Usted está aquí: viernes 11 de noviembre de 2005 Opinión Figuras de la anorexia

José Cueli

Figuras de la anorexia

El espléndido libro Figuras de la anorexia, de Victoria Castañón y Salvador Rocha, propone varias estrategias para pensar no sólo los problemas de anorexia y bulimia, sino todo lo relativo a la dimensión del cuerpo y los esfuerzos del yo por construirse un más allá de sí.

El volumen representa un modelo para desarmar una tendencia en la cultura contemporánea de carácter socializante, que tiende a sustituir la dimensión sexual, en términos freudianos del estudio del cuerpo. Trata de la relación con las presencias del mundo intrasíquico y oscila entre los efectos de presencia y los efectos de significado. Por el carácter abierto de la obra y su interpretación, algunas ideas conllevan un sentido de relativa ruptura entre los textos.

Una idea central entreverada a lo largo del texto es la noción heideggeriana del ''olvido del ser'', la cual se manifiesta mediante el progresivo abandono de la relación con el mundo basada en la afinidad con lo que se denomina ''presencia'' en su aceptación fenomenológica, la cual es sustituida por una simple relación de significado, como cuando se culpa a la moda de ser la causante del problema.

El asunto resulta de mucha mayor complejidad; en el caso de la anorexia, debemos pensar la oralidad como un artefacto síquico que ''confecciona'' un espacio para los placeres. Queda por explorarse todavía la correspondencia entre la pulsión visual, en reciprocidad con la imagen del cuerpo y la oralidad.

Los autores toman como pretexto a la anorexia para confrontarnos con lo ilusorio de la existencia, con la profundidad del misterio en cada cuerpo. A lo largo del libro aparecen algunos conceptos complejos utilizados de una manera original, con un tinte filosófico, sin embargo de orientación sicoanalítica, como escritura, logos erótico, anorexia como caligrafía secreta, etcétera.

La noción que subyace en estos conceptos ''límite'' es la inclusión de un efecto en su lectura e interpretación que sea capaz de establecer un particular juego de espejos, apto para cualquier sustitución metonímica posible.

Muchas ideas fluyen por las márgenes, para atacar nociones convencionales acerca de lo que se ha denominado sicosomático.

Predomina una reflexión siempre abierta con connotaciones de diseminación. Lo cual supone que en un plano médico nutricional, la interpretación de la anorexia resulte simple; se trata de una paciente que se niega a subir de peso, a pesar de estar desnutrida.

Por su parte, en un plano de existencia (del ser), lo significativo será que no existe una interpretación definitiva, en cambio, sí muchas hipótesis particulares para abrirse paso dentro del misterio del vivir.

Apoyados en Freud, pero también en nociones ontológicas de Heidegger, el texto empuja algunas ideas hacia el reconocimiento, con su acepción de retorno. Hacia el descubrimiento de sí mismo. Un paso más allá de la conciencia de la relación entre sujetos, el texto descubre al yo cognoscente como algo al cual se le desborda la propia existencia, en continuo diferimiento de su existir en un mundo fragmentado, atravesado por el azar y la contingencia.

Lo que me hace recordar aquello que dice Machado en una carta para Ortega y Gasset, donde afirma: ''Es preciso buscar el poema fundamental nuestro que no está ni en la historia, ni en la tradición, sino en la vida''.

Los autores proponen comprender la anorexia a partir de adentrarse en esa línea de sombra, donde se difumina el sentido. Como atrapar un rayo de luz entre las manos. Ahí donde una parte se pierde durante la interpretación; algo del orden de la asimilación, de la absorción, de la digestión en tensión dialéctica con la expulsión, el cierre, el vómito.

Entre lo interno y lo externo de lo síquico. El que interpreta, tiene que ofrecerse ante estas polaridades, escuchar y experimentar, muchas veces, la falta de sentido. El vértigo del vacío: ''El ombligo del sueño''.

Figuras de la anorexia se presenta hoy a las 19 horas en el auditorio del Fondo de Cultura Económica, de avenida Miguel Angel de Quevedo, colonia Chimalistac.

 
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