Usted está aquí: viernes 11 de noviembre de 2005 Economía Rechaza el Congreso de EU nueva explotación petrolera en Alaska

Amenazan con provocar caída de la ley de presupuesto

Rechaza el Congreso de EU nueva explotación petrolera en Alaska

DPA

Ampliar la imagen Sistema de almacenamiento en una gasolinera de Utah, Estados Unidos FOTO Ap Foto: Ap

Washington, 10 de noviembre. Una pequeña rebelión en las propias filas republicanas deparó esta semana una nueva derrota al presidente estadunidense George W. Bush. Los interlocutores del lobby petrolero en el Partido Republicano ya se veían en la meta ansiada durante 25 años: permitir nuevas perforaciones de pozos en Alaska. Pero 20 legisladores, pertenecientes al ala más moderada del oficialismo, aplicaron los frenos en el Congreso.

Los representantes amenazaron con provocar la caída de la ley de presupuesto si no se retiraba el párrafo referido a la apertura para la explotación petrolera de la reserva natural ANWR en Alaska. Anoche, pocas horas antes de la votación decisiva se eliminó el pasaje polémico.

"No habrá explotación petrolera en la reserva natural de Alaska", festejaba el representante republicano Charles Bass. Los medioambientalistas celebran una victoria parcial, pero no consideran que la batalla esté terminada. El Senado se había pronunciado en favor de la apertura de la reserva "Artic National Wildlife Refuge" (ANWR). Las fuerzas que impulsan esta medida pondrán todo su esfuerzo en imponer la cláusula en la discusión de la redacción final de la ley de presupuesto, que tiene ahora en sus manos la conferencia intercámaras del Congreso.

Los precios récord alcanzados por el petróleo en los pasados meses inspiraron a los industriales petroleros y la cúpula republicana a hacer un nuevo intento. Incorporaron la decisión sobre la exploración y explotación petrolera en Alaska a la ley de presupuesto, que no puede ser bloqueada por los demócratas como otros proyectos de ley.

El Senado aprobó su versión en favor de la nueva explotación petrolera en Alaska la semana pasada. De repetirse la votación en la Cámara de Representantes ya no habría posibilidad de revertir la apertura de la reserva a los campos petrolíferos.

Las grandes empresas petroleras alegan que los nuevos pozos en Alaska son una solución de largo plazo para los problemas de abastecimiento energético de Estados Unidos, al liberar el país, aseguran la dependencia de las importaciones.

"Demasiado tiempo han creído los estadunidenses que podrían disfrutar de petróleo y gasolina baratos, aun con menos capacidad de explotación y refinación. Los huracanes han demostrado que la ecuación no cierra", dijo el CEO de Chevron, David P´Reilly, ante el Congreso el miércoles.

Bush ha llevado la cuestión de la explotación petrolera en Alaska al nivel de una cuestión de seguridad nacional, que permitiría reducir la dependencia del petróleo árabe. El senador Ted Stevens, de Alaska, también favorece la apertura de la reserva. "Con cada mil millones que invertimos, creamos 12 mil puestos laborales", aseguró. "Por año perdemos 1.3 millones de empleos por el petróleo que importamos y no extraemos aquí".

La reserva ANWR se extiende sobre 77 mil kilómetros cuadrados, según estimaciones de la industria sobre unos 10 mil 400 millones de barriles extraíbles de petróleo en su subsuelo. En cinco o seis años se podría llegar a la extracción de alrededor de un millón de barriles diarios. Apenas una gota sobre una piedra caliente, según los defensores del medio ambiente. El estudio geológico más reciente del Departamento del Interior parte de una explotación de 750 mil barriles por día, no más de 4 por ciento del consumo estadunidense.

Sobre todo, los aborígenes de la etnia Gwich´in luchan contra los proyectos petroleros. Este pueblo, que vive desde hace siglos al norte del Círculo Polar Artico, considera sagrado ese territorio. "El sitio, en el que comienza la vida", lo denominan. Su supervivencia depende de una gran manada de caribús. Las vibraciones de los oleoductos podrían inducir a la manada a huir de la región. "El bienestar de los consorcios petroleros es puesto por encima de los derechos humanos de los Gwich´in, denuncia su portavoz, Luci Beach.

Los que defienden la explotación petrolera remiten a los caribús en la vecina Bahía de Prudhoe, donde se extrae petróleo desde 1977. Allí creció el número de animales de 5 mil a 31 mil. "Tal vez sean los oleoductos buenos para el instinto sexual de los caribús", opinó con sarcasmo The Wall Street Journal.

 
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