me borran cosas".

La fuerza de Jesusa Palancares

Ante la insistencia de Aranda Luna, la colaboradora de La Jornada narró cuando probó por primera vez la mariguana, en compañía de Jesusa Rodríguez, quien le preguntaba: ''¿y qué sientes?" Poniatowska decía: ''nada". Luego aclara: ''como no sé fumar, la verdad es que no sentí nada. Jesusa me dijo que le regresara su bachita, que no se la echara a perder", bromeó.

Más en serio, afirmó que piensa constantemente en alguien de sus muchos entrevistados, en la soldadera Jesusa Palancares, ''una mujer muy pobre, a la que la Revolución nunca le devolvió todo lo que ella le dio. Cada vez que algo no me sale bien, pienso en ella para darme fuerza".

Detalló que el trabajo periodístico requiere enorme dedicación: ''Muchos piensan que la gente llega y me vierte en la oreja toda una novela, y no es así; hay que trabajar mucho".

Elena Poniatowska dijo que, no obstante haber escrito algunas charlas periodísticas con políticos, son personajes a los que no le gusta entrevistar: ''No me interesan, no me dicen nada. Por obligación algun día entrevisté a Miguel de la Madrid, pero por lo general se corrían porque yo llegaba y les preguntaba: '¿es verdad que usted es muy ladrón?'"

Recordó cuando en los años 60 visitaba la penitenciaría de Lecumberri para entrevistar a personajes como David Alfaro Siqueiros, Alvaro Mutis, el hijo de Filomeno Mata y el Timbón Lepe, padre de Ana Bertha Lepe, entre otros.

''Para un periodista es un regalo entrar a la cárcel, porque ahí todos tienen tiempo y quieren narrar sus mentiras o sus verdades", asegura Poniatowska.

Añade que iba al entonces llamado Palacio Negro varias veces a la semana: ''Una vez fui acompañada por Luis Buñuel, así nos hicimos amigos. El quería conocer la crujía de los jotos, la cual, casualmente, era la 'J'.

''Cuando fuimos, les exigieron a los presos homosexuales que se vistieran bien, pero uno no se quiso desmaquillar y le tallaron la cara con un ladrillo. Fue muy impresionante verlo con el rostro sangrando.

''Comimos con ellos del 'rancho', así le llaman a la olla de caldo con huesos y rastros de carne. Un 'conejo', que es como les dicen a los reincidentes, me pidió el hueso grande que me tocó en mi plato de caldo. A los 15 minutos regresó. Me había tallado una virgen de Guadalupe muy bella.

''Conservé ese hueso hasta que un nieto me la perdió, la enterró en el jardín y luego no se acordó en qué lugar."

Recuerdo de Guillermo Haro

Elena deleitó a los presentes al compartir con ellos los recuerdos de su matrimonio con el astrónomo Guillermo Haro:

''Lo conocí en el restaurante La Tablita. De repente se atravesó por entre las mesas, fue hasta donde yo estaba y me besó. ¡Ay, me llamó tanto la atención!

''Y me gustó su beso, fue así como chupadito. Ahora recuerdo todo como una maravilla, pero a lo mejor estoy inventando."

 
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